Publicado en Artículos/Estudios / Reflexiones/Crecimiento Espiritual / — Carlos / 2013-11-28 15:17:17 / 5045

¿De Qué Manera Invierte Su Vida?

La visita fue sorpresiva. Sobre el marco de la muerta se dibujaba, a contra luz, la silueta.

--Es hora de partir... Llegó el momento—

--Está bien, Señor...—Una respuesta que revelaba nostalgia en la voz. En cuestión de segundos toda la vida pasó por su mente como un largometraje en el que se unieron imágenes de la niñez, la adolescencia y la edad adulta. Miró junto a su cama. Allí estaba una maleta. “¿En qué momento empaqué mis cosas?”, pensó, y prefirió no formular esa pregunta a Jesús, que lo esperaba con una expresión de ternura en su rostro. De qué serviría, se preguntó, al razonar que se iría para no regresar jamás...

Y fue en ese instante que reflexionó en lo mucho que no había hecho en vida. Si bien es cierto no podía devolver el tiempo, lo embargó una profunda tristeza al recordar cuán poco había compartido con su esposa. Trabajo, siempre había trabajo y muy poco espacio para ella. Y los hijos, tan rápido pasaron los años que no se dio cuenta de que habían crecido sino hasta el día que uno de ellos se graduó de la universidad...

Pero algo más le inquietó. El debía rendir cuentas ante el Creador, y en parte estaba satisfecho. Y sus vecinos... ¿Qué pasaría cuando ellos debieran ir al tribunal de Cristo? El había argumentado tantas ocupaciones que jamás les compartió el evangelio. Y sus compañeros de trabajo ¿Irían a la eternidad con Dios? Lo más probable es que no, porque a ellos tampoco les predicó... y su familia próxima ¿Dónde iría al emprender el viaje sin retorno? De seguro a la oscuridad eterna porque tampoco les compartió las Buenas Nuevas de Jesucristo... Un nudo se hizo en su garganta... Definitivamente había malgastado mucho el tiempo, sus talentos y oportunidades...

--Es hora de partir... –le recordó el Señor Jesús con amor en sus palabras. Y comenzaron a caminar al más allá... Ya no había tiempo...

Es hora de realizar un inventario

¿Qué hacemos con cada instante de nuestra vida? El tiempo se escapa como agua entre las manos ¿Ha pensado en eso? Por mucho que nos afanemos, no podremos retroceder el tiempo. El minuto que avanzó, es imposible retrocederlo.

¿Ha meditado que a vuelta de pocos años se lamentará por los preciosos instantes que desperdició hoy? Esta es una realidad inexorable e inevitable.

Pero hay algo más complejo aún: en este mismo instante muchos, quizá decenas de personas, están partiendo a la eternidad. Lo grave es que la gran mayoría de quienes mueren, no aceptaron a Jesucristo como su único y suficiente  Salvador. Es decir, pasaron al más allá sin Cristo. Y si nos atenemos a lo que dicen las Escrituras, quienes fallecieron irán a la perdición eterna.

Pero la historia pudo ser diferente... Sólo bastaba que usted o yo dedicáramos más tiempo para compartir las Buenas Nuevas entre quienes no conocen la obra redentora de Jesús, el Hijo de Dios,

¿Cómo invierte sus talentos?

Cuando meditamos en este aspecto, no podemos menos que recordar la parábola de los talentos. Encontramos este pasaje en el evangelio de Mateo, capítulo 25, versículos del 14 al 30. El Señor Jesucristo hizo el paralelo: “Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos” (versículos 14 y 15).

Aquí encontramos dos aspectos fundamentales:

a.- Dios delegó autoridad y poder en sus siervos pata que invirtiesen los talentos.

b.- Dios conoce las aptitudes y potencialidades de toda persona. Tal vez usted no haya valorado sus capacidades, pero el Señor sí. El Sabe cuán lejos puede llegar usted en Sus manos.

Parte 1 Parte 2

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