Publicado en Estudios / Crecimiento Espiritual / — Carlos / 2014-08-10 21:14:23 / 8256

El Silencio de Dios

Isaías 50:10-11 dice lo siguiente: “¿Quién hay entre vosotros que tema a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios. He aquí que todos vosotros encendéis fuego, y os rodeáis de teas; andad a la luz de vuestro fuego, y de las teas que encendisteis. De mi mano os vendrá esto; en dolor seréis sepultados.”

Este es un pasaje conmovedor, donde vemos que Dios reprende a aquellos que en vez de confiar y depender de Él, buscaban salidas alternativas. Note el cuadro de la situación para entender la respuesta de Dios.

Esta palabra fue dada para aquel que andaba en tinieblas y carecía de luz. No se refiere al que anda en pecado sino aquel que es fiel a Dios y en algún momento de su vida atraviesa una etapa donde no se ve nada y todo parece rodeado de tinieblas, sin ninguna solución a la vista. Esta es una situación desesperante donde tenemos reales necesidades para que Dios las supla, y en cambio solo vemos a nuestro alrededor tinieblas y falta de luz. Caminamos cada día sin entender lo que está pasando, no tenemos luz de Dios para poder interpretar esta etapa difícil de la vida. Hemos orado y confiado en Dios, nos mantenemos fieles a Su Palabra, intercedemos con autoridad, Dios nos habla con palabras específicas de gran bendición, pero en la realidad…. ¡no sucede nada! ¿Le está sucediendo algo similar a esto actualmente, donde solo recibe de Dios un silencio que parece no terminar jamás, cuando necesita desesperadamente su gloriosa intervención? ¿Qué debemos hacer cuando solo el obrar de Dios puede salvarnos y recibimos de Él, a cambio, silencio?

Esta es una prueba bien difícil de atravesar por lo cual muchos, como dice el pasaje, comienzan a buscar soluciones y diversas salidas. La expresión “todo vosotros encendéis fuego, y os rodeáis de teas; andad a la luz de VUESTRO fuego…” refleja lo que muchos de nosotros hacemos ante esta situación: - -¡Señor, o haces algo tu o tendré que moverme yo! – Ya conocemos siempre como termina la historia: Fracaso, desilusión, decisiones equivocadas, que nos causan dolor y nos sepultan mortalmente.

La expresión popular “el que espera desespera” es necesario que aprendamos a borrarla de nuestro vocabulario espiritual, pues esa desesperación (es decir, decidir no esperar más y hacer algo) nunca nos puede conducir a algo productivo que glorifique al Señor ni a un final feliz. Sinceramente, esperar en los tiempos de silencio prolongado, es muy fácil de hablar pero bien difícil de atravesar, especialmente cuando enfrentamos situaciones desesperantes en lo económico, la salud, la familia, relaciones, el ministerio, etc.

Para atravesar ese proceso, se necesita la Gracia de Dios y la sustancia de la Palabra de Dios, que nos provee la fe necesaria (Romanos 10:17) para transformar lo aparentemente negativo en algo beneficioso.

¿Por qué Dios permite, en ciertas etapas de nuestro andar cristiano, que experimentemos largos tiempos de silencio? ¿Qué dice la Biblia acerca del silencio de Dios?

Vamos a ver algunos casos de aquellos que hicieron algo ante el silencio de Dios, para obtener una beneficiosa enseñanza para la vida cotidiana:

1. El Pueblo de Israel en el desierto

En Éxodo 32 nos encontramos en una situación especial donde Moisés estaba en la presencia de Dios por varios días y abajo en el campamento solo había silencio prolongado. Los días pasaban, la gente invertir horas y horas mirando hacia el monte a ver si veía bajar al hombre de Dios pero nada sucedía. Era un silencio abrumador, enloquecedor, irritante y desesperante. Es en ese contexto que el v.1 dice: “Viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte…” Había consenso en el pueblo de que ya no se podía esperar más. Unos a otros se decían: - Ya estoy cansado de esperar ¿y tú? – y el otro respondía: – Yo también estoy más que nervioso de tanto esperar. ¡Tenemos que hacer algo! – Toda esa atmósfera pesada, de falta de espera, llevo al pueblo a hablar con Aarón y decirle: “… y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto; no sabemos que le haya acontecido.” Luego de eso el pueblo de Dios construyó un becerro de oro para adorar. En este episodio, ¿Para qué sirvió el tiempo de silencio? Para revelar la idolatría y el corazón impuro del pueblo de Dios. Sirvió además para revelar falta de respeto y rebelión a una autoridad delegada de Dios.

¿En medio de este tiempo de silencio se ha dado cuenta lo que realmente hay en su corazón, que antes no lo sabía pero que necesita ser cambiado?

Parte 1 Parte 2 Parte 3

Copie y pegue en su muro de Facebook el siguiente enlace:

https://www.miiglesia.com/site/show-post.php/el-silencio-de-dios
Editar

Comentar

Enviar

clic para cerrar