Publicado en Artículos/Historias/Testimonios / Evangelizar/Reflexiones/Esperanza / — Carlos Mason / 2015-03-16 15:54:03 / 11329

¿Estamos Listos Para la Cosecha de Almas?

Le invito a leer el siguiente relato real que en mi caso personal me ha hecho replantear algunas cosas acerca de si como iglesia estamos realmente preparados para recibir la cosecha de almas. Léalo y que el Espíritu Santo pueda darle entendimiento de la dimensión del amor que Dios tiene por los perdidos, como lo dice Juan 3:16

Cosecha de Almas

Cuando dos lesbianas fueron a una iglesia a buscar problemas

“Vayamos a divertirnos un rato a ver cómo reaccionan”. Amy le dijo a su novia gay, a la cual no le gustaba mucho la idea de rodearse de cristianos.

“Vamos”, Amy le insistió,” conozco que siempre dicen “ven tal como estás” y quiero probar a ver si es verdad… especialmente con una gay”.

Amy había estado de novia en una relación lesbiana, desde hacía nueve años, y había roto esa relación debido a que no se sentía satisfecha en su interior. Ahora ella y Raquel habían comenzado a estar juntas cuando decidieron asistir a la iglesia ese domingo por la mañana.

“Vine con la misión de conmocionar a la gente”, Amy admitió. “Raquel y yo nos tomamos de la mano en frente de toda la gente y en vez de ver que se disgustaran o nos miraran avergonzados, la gente nos miraba a los ojos y nos trataban como personas normales. Debido a eso empezamos a ir a la iglesia todas las semanas. Siempre nos sentábamos cerca de la puerta, esperando ver si había alguna reacción de rechazo hacia nosotras. Cuando nos dimos cuenta que no pudimos “conmocionar” a la gente, no lo intentamos más y empezamos a aprender”

“No mucho después de esto Raquel y yo dejamos de vernos pero yo seguí viniendo a la iglesia porque estaba buscando algo”, dice Amy. “Definitivamente no estaba buscando cambiar. No era mi estilo de vida lesbiana el que quería que Dios cambiara pero me maravillé de saber que Dios podría responder mis anhelos más profundos. El problema era que no confiaba para nada en Dios”.

“Cuanto más escuchaba y aprendía sobre las enseñanzas de Jesús, más comenzaba a creer que Dios realmente me amaba. Escuchaba una y otra vez acerca de que yo era su obra maestra perfecta, y con el tiempo yo comencé a creerlo. Cuanto más creía que Dios podía ver en mi algo de valor, más yo confiaba en él”.

Con el tiempo Amy, de a poco, le abrió su corazón y sus luchas interiores al Señor.

“Me llevó varios años, pero a medida que me acercaba más y más a Cristo, él gentilmente me llevaba por caminos sorprendentes”, ella dijo. “Primero, me di cuenta que mi padre había tenido varias aventuras amorosas mientras yo crecía. Eso para mí fue un golpe tremendo. Jesús comenzó a mostrarme cómo las raíces de mis problemas sexuales estaban ligados a los de mi padre. Yo era como él, que utilizaba a la gente para encontrar bienestar, vida y amor lejos de Dios”.

Parte 1 Parte 2 Parte 3

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Tomado de: No se permite gente perfecta.
Escrito por: John Burke pastor de ’Gateway Church’ de Austin, Texas.
Traducido por: Ritchie Pugliese.
Revisado por: Carlos Mason.

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