Publicado en Estudios / Liderazgo / — Carlos / 2014-01-07 06:36:16 / 3240

Las Estrategias de Un Vencedor

A Raúl se le conoció como un estudiante dinámico, con muchas aptitudes para el ministerio pastoral. “Llegará a ser un gran evangelista”, solían decir desde los integrantes del grupo de alabanza, hasta las diaconisas que por mucho tiempo de vinculación a la iglesia habían visto surgir expositores bíblicos de renombre.

Era entusiasta, predicaba despacio y con un estilo inconfundible, y terminado el servicio religioso, se paraba en la puerta a saludar al mayor número posible de personas. “Es muy sencillo. Un verdadero ejemplo para los jóvenes”, aseguró el pastor de la congregación. Se le veía vocación y un deseo insaciable de aprender más y más de las Escrituras.

Pero las cosas dieron un sorprendente viraje. Pareciera que retrocedía. Menguó. No volvió a los cultos. Luego le veían los domingos, desde muy temprano en la mañana, jugando futbol. Prácticamente echó por la borda sus sueños de ministerio...

Hacen falta líderes

Los hechos demuestran que históricamente ha habido hombres y mujeres que comenzaron muy bien, con un futuro prometedor, con sueños, metas y grandes expectativas... pero terminaron mal. Tuvieron en sus manos la posibilidad de concluir exitosamente su existencia, pero se inclinaron por un camino diametralmente opuesto.

Pudieron ser decisiones erradas, malas compañías, inseguridad o actuar sin medir las consecuencias. Cualquiera que fuera la razón, sus vidas terminaron en fracaso...

Sin embargo no siempre tiene que ser así. Dios nos creó con las condiciones para ser vencedores. Podemos salir adelante, por encima de la adversidad. Este no es un privilegio de unos pocos. Bajo este convencimiento, vamos a analizar la vida de Uzías (conocido también como Azarías, “aquél a quien Dios sostiene”). Comenzó a gobernar a los 16 años –todavía un adolescente—, y gobernó por espacio de 52 años. Corría el año 805 antes de Cristo. Comenzó como un triunfador, pero terminó frustrado. A través de su historia, que podemos leer en el segundo libro de Crónicas, capítulo 26, versículos del 1 al 23, encontraremos las estrategias de un vencedor.

Un vencedor camina en integridad

La sociedad reclama hombres honestos, íntegros, que no sucumba ante la corrupción. Se requieren líderes que impacten a la sociedad y se conviertan en promotores y protagonistas del cambio. Humanamente no se puede lograr, pero sí con la ayuda del Señor. Así lo evidencian las Escrituras cuando dicen del rey Uzías: “E hizo lo recto ante los ojos de Jehová” (versículo 4 a).

Era un gobernante transparente, que regía todos sus pasos y decisiones por lo que manda la Palabra. Con personas así, que asumen sólidos principios bíblicos, y que los aplican en su forma de pensar y actuar, nuestra sociedad sería diferente...

Un vencedor está dispuesto a aprender

Cuando alguien cree que lo sabe todo, que no hay nada nuevo que aprender, comienza a retroceder. Un factor de estancamiento espiritual y de crecimiento personal, es la autosuficiencia. Pero acerca del rey Uzías dice la Biblia que: “...hizo lo recto... conforme a todas las cosas que había hecho Amasías su padre” (versículo 4 b).

La principal enseñanza la recibimos en nuestros hogares, de ahí la importancia de ofrecer buen ejemplo a nuestros hijos. Pero también en el día a día asimilamos cosas nuevas. Hay conocimientos que también aprendemos y asimilamos de nuestros semejantes...

Un vencedor busca a Dios en todos sus caminos

La mayoría de los líderes y personas que van siempre adelante, a quienes todo les marcha bien, coinciden en asegurar que el secreto de su éxito radica en buscar la dirección y el rostro de Dios en oración. Todo lo que emprenden, tiene un final exitoso. Son ganadores de tiempo completo.

Este hecho lo tenía claro el rey Uzías: “Y persistió en buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en visiones de Dios; y en estos días en que buscó a Jehová, él le prosperó” (versículo 5). Los versos siguientes relatan que peleó y venció a los árabes, amonitas y filisteos –sus acérrimos enemigos—y no solo los arrasó sino que los doblegó e hizo tributarios, es decir, que le tenían que pagar impuestos (Leer versículos del 6 al 8).

Un vencedor se fija metas claras

A quien no sabe qué es lo que quiere en la vida, cualquier camino le sirve porque generalmente jamás llegará a ninguna parte. Quienes sueñan y tienen aspiraciones en la vida, en un alto porcentaje por no decir que en la mayoría de los casos, alcanzan sus objetivos. Pero hay sinnúmero de fracasados que nunca hicieron nada, y por supuesto, no lograron algo.

En el caso del monarca israelita, las cosas fueron a otro precio. Se fijó objetivos claros y de acuerdo con el pasaje, llegó a tener solidez militar y logística, logró la expansión de la agricultura y durante su gobierno, se produjeron inventos que trajeron desarrollo. (Leer los versículos del 9 al 15).

Un vencedor no se deja embargar por el orgullo

¿Qué factor llevó al rey Uzías a la derrota y el fracaso? El orgullo. La misma causa que ha llevado a la caída a sinnúmero de pastores y líderes. “Más cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina; porque se rebeló contra Jehová su Dios, entrando en el templo de Jehová para quemar incienso en el altar del incienso” (versículo 16).

La Escritura relata además que este gobernante terminó su vida en derrota, apartado de Dios y con lepra...

¡Usted nació para vencer! Si depende del Señor, si le busca en todos sus caminos y conserva la humildad, puedo asegurarle sin temor a equivocarme, que llegará a ser aquello para lo que Dios le creó: ser un triunfador, alguien que supera los obstáculos y materializa sus sueños y metas... Hoy es el día.... ¡Comienza ya!

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