Publicado en Estudios/Artículos / Sexo / — Carlos / 2015-08-15 08:21:28 / 6663

Los Mitos de la Vida Sexual

Como matrimonios cristianos hemos sido llamados a disfrutar cada faceta de la vida conyugal, incluso la vida sexual. Eliminemos de nuestra mente aquellos mitos que pretenden desviarnos del plan matrimonial divino

Hacia una sana sexualidad matrimonial

En Génesis 2:25 leemos: “Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban”. Para que nos imaginemos el cuadro, estamos en el tiempo de la creación, donde Dios hizo todas las cosas y coronó a la creación con el hombre y la mujer.

Una vez que Dios creó al hombre y a la mujer, los unió y estipuló la vida matrimonial como algo valioso e importante de la vida. A partir de allí, el hombre y la mujer podrían caminar juntos y disfrutar de toda clase de intimidad, incluso de intimidad sexual.

La frase “estaban ambos desnudos…y no se avergonzaban” da la idea de la aprobación de Dios de la vida íntima sexual. No hay lugar para la vergüenza en la intimidad sexual cuando se la disfruta dentro de los límites establecidos por Dios, que es el matrimonio.

La intimidad sexual matrimonial fue destinada a ejercerse no solo para la procreación, sino también para el deleite y la unión mutua conyugal.

Si los cónyuges no disfrutan de una vida sexual sana y gratificante dentro del matrimonio, esto puede dar lugar a serias divisiones, disputas e incluso la separación del matrimonio. Cuando uno o ambos cónyuges no lograron descubrir las claves ni los secretos de una vida sexual sana y gratificante, la intimidad sexual puede llegar a convertirse en un verdadero infierno.

Al hablar con algunos hijos de padres con problemas sexuales, ellos nos decían: “La puerta del dormitorio estaba cerrada, pero en la noche nos torturaba escuchar que discutían por el sexo”. Es lamentable que el dormitorio se transforme en un campo de luchas y riñas cuando en realidad debería ser un lugar de paz, regocijo y deleite.

Para evitar esta y otras consecuencias, es necesario hablar brevemente de ciertos mitos que existen sobre la vida sexual, aún dentro de los círculos cristianos, los cuales debemos eliminar si deseamos experimentar una sana sexualidad matrimonial:

Mito Nº 1: La figura

Existe lo que yo llamo “la escuela de la calle”, la cual pretende mostrar el modelo para una buena sexualidad. Cabe destacar que ese modelo está fundado en la bajeza humana y no en los principios divinos. La buena figura, ya sea musculosa en el varón o voluptuosa en la mujer, no garantiza en absoluto una “mejor vida sexual”.

Además, el problema que surge del modelo del mundo es que cuando la mujer con algunos kilos de más o cierta adiposidad se mira al espejo, automáticamente, se compara con ese “modelo”. Eso echa abajo su autoestima y pone en ella pensamientos engañosos. Entonces empieza a pensar que no es atractiva para su esposo, que como mujer es un fracaso y que es imposible que en ese estado pueda disfrutar de una buena sexualidad con su marido. Está comprobado que unos kilos de más o cierta adiposidad no son impedimentos para disfrutar de una sana sexualidad matrimonial.

Mito Nº 2: La edad

Generalmente, se asocia la vitalidad sexual solo para los años de juventud, con la idea de que cuando uno “es viejo” ya no puede disfrutar de una sana sexualidad con su cónyuge. Hasta nos parece vergonzoso pensar que las personas de edad todavía disfrutan de una intimidad sexual. El sexo no tiene edad y forma parte de toda vida matrimonial saludable. Existen muchas mujeres piadosas que se quejan de sus maridos, porque “a su edad” todavía quieren seguir disfrutando de la intimidad sexual. Otras, consideran que ya no tienen “edad” para satisfacer sexualmente a su marido y se anulan sexualmente. Otras consideran a su marido que ya está viejo “para eso”, y esa falsa idea puede dar lugar a que ese hombre vaya a buscar afuera lo que debería tener dentro de su casa y con su esposa.

Mito Nº 3: El tamaño

Por todos los medios somos saturados por el tamaño grande de las cosas, incluso en el área sexual. La escuela de la calle o “pornografía” ha corrompido la mente de la gente al mostrar imágenes de hombres con miembros viriles grandes y mujeres con senos y traseros prominentes, como parámetro de un hombre “macho” o viril y una mujer “apasionada”. Dios ha diseñado a cada uno con una figura única y características distintivas, de tal manera que cada hombre y cada mujer pueda encontrar a su pareja y ser sexualmente felices con las características distintivas de cada uno. Es necesario que extirpemos de nuestra mente lo que la escuela de la calle nos quiere inculcar, porque la meta del enemigo es hacernos caer en comparaciones y sentimientos de inferioridad y, asimismo, poner en nosotros la necesidad de buscar experiencias sexuales extramatrimoniales con el modelo de hombre y mujer que nos muestra el mundo.

Mito Nº 4: La experiencia previa

Las cosas han cambiado mucho en este mundo. Antes un joven conocía a una muchacha y primero se hacían amigos. Luego se gustaban y comenzaban una relación de noviazgo en un marco de pureza y respeto sexual. Más adelante se comprometían, luego se casaban y recién allí comenzaban a practicar la vida sexual. ¡Hoy se comienza directamente por la práctica sexual y se considera que es bueno y necesario “para ver si la relación funciona”! En la actualidad, la sociedad se burla de aquellos que no han tenido experiencia previa.

La experiencia previa sexual deja marcadas a las personas para toda la vida a menos que intervenga Cristo y borre las imágenes vistas y las sensaciones vividas, que en gran medida son causantes de problemas entre los cónyuges. Muchos hombres insatisfechos le dicen enojados a su esposa: “Con ella era diferente. Ella sí me hacía disfrutar”. O las mujeres le dicen despechadas a su marido: “Él era menos egoísta que tú”.

La experiencia previa no garantiza una sana sexualidad matrimonial. Si no lo cree, ¡mire a su alrededor y observe cuántas personas frustradas sexualmente caminan por este mundo!

Como matrimonios cristianos hemos sido llamados a disfrutar cada faceta de la vida conyugal, incluso la vida sexual. Eliminemos de nuestra mente aquellos mitos que pretenden desviarnos del plan matrimonial divino… ¡y disfrutemos de la vida sexual conyugal como Dios manda!

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