Publicado en Artículos / Crecimiento Espiritual / — Carlos / 2013-11-07 17:58:26 / 8580

Edificando Para la Gloria de Dios

La vida cristiana es una vida caracterizada por la edificación. Hemos sido rescatados del reino de tinieblas donde el diablo se especializaba en “hurtar, matar y destruir” (Juan 10:10b). Ahora en cambio, tomados de la mano del Señor y por el poder de su Santo Espíritu, podamos edificar y reconstruir todo lo que fue destruido en nuestra vida por causa del pecado y vivir lejos de Dios.

El Señor nos ha rescatado con un propósito definido: Edificar para la Gloria de Dios. Cada cosa que emprendamos, hagamos, vivamos debe estar dentro de ese propósito divino. 1 Corintios 10:31 nos dice: “Si pues, coméis o bebéis, o haced otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios”. El pasaje nos dice que debemos “hacer”, es decir edificar, para la gloria de Dios. Edificar con la intención de buscar cualquier otra gloria significa edificar sin el favor del Señor.

1 Pedro 1:24-25 nos recuerda algo importante: “Toda carne es como hierba, y toda gloria del hombre como flor de hierba. La hierba se seca, y la flor se cae”. Ya sea en nuestra vida personal, familiar, el trabajo, los negocios o el ministerio hemos sido llamados a edificar para la gloria de Dios y nunca para nuestra propia gloria. Muchas veces decimos que estamos haciendo o emprendiendo algo “para la gloria de Dios” cuando en realidad lo que estamos haciendo es edificar algo para gratificar nuestro ego no quebrantado.

Edificamos con una mixtura desagradable a los ojos de Dios. En Números 11 encontramos el relato de la torre de Babel, que fue edificada para que los constructores tuvieran un nombre y se hicieran famosos. Fue un proyecto con “olor” a gloria humana y vemos como intervino el Señor para detener la obra. Esto nos enseña que lo que no edificamos para la gloria de Dios quedará a medio camino, pues Dios no bendecirá algo donde él no sea totalmente glorificado, aunque digamos que es “en su nombre”.

Aún como cristianos muchas veces nuestras intenciones están mezcladas con nuestra propia carnalidad vanagloriosa. Le pedimos a Dios que nos prospere y perdemos de vista que si el Señor lo hace no es principalmente para que yo sea bendecido sino para bendecir Su Nombre e invertir en su Reino. Esto puede suceder en cualquier área de la vida donde deseamos edificar y avanzar.

Estoy seguro que tanto usted como yo queremos edificar para la gloria del Señor. Es por eso que quiero compartirle a continuación una serie de puntos importantes para que usted, en todo lo que emprenda, pueda darle la gloria absoluta al Señor. Preste atención a los siguientes pasos y vaya haciendo una evaluación de su propia vida, pero antes de eso, la primera cosa que debemos entender es conocer el proceso de la edificación. La Palabra de Dios habla mucho y bien sobre el tema. 1 Corintios 3:10 dice: “Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire como sobreedifica”

El proceso de edificación consta de tres pasos:
a) Poner el fundamento;
b) Edificar sobre el fundamento;
c) Sobreedificar sobre el fundamento.

Con esto en mente podemos pasar al primer punto:

Parte 1 Parte 2 Parte 3 Parte 4

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