Publicado en Estudios / Crecimiento Espiritual / — Carlos / 2013-11-07 17:55:16 / 5905

El Crecimiento Cristiano Se Logra Día a Día

(3: Continuación)

El mundo espera que demostremos la fe

En algo que quizá fallamos con frecuencia. Es en volver la espalda a Dios cuando las tormentas arrecian en nuestra existencia. Si en algo es necesario que haya convencimiento, es en el hecho de que hemos creído en un Dios que todo lo puede, en un Dios de milagros.

En parte tenía razón el amigo cuando le dijo a Job:”¿No deberías confiar en que temas a Dios y en que tu conducta es intachable?”(versículo 6).

Cuando las tormentas son más difíciles, es cuando más debemos asirnos de la mano del Señor Jesucristo. El es nuestra tabla de salvación cuando naufragamos en el mar de las dificultades.

No todas las crisis obedecen al pecado

Es previsible que las personas que nos rodean, e incluso hermanos en la fe de nuestras congregaciones, asocien una crisis personal con el pecado. En ese aspecto se asemejan a Elifaz cuando le dijo a Job “Ponte a pensar ¿Quién que sea inocente ha perecido?¿Cuándo se ha destruido a la gente íntegra? La experiencia me ha enseñado que los que siembran maldad cosechan desventura”(versículos 7 y 8).

¡Otro gran error!. No siempre los problemas son el producto de la maldad o el pecado en que incurrimos. Hay hechos circunstanciales que llegan a nuestra vida y son pruebas, tras las cuales nos fortalecemos como cristianos y como personas.

Lo más fácil es juzgar. Señalar. Decirle a alguien que está en serias dificultades por su propia culpa. En adelante es una actitud de la que debe cuidarse. No debemos ni tenemos prerrogativas para extender un señalamiento a alguien. Y usted, en particular, no se deje condicionar por el qué dirán ni lo que han dicho.

--No quiero volver a la congregación. Caí en pecado y aunque estoy arrepentido y con ganas de caminar de nuevo con el Señor Jesús, me hacen sentir mal quienes me miran y murmuran. No creo que sea conveniente congregarme—me confesó alguna vez un creyente que cayó en inmoralidad sexual.

Prestar oídos a los demás, le estaba cerrando las puertas del reino del cielo. Es algo en lo que no debemos caer.

Es hora de reemprender el camino

Si usted es un cristiano en crisis, le animo a no dejarse vencer por las adversidades. Es hora de revisar dónde estuvo la falla, volver la mirada a Jesucristo y reemprender el camino. Esa es la actitud de un vencedor. Jamás olvide que como cristianos, crecemos cada día. Es un proceso. Y estamos llamados a vencer.

Tal vez le falta algo

No puedo concluir sin invitarle a tomar la decisión más importante de su vida. Quizá no lo ha hecho. Es aceptar a Jesucristo como Señor y Salvador personal. Hacerlo es fácil. Basta repetir conmigo esta oración, incluso frente a su computador. Diga: “Señor Jesús, reconozco mis pecados y la imposibilidad de cambiar por mis propias fuerzas. Te pido que entres en mi corazón y hagas de mi la persona que tú quieres que yo sea. Amén”.

Si repitió conmigo la oración, le felicito. Ahora siguen tres sugerencias. La primera, que asuma el hábito de hablar cada día con Dios mediante la oración. La segunda, que lea la voluntad divina en la Palabra, es decir, en la Biblia. Y la tercera, que comience a congregarse en una iglesia cristiana.

Parte 1 Parte 2 Parte 3

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