Publicado en Estudios/Artículos / Crecimiento Espiritual / — Carlos / 2013-11-28 08:10:35 / 5411

El Toque del Señor en Nuestras Vidas Hoy

Marcos 8:22-26 dice:
“Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase. Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. El, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan. Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos…”

Este impactante relato nos muestra una circunstancia especial donde le trajeron un ciego a Jesús, para que fuese sanado. La secuencia de éste relato tiene para nosotros hoy varias lecciones prácticas para poder comprender el “toque” de Dios en nuestras vidas, para poder entender lo que el Señor está haciendo, por Su Espíritu, en nuestras vidas hoy.

En el v. 22 leemos que aparece en la escena “un ciego”, un hombre común y corriente del cual no se sabe su nombre, ni reputación social. Lo único que se sabía de él era que estaba en gran necesidad. Su problema no era algo sencillo sino muy complicado, sin salida natural.

Si bien es terrible padecer de la vista, existe algo mucho peor que no tener visión natural: No tener la visión espiritual para poder conocer y comprender el plan bendecido que Dios tiene para nuestras vidas. En 2 Corintios 4:4 encontramos que allí dice que el diablo ha cegado el entendimiento de la gente para que no conozcan ni descubran el Evangelio poderoso de Jesucristo; en 1 Juan 2:11 leemos que el que anda en tinieblas, no sabe adónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos. Podemos tener una excelente vista natural pero aun así, ser ciegos e incapacitados de poder ver el glorioso plan que Dios ha trazado para todo aquél que en él cree (Juan 3:16).

Sigue diciendo el mismo versículo: “le rogaron que le tocase”. Un toque del Señor significa experimentar personalmente el impacto del poder de Dios para sacarnos de una condición no deseada y llevarnos a un lugar mejor. Cuando vinimos a los pies de Cristo, estábamos ciegos, sin conocer el toque de la salvación de Dios, hasta que nos arrepentimos y nacimos de nuevo espiritualmente. Este fue el toque inicial de Dios sobre nuestras vidas, pero no el último. Un toque de Dios puede cambiar nuestra situación; un toque de Dios puede hacer lo que ningún otro puede hacer. Eso lo sabía muy bien el ciego, por eso buscaba a Jesús.

En el v. 23 dice “Entonces tocando la mano del ciego” La mano de Jesús es diferente a cualquier “mano” que otros nos quieran dar. Mucha gente pretende ayudarnos y pueden hacerlo hasta un límite, pero sólo Dios tiene todo poder para darnos la mano que realmente necesitamos. La mano de Dios es creativa y transformadora de circunstancias y situaciones. En 1 Crónicas 29:12 leemos “en tu mano está la fuerza y el poder…”; en Esdras 8:22 leemos que “la mano de nuestro Dios es para bien sobre todos los que le buscan…” La mano de Dios se extiende no sólo para sanarnos sino también para llevarnos, guiarnos a una nueva manera de vivir, diferente a todo lo que hemos vivido hasta la fecha.

Sigue diciendo el mismo versículo “(Jesús) le sacó fuera (al ciego) de la aldea” ¿Por qué hizo Jesús esto? Parece algo intrascendente, pero en realidad lo que hizo el Señor fue sacarlo del medio ambiente negativo, imposibilitado, acostumbrado al fracaso y la derrota donde el ciego vivió toda su vida para llevarlo del lado del toque bendecido de Dios. Existen muchos cristianos que todavía viven en la “aldea” de la derrota, fracaso, imposibilidad y carecen de la vista espiritual suficiente para ver que hay un mundo mejor con Cristo y una tierra llena de bendiciones para poseer por la fe. Se necesita un verdadero toque del Señor para dejar de vivir en la “aldea” espiritual y comenzar a ver el mundo lleno de posibilidades que tenemos en Dios.

Parte 1 Parte 2

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