Publicado en Estudios/Artículos / Crecimiento Espiritual / — Carlos / 2013-12-09 18:31:17 / 11016

La Conquista Imposible

Los métodos de Dios son altamente eficaces y solo los valientes que los ejecutan se llevan la bendición. Para conquistar en Dios debemos trazar una estrategia espiritual sino fracasaremos en nuestro intento.

(2: Continuación)

Luego de realizar los pasos “D: (decisivos) para obtener la victoria, se debe comenzar a desarrollar la estrategia espiritual.

El capítulo 6 de Josué nos provee rica información para llevarla a la práctica. Si al pueblo de Dios en aquel entonces le dio resultado, Dios es poderoso para que también funcione para nosotros, que somos su pueblo en el presente. ¿Cuáles son las cosas que debe tener en cuenta un conquistador de Dios?

A) Conocer quién es Dios (Josué 5:13-14) ¿Cómo conozco al Señor? Por estar donde él está. Para eso debo buscarlo con ahínco. Él habita en el lugar santo. Debemos estar donde Dios esta. Él habita en su casa y es por eso que no debemos dejar de congregarnos y ser parte de una iglesia local específica donde recibir el alimento balanceado espiritual. Otro lugar santo es cuando a solas hablo con Él en oración diaria. También, un lugar santo es cuando estoy leyendo y meditando su Palabra. Al tener una mayor intimidad con Dios, mas sabré quien es Él ¡y qué clase de Conquistador Él es!

B) Tener una palabra de Dios (Josué 6:2) Dice el pasaje “Mas Jehová dijo” ¿Qué es lo que dice Dios?. Dios nos ha hablado al darnos promesas específicas. Cuando Dios habla es porque quiere obrar. Él nos ha dado preciosas y grandísimas promesas para que seamos, al recibirlas, participantes de su naturaleza divina (2 Pedro 1:4). Todo lo que Dios promete en su palabra es para usted y para mí, para todo el pueblo de Dios. Los hombres prometemos y no cumplimos, pero el Señor cumple pues Él es la verdad (Juan 14:6).

C) Rodear el lugar (Josué 6:3) Según el diccionario “rodear” es andar alrededor. Rodear es una estrategia de guerra para cercar al enemigo y hacer que este se rinda. Aún ciertos insectos (por ejemplo las arañas) van tejiendo lentamente alrededor de su presa una telaraña inmovilizadora para devorarla.
En 1 Pedro 5:8 aprendemos de algo negativo una lección positiva. Allí dice que el diablo anda como león rugiente alrededor buscando a quien devorar (conquistar). Definitivamente el diablo es un tramposo y siempre trata de falsificar lo genuino de Dios. El principio de rodear es de Dios, pero el diablo se lo ha robado para hacer de las suyas.
Nosotros debemos rodear el lugar a conquistar con oración, cubriéndolo con la sangre preciosa de Cristo, formar un vallado espiritual. La palabra rodear implica también caminar. En Josué 1:3 dice que “todo lugar que pisare la planta de vuestro pie”. Lucas 10:19 dice que Jesús dio a sus discípulos autoridad para hollar, que significa pisotear. Cuando uno camina, pisa el lugar donde va. Cuando uno rodea, va caminando. ¿Entiende la secuencia?

D) Perseverar (Josué 6:3) Allí dice que debían hacer la estrategia espiritual por “seis días”. La estrategia no sería inmediata sino que había que ejercitar la paciencia y perseverancia. A veces queremos las cosas para “ahora mismo” cuando lo que nos dice Dios ¡es que ahora mismo tengamos paciencia! Alguien dijo con razón “la voluntad de Dios es despacio y más despacio”. Si entendemos esto ejercitaremos la perseverancia para entrar en el ritmo de bendición de Dios.

E) Alabanza perfeccionada (Josué 6:4) La bocina era un instrumento utilizado para alabar a Dios. Las “siete bocinas” nos hablan de una alabanza perfecta, ya que el número siete en la Biblia significa perfección. Una cosa es cantar y otra muy diferente es entrar en la dimensión espiritual de la alabanza que toca el trono de Dios y sacude el poder de las tinieblas. Alabar implica exaltar al Dios verdadero sobre todo otro dios, reconocer que solamente él es Dios, Todopoderoso y Eterno. La alabanza sube a la presencia de Dios como olor fragante y a la vez es una bomba que explota en campo del enemigo.

F) Alabanza prolongada (Josué 6:5) Debemos ser sensibles a la presencia del Espíritu Santo para alabar al Señor. Hay iglesias que cantan dos o tres coros y dicen: - y ahora hermanos, el momento más importante de la reunión -, haciendo mención de la predicación que viene a continuación. La alabanza no es un relleno para “lo mejor que viene luego” sino que es algo vital para la vida congregacional e individual. No solo es cuestión de cantar por cantar sino meterse en el rio de Dios para que fluyan de nuestro interior los ríos de agua viva en forma de alabanza. Cuando alabe a Dios no mire el reloj, someta su tiempo al Señor y deje que él lo administre mejor para Su gloria.

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