Publicado en Artículos/Estudios / Vida Cristiana / — Carlos / 2014-08-10 21:08:41 / 12179

La Navidad: Los Verdaderos Orígenes de Una Festividad Popular

Jesucristo dice que aquellos que adoran a Dios deben adorarlo “en espíritu y en verdad” (Juan 4:24). ¿Están sus creencias y su forma de adorar a Dios fundamentadas en la verdad bíblica o en fábulas antiguas?

¿Qué tienen que ver con el nacimiento de Jesucristo los pinos verdes, los venados, el muérdago y tantas otras tradiciones navideñas? ¿Habrá nacido Jesús realmente un 25 de diciembre? ¡Usted necesita enterarse de la verdadera historia de la Navidad!

La Navidad -- Los Verdaderos Orígenes

Ya están preparándose las decoraciones, las fiestas y la compra de regalos. Muy pronto, muchas personas en todo el mundo estarán nuevamente celebrando la Navidad.

La Navidad se asocia, más que ninguna otra festividad religiosa, con el nombre de Jesucristo. El término Navidad significa “natividad” y se refiere al nacimiento de Jesús. En inglés, el vocablo equivalente es Christmas y quiere decir “la misa de Cristo”, que fue instituida por la Iglesia Católica y luego adoptada por muchas iglesias protestantes.

Sin embargo, es curioso que en la Biblia no se dé ninguna indicación de que los apóstoles o los primeros cristianos hayan celebrado la Navidad. La historia nos muestra que esta festividad no comenzó a celebrarse hasta cientos de años después de la época de Jesucristo, y mucho después de la era apostólica.

Más extrañas aún son las asombrosas circunstancias que condujeron a la celebración de la Navidad, y los variados aspectos de la observancia moderna de ésta —incluso la fecha del 25 de diciembre— que no tienen ninguna relación con el nacimiento de Jesús, pero sí mucho que ver con antiguas religiones anteriores al cristianismo.

Lo que afirma la Nueva Enciclopedia Católica

De hecho, la New Catholic Encyclopedia (“Nueva Enciclopedia Católica”) contiene interesantes revelaciones respecto a los orígenes de esta celebración. Esta fuente de información menciona cuán improbable es que el nacimiento de Jesús haya sido un 25 de diciembre y también explica la razón por la que se eligió tal fecha.

“¿Por qué, entonces, se escogieron las fechas del 25 de diciembre y del 6 de enero para conmemorar el nacimiento del Señor? Existen varias teorías que intentan explicarlo. Algunos creían sinceramente que Cristo había nacido un 25 de diciembre y trataron de probarlo basándose en la concepción de San Juan Bautista. Sin ninguna prueba, dieron por sentado que Zacarías era el sumo sacerdote y que el Día de Expiación había caído en un 24 de septiembre; por lo tanto, Juan debió haber nacido el 24 de junio y Cristo seis meses más tarde, es decir, el 25 de diciembre. Actualmente, esta teoría se considera absolutamente insostenible”.

La misma fuente de información continúa: “L. Duchesne sugirió que la fecha de la Navidad había sido determinada por el día tradicional de la crucifixión, es decir, el 25 de marzo. Si murió en ese día, tendría que haber sido concebido también en esa fecha y, por consiguiente, debió haber nacido nueve meses más tarde, el 25 de diciembre. Recientemente, H. Engberding ha intentado defender una teoría similar, pero sin ningún éxito.

”De acuerdo con la hipótesis propuesta por H. Usener y ampliada por B. Botte, y aceptada ahora por la mayoría de los eruditos, al nacimiento de Cristo se le asignó la fecha del solsticio de invierno, porque en ese día, cuando el sol comenzaba su retorno a los cielos del norte, los adoradores paganos de Mitra celebraban el nacimiento del sol invencible.

”La Navidad se originó en una época en que el culto al sol era particularmente intenso en Roma. Esta teoría encuentra apoyo en algunos de los padres de la iglesia, que comparaban el nacimiento de Cristo con el solsticio de invierno. Aun cuando la sustitución del festival pagano por la Navidad no puede ser comprobada con certeza, sigue siendo la explicación más plausible” (1967, 3:656, énfasis agregado en todo el artículo).

Según esta enciclopedia, los argumentos que defienden el nacimiento de Jesús en un 25 de diciembre son simplemente inverosímiles (ver el recuadro “Las pruebas bíblicas demuestran que Jesucristo no nació un 25 de diciembre”, (p. 5)). Al mismo tiempo, reconoce que esta fecha fue escogida debido a las festividades populares que ya existían en honor de Mitra, antiguo dios del sol, y que celebraban el solsticio de invierno.

Los antiguos orígenes de la Navidad

En una enciclopedia ilustrada sobre mitología y religión, llamada Man, Myth & Magic (“El hombre, los mitos y la magia”), descubrimos un verdadero tesoro de material investigativo respecto al origen y a la historia de la Navidad.

“La Navidad debe su origen a dos antiguos festivales paganos, la gran fiesta escandinava del leño sagrado y las saturnales romanas. [La temporada] desde el Advenimiento, que empieza el 30 de noviembre o el domingo más próximo a esta fecha, hasta la Misa de las Velas, el 2 de febrero, estaba lo bastante cerca del solsticio de invierno como para que adquiriera muchas de las características de la ceremonia nórdica: el leño sagrado, las decoraciones siempre verdes de las casas e iglesias, y aun la fiesta misma de Navidad. Todos estos elementos se combinaron con las saturnales de los romanos para formar las bases del festival cristiano primitivo.

”Durante las saturnales, los ricos hacían regalos a los pobres en honor a la edad dorada de la libertad cuando Saturno gobernaba el mundo conocido, y a los esclavos se les permitía intercambiar papeles y vestuario con sus señores. Llegaban incluso a elegir su propio rey falso, quien reinaba como un déspota durante el festival. Las saturnales incluían las más desenfrenadas orgías y era un festival digno del mismo dios Pan.

”Naturalmente, este festival fue fuertemente censurado por la Iglesia primitiva, y a pesar de que Cristo y los santos sustituyeron gradualmente a las deidades paganas, por mucho tiempo era considerado como absolutamente incompatible con el ideal cristiano. Sin embargo, el festival ya estaba demasiado arraigado en el gusto popular como para abolirlo, y la Iglesia [Católica] finalmente le concedió el reconocimiento necesario, convencida que si la Navidad no podía ser suprimida, debía ser preservada en honor del Dios cristiano” (1995, 3:418).

¿Alcanza usted a captar lo que acaba de leer? Ya vimos anteriormente que la fecha del 25 de diciembre para la Navidad se originó en ciertos festivales no cristianos de la antigüedad. Aquí vemos que continuaron las mismas celebraciones paganas antiguas en honor de otros dioses, y la Iglesia Católica simplemente rebautizó las festividades y costumbres y ¡las declaró cristianas!

Prohibida por su carácter pagano

La enciclopedia El hombre, los mitos y la magia revela mucho más sobre la extraña historia de la Navidad después de que la principal corriente del cristianismo adoptara las antiguas celebraciones paganas:

“Cuando a este festival se le confirió una base cristiana, se estableció por completo en Europa sin alterar muchos de sus elementos paganos. No fue hasta el siglo IV que el 25 de diciembre fue decretado oficialmente como el día del nacimiento de Jesucristo, y pasaron otros 500 años antes de que el término ‘fiesta de mediados de invierno’ fuera reemplazado por la palabra Navidad.

”Aun entonces, en el continente esta celebración continuó evidenciando muchos de los aspectos heredados de las saturnales. La Fiesta de los Necios, en particular, era una desenfrenada orgía que recordaba el pasado pagano. Cuando los normandos invadieron Inglaterra en el año 1066, introdujeron un maestro de ceremonias a la celebración navideña en ese país. Conocido como el Señor del Desorden, tenía un equivalente en Escocia llamado el Abad de la Insensatez.

”... Los descarados rasgos paganos que formaban parte de la Navidad habían provocado una crítica continua de los protestantes conservadores, pero tal festividad no se vio afectada por las creencias de éstos hasta que los puritanos subieron al poder en el siglo XVII. La Navidad fue atacada por ser ‘el festival de los antiguos paganos en honor a su dios Saturno’, y se prohibieron los villancicos. Finalmente, en 1644 el 25 de diciembre fue proclamado como un día de ayuno. La nueva ordenanza fue impuesta por el ejército, que invertía gran parte de su tiempo arrancando las ramas verdes que los alegres ‘paganos’ colgaban en sus puertas.

”En Escocia la prohibición fue impuesta con gran rigurosidad. Esta actitud anti navideña se hacía sentir también en los territorios puritanos de América del Norte. En Boston, la Iglesia estableció servicios especiales para la Navidad durante los años 1690-1700, pero muchas autoridades civiles se opusieron rotundamente a esta medida. Y no fue hasta cerca de 150 años más tarde que la Navidad llegó a convertirse en un día festivo legal en los Estados Unidos. Esto ocurrió... en 1836” (pp. 418-419).

Es cierto que la Navidad ha sido aceptada durante siglos en casi todo el mundo. Actualmente es tan popular —sin mencionar su relevancia comercial— que es casi inconcebible imaginar que ¡en cierto momento hubiera sido proscrita debido a sus asociaciones y prácticas paganas!

Una antigua celebración de natividad

El renombrado antropólogo y erudito británico Sir James Frazer escribió una obra clásica sobre las prácticas y mitos religiosos de la antigüedad; se titula The Golden Bough (“La rama dorada”). Sus hallazgos respecto a los antiguos orígenes de las prácticas y costumbres navideñas son muy reveladores:

“... No cabe duda alguna de que la religión mitraica [la adoración de Mitra, el dios persa del sol que gozaba de gran popularidad en el Imperio Romano] se convirtió en un formidable rival del cristianismo, porque combinaba un solemne ritual con pretensiones de pureza moral y con esperanzas de inmortalidad. De hecho, el [desenlace del] conflicto entre las dos religiones parece haber estado en juego por algún tiempo. Un vestigio revelador de esta larga batalla se ha preservado en nuestra fiesta de la Navidad, la cual parece haber sido tomada por la Iglesia [Católica] directamente de su rival pagano.

”En el calendario juliano, el 25 de diciembre recordaba el solsticio de invierno y era considerado como el día del nacimiento del sol, porque a partir de ese momento crucial los días comenzaban a alargarse y aumentaba la fuerza del sol. El rito de la natividad, según se celebraba en Siria y Egipto, era asombroso. Los festejantes se retiraban a ciertas capillas interiores, desde las cuales, al llegar la medianoche, gritaban a gran voz: ‘¡La virgen ha dado a luz! ¡La luz está aumentando!’

”Los egipcios llegaron a representar al sol recién nacido mediante la imagen de un niño que en su cumpleaños, es decir en el solsticio de invierno, traían y exhibían a sus adoradores. Sin duda alguna, la virgen que había concebido y dado a luz un hijo el 25 de diciembre era la gran diosa oriental [es decir, del Oriente Próximo] a quien los semitas llamaban la Virgen Celestial o simplemente la Diosa Celestial; en los territorios semíticos, ella era una variación de Astarté.

”Para sus adoradores, Mitra era comúnmente identificado como el Sol, el Sol Invicto, como lo llamaban; por lo tanto, su nacimiento también caía el 25 de diciembre. En la Biblia no se menciona nada sobre el día en que nació Jesús, y como consecuencia, la Iglesia primitiva no lo celebró.

”Sin embargo, con el tiempo los cristianos de Egipto llegaron a considerar el 6 de enero como la fecha de la Navidad y la costumbre de conmemorar el nacimiento del Salvador en ese día se extendió hasta que en el siglo IV ya había sido universalmente establecida en el oriente.

”Pero a fines del siglo III y a principios del siglo IV, la Iglesia [Católica] de Occidente, que nunca había reconocido el 6 de enero como el día de la Navidad, adoptó el 25 de diciembre como la fecha oficial, y con el tiempo esa decisión fue aceptada también por la Iglesia de Oriente. En Antioquía este cambio no fue introducido hasta el año 375 d.C.” (1993, p. 358).

Sir James Frazer rastreó las costumbres y prácticas navideñas a lo largo de la antigüedad y llegó a una conclusión inevitable: la Navidad no es más que un vestigio del culto al dios pagano que los persas y los romanos conocían como Mitra o Mitras, pero rebautizado con un nombre cristiano.

Festival pagano con nombre nuevo

¿Por qué la Iglesia Católica primitiva adoptó y cambió el nombre de esta antigua celebración pagana? El historiador Frazer lo explica así:

“¿Qué motivó a las autoridades eclesiásticas a instituir el festival de la Navidad? La razón detrás de esta innovación es expuesta con toda franqueza por un escritor sirio de religión cristiana. ‘La razón —nos dice— de que los padres hayan transferido la celebración del 6 de enero al 25 de diciembre es la siguiente: era costumbre de los paganos el celebrar en el mismo día 25 de diciembre el nacimiento del sol, para lo cual encendían luces como símbolo de la festividad.

”Los cristianos también participaban en estas solemnidades y festividades. Por consiguiente, cuando los doctores de la Iglesia [Católica] percibieron que los cristianos se sentían atraídos por este festival, se reunieron y resolvieron que la verdadera Natividad debía celebrarse en ese día, y la fiesta de la Epifanía el 6 de enero. Como resultado, junto con esta costumbre ha prevalecido la práctica de encender fuegos hasta el 6 [de enero]’.

”El origen pagano de la Navidad fue claramente sugerido, por no decir reconocido implícitamente, por San Agustín cuando exhortó a sus hermanos cristianos a no celebrar ese solemne día como los paganos que adoraban al sol, sino en honor de aquel que hizo el sol. De manera similar, [el papa] León el Grande censuró la peligrosa creencia de que la Navidad fuera venerada por el nacimiento del nuevo sol, como se le llamaba, y no por el nacimiento de Jesucristo.

”Así, tal pareciera que la Iglesia [Católica] Cristiana escogió celebrar el aniversario de su fundador el día 25 de diciembre, para poder transferir la devoción al sol de los paganos hacia aquel que era llamado el Sol de Justicia” (op. cit., pp. 358-359).

La verdad acerca de los orígenes de la Navidad es muy sencilla: a una de las celebraciones más populares de la antigüedad —una festividad que se originó en la adoración al sol y en el culto a los dioses paganos— se le dio un nuevo nombre. Con el tiempo, llegó a convertirse en la celebración cristiana más popular.

¿Qué diría Jesús?

Si Jesucristo regresara ahora, ¿podría identificarse con la religión que profesa seguirlo a él?

Conviene meditar en esto: Si usted hubiera vivido en la Tierra Santa en tiempos de Jesús y hubiera celebrado la Navidad, habría estado muy solo, porque ningún verdadero seguidor de Dios celebró la Navidad durante la vida de Jesús. Más aún, si hubiera visto a Jesús o los apóstoles caminando por las angostas callejuelas de la antigua Jerusalén o por los polvorientos caminos de Judea y los hubiese invitado a celebrar la Navidad con usted, ¿qué cree que hubieran dicho?

La Biblia afirma que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos (Hebreos 13:8), y que toda la Escritura es inspirada por Dios (2 Timoteo 3:16). Así, estos versículos deben recordarnos lo que dice la Palabra de Dios en cuanto a incorporar costumbres paganas en nuestra adoración a Dios:

“... Cuídate de no seguir su ejemplo y caer en la trampa de inquirir acerca de sus dioses. No preguntes: ‘¿Cómo adoraban estas naciones a sus dioses, para que yo pueda hacer lo mismo?’ No adorarás de esa manera al SEÑOR tu Dios, porque al SEÑOR le resulta abominable todo lo que ellos hacen para honrar a sus dioses... Cuídate de poner en práctica todo lo que te ordeno, sin añadir ni quitar nada” (Deuteronomio 12:30-32, NVI).

Jesús podría repetirle a usted lo que les dijo a los fariseos, que consideraban que sus tradiciones y costumbres eran más importantes que la obediencia a la Palabra de Dios: “Este pueblo de labios me honra; más su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres” (Mateo 15:8-9). La Navidad, que no se menciona en ninguna parte de la Biblia, es un “mandamiento de hombres”.

El apóstol Pablo podría recordarle las palabras que escribió a los miembros de la iglesia en Corinto, una ciudad saturada de prácticas religiosas paganas: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente... Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré... Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios” (2 Corintios 6:14-17; 7:1).

Pero ¿importa realmente?

Desgraciadamente, para la mayoría de los cristianos modernos estos pasajes de la Escritura —que nos ayudan a definir lo que es el verdadero cristianismo y lo que no lo es— tienen muy poca importancia. Actualmente, la mayoría de los dos mil millones de personas que profesan el cristianismo observan la Navidad y otras fiestas no bíblicas sin reflexionar en lo más mínimo acerca de ellas.

La mayoría jamás tomará el tiempo necesario para examinar el verdadero origen y significado de sus creencias, aun cuando información como la que aparece en este artículo se puede hallar prácticamente en cualquier biblioteca moderna o en Internet. Y a pesar de que los hechos fundamentales respecto al origen de la Navidad se encuentran en casi cualquier enciclopedia, la mayoría de las personas no van a leer detenida y concienzudamente para averiguar si sus costumbres y tradiciones están de acuerdo con la Biblia.

Es especialmente irónico ver los artículos que cada año aparecen en muchos periódicos, escritos casi siempre por personas bien intencionadas pero mal encauzadas, que relatan los orígenes paganos de la Navidad y las tradiciones que la acompañan, y no obstante concluyen que no importa porque ahora se celebra por una buena causa. No podemos menos que preguntarnos cómo pueden conciliar esa posición con los elocuentes pasajes bíblicos que hemos citado.

Jesucristo dice que aquellos que adoran a Dios deben adorarlo “en espíritu y en verdad” (Juan 4:24). ¿Están sus creencias y su forma de adorar a Dios fundamentadas en la verdad bíblica o en fábulas antiguas?

 

Las pruebas bíblicas demuestran que
Jesucristo no nació un 25 de diciembre

La historia nos demuestra de manera muy convincente que el 25 de diciembre fue adoptado como la fecha de la Navidad, no porque Jesús haya nacido en ese día sino porque ya era una celebración pagana muy popular en honor al “nacimiento” del sol.

Pero ¿existe alguna posibilidad de que el nacimiento de Jesús haya ocurrido un 25 de diciembre?

“Ante la absoluta ausencia de pasajes bíblicos que dieran alguna señal sobre la fecha del nacimiento de Jesús, los primeros maestros cristianos sugirieron fechas muy variadas. Clemente... eligió el 18 de noviembre. Hipólito... calculó que Cristo debió haber nacido un miércoles. Un documento anónimo que se cree fue escrito en el norte de África alrededor del año 243 d.C., afirma que Jesucristo nació un 28 de marzo” (Jeffrey Sheler, “In Search of Christmas” [“En busca de la Navidad”], revista U.S. News & World Report, 23 de diciembre de 1996, p. 58).

Sin embargo, un análisis cuidadoso de la Biblia nos indica claramente que el 25 de diciembre es una fecha muy poco probable para el nacimiento de Jesús. Y hay dos razones principales que lo comprueban:

Primero, sabemos que cuando nació Jesús los pastores estaban en los campos cuidando sus rebaños (Lucas 2:7-8), cosa que no hacían durante el mes de diciembre. El relato del Evangelio de Lucas sugiere que Jesús pudo haber nacido en el verano o a principios del otoño. Como en Judea el mes de diciembre es frío y lluvioso, el clima no habría permitido que los pastores permanecieran de noche en los campos cuidando sus rebaños.

Segundo, los padres de Jesús fueron a Belén para registrarse en el censo romano (Lucas 2:1- 4). Tales censos no se efectuaban en invierno, cuando las temperaturas descendían bajo cero y los caminos se hallaban en malas condiciones. La realización de un censo en esas condiciones habría sido contraproducente.

Debido a las dificultades y al deseo de integrar a los paganos al cristianismo, “el hecho importante... y que debe quedar bien claro en nuestra mente, es que la declaración del 25 de diciembre fue una forma de acomodarse con el paganismo” (William Walsh, The Story of Santa Klaus [“La historia de Santa Claus”], 1970, p. 62).

Si Jesús no nació un 25 de diciembre, ¿hay alguna indicación bíblica sobre la fecha de su nacimiento? Con base en la concepción y el nacimiento de Juan el Bautista, los relatos bíblicos apuntan hacia el otoño como la temporada más probable de su nacimiento.

Como Elisabet (la madre de Juan) estaba en su sexto mes de embarazo cuando Jesús fue concebido (Lucas 1:24-36), podemos determinar la época aproximada del año en que nació Jesús si es que sabemos cuándo nació Juan. El padre de éste, Zacarías, era un sacerdote que servía en el templo de Jerusalén durante el período de Abías (Lucas 1:5). Los cálculos históricos señalan que este turno de servicio en aquel año cayó entre el 13 y el 23 de junio (The Companion Bible, 1974, apéndice 179, p. 200).

Fue durante este período de servicio en el templo que Zacarías supo, por medio de un ángel, que él y su esposa Elisabet iban a tener un hijo (Lucas 1:8-13). Después de completar su servicio y volver a casa, Elisabet concibió (vv. 23-24). Suponiendo que Juan fue concebido a finales de junio, si agregamos nueve meses tendremos los días finales de marzo como la fecha más probable del nacimiento de Juan. Si añadimos otros seis meses (la diferencia entre las edades de Juan y Jesús) nos encontramos con que los últimos días de septiembre son la fecha más factible del nacimiento de Jesús.

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Jerold Aust Buenas Nuevas (Noviembre-Diciembre de 2005)

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