Sal y Luz Para Impactar Al Mundo
Los cristianos estamos llamados a impactar y generar transformación donde quiera que nos desenolvemos
Una historia que me llamó poderosamente la atención es la de una mujer, entrada en años, que trabajaba como conserje en una empresa. Cristiana, para más señas. Al vincularse al trabajo, recibió malos tratos. La menospreciaban. Ella sin embargo, jamás perdió la sonrisa que se dibujaba en su rostro. Incluso, parecía alegre cuando las circunstancias eran adversas.
A fuerza de persistir, de decir “Buenos días”, “Gracias”, “Por favor…”, “Muy amable”, comenzó a permear el ambiente. Personas hoscas, maleducadas, de aquellas que sienten que todo se les debe, terminaron repitiendo, de acuerdo con cada circunstancia: “Buenos días”, “Gracias”, “Por favor…”, “Muy amable”.
Trece años después salió de la empresa. Estaba ya muy cansada por toda una vida de labores, y en particular, esa última etapa en las oficinas, como conserje. El día de su partida, además de compartir una torta y decir unas cuantas palabras de agradecimiento, todos se levantaron a aplaudir. “Gracias por todo este tiempo con nosotros”, le dijeron sus compañeros.
Pero no solo era con buenos modales como los había impactado, sino también con su fe. Incluso algunos se atrevían a decir: “Si Dios quiere…”, porque la fe había comenzado a germinar en ellos. La mujer compartió sus convicciones cristianas con hechos más que con palabras.
Ustedes y yo estamos llamados a transformar el mundo con nuestros hechos. Mostrar en familia pero también en medio de toda la sociedad, el Cristo de poder que opera en nosotros.
A propósito: ¿Vive usted su fe en medio de otras personas o ellas ignoran que usted profesa el cristianismo? ¿Da buen testimonio en medio de las personas? ¿Glorifica a Cristo con sus acciones?
Le invitamos para que medite cuidadosamente en el siguiente texto donde nos habla Dios del cambio y la transformación que espera, podamos experimentar diariamente: “Les anunciamos al que existe desde el principio, a quien hemos visto y oído. Lo vimos con nuestros propios ojos y lo tocamos con nuestras propias manos. Él es la Palabra de vida. Él, quien es la vida misma, nos fue revelado, y nosotros lo vimos; y ahora testificamos y anunciamos a ustedes que él es la vida eterna. Estaba con el Padre, y luego nos fue revelado. Les anunciamos lo que nosotros mismos hemos visto y oído, para que ustedes tengan comunión con nosotros; y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo, Jesucristo. Escribimos estas cosas para que ustedes puedan participar plenamente de nuestra alegría. Este es el mensaje que oímos de Jesús y que ahora les declaramos a ustedes: Dios es luz y en él no hay nada de oscuridad. Por lo tanto, mentimos si afirmamos que tenemos comunión con Dios pero seguimos viviendo en oscuridad espiritual; no estamos practicando la verdad. Si vivimos en la luz, así como Dios está en la luz, entonces tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús, su Hijo, nos limpia de todo pecado.” (1 Juan 1:5-7. NTV)
Tenga presente que transformamos el mundo cuando desarrollamos intimidad con Dios. Él nos escogió para impactar el entorno donde nos desenvolvemos, y para serle un pueblo santo (1 Pedro 2.9).
Si somos luz, prendidos de la mano del Señor Jesús, las tinieblas no podrán prevalecer. Estamos llamados a ser victoriosos y a influenciar a otras personas con nuestra fe. Hoy es el día para emprender ese camino, que insistimos, comienza en casa, tratando bien a nuestro cónyuge y mostrando amor, comprensión y tolerancia, al igual que con nuestros hijos-.(Juan 4:4, 5; Santiago 4:7; Juan 8:12; 9:15)
Si no ha recibido a Jesús como Señor y Salvador hoy es el día para que lo haga. Le aseguro que no se arrepentirá.