Santa Cena, Símbolo de Unidad
Cristo dijo en Mateo 16:18 “Y yo te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas de Hades no prevalecerán contra ella.”
Durante su ministerio Cristo comenzó su iglesia y después por las manos de Pablo y otras líderes del Nuevo Testamento dejó instrucciones de cómo organizar y establecer esta nueva organización en el mundo.
Según el Nuevo Testamento la iglesia de Cristo tiene dos ordenanzas que deben ser obedecidos y practicados por sus miembros, para mostrar al mundo su amor a Cristo.
“Si me amáis, guardad mis mandamientos.” Juan 14:15
“Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.” Juan 14:23
“Si guardaréis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.” Juan 15:10
Según la Biblia Jesús dejó dos ordenanzas para su iglesia, El Bautismo y la Cena del Señor. Los dos fueron dados para todo cristiano y cuando participemos en estas dos estamos mostrando al mundo nuestra obediencia y amor a nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
Jesús participó en las dos ordenanzas, al iniciar su ministerio público fue bautizado y al final de su ministerio en este mundo tomó la Cena del Señor con sus discípulos. Cuando sometemos al bautismo y tomamos la Cena del Señor con su iglesia, estamos gozando la plena comunión que todo cristiano debe tener con su amado Salvador.
Hoy vamos meditar brevemente sobre esta segunda ordenanza que Cristo dio a su iglesia y aprender a apreciar más lo que esta cena representa para el cristiano.
1. Su origen
¿De dónde vino esta ordenanza?
Vs. 20 Aquí Pablo usa el frase “la cena del Señor”. Esta ordenanza no vino de la mente de Pablo o de Pedro, es del Señor. Fue dado a la iglesia por el propio Jesucristo.
Vs. 23 Otra vez Pablo dijo que “yo recibí del Señor”. Pablo está enseñando lo que el Salvador dio a su iglesia en la última noche que pasó cenando con sus apóstoles.
En Mateo 26:17-30 leemos sobre esta última cena que Cristo comió aquí en la tierra con sus apóstoles, que eran el cimiento de la iglesia. Cristo había comido centenas de veces con sus discípulos, pero nunca comió una cena como esta, donde enseñó que el pan quebrado representaba su cuerpo que estaba para ser herido por los pecados del mundo, y su sangre que sería derramada pagaría el precio del pecado para salvar a todos las personas que se arrepentirían de sus pecados y por fe reciben a Jesús como su Salvador personal.
2. Su propósito
¿Por qué fue dada esta ordenanza?
Jesús dijo, “Haced esto en memoria de mí.” Vs. 24
“Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y beberéis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.” Vs. 26
Esta cena fue dada para que la iglesia nunca se olvidara del gran precio que la salvación costó el Padre y su Hijo Jesús. Para los que reciben, la salvación es gratis, sin precio; pero para el que la ofrece, costó un precio muy alto, la muerte del unigénito Hijo de Dios. El pan quebrado representa el cuerpo de Jesús que fue clavado a un cruz y la sangre que salió de su cuerpo cuando un soldado hirió su costado con una lanza muestra el supremo amor que el Padre tenía para los pecadores.
Esta ordenanza, igual el bautismo no lleva ninguno al cielo, pero cualquier persona que observa esta cena, debe consagrar de nuevo su vida a Cristo.
Muchos años en el pasado, un pastor estaba visitando un hogar donde vivían unos esposos ya ancianos. Al lado de la cama de la señora, había una foto ya vieja de una señora sentada al lado de una cama donde había un niño muy enfermo. El pastor preguntó acerca de aquella foto y la mujer contó esta historia. Ella dijo que cuando era recen casada, petróleo fue descubierto cerca de la ciudad donde vivía, y luego en casi todos los jardines pocos fueron perforados y la gente prosperó. Nuevas escuelas fueron construidas, un nuevo edificio para el municipio fue edificado, y todas las personas comenzaron a construir nuevas y lujosas casas, pero en toda esta prosperidad, las pocas iglesias en la ciudad fueron casi abandonadas, porque las personas solo pensaban en la prosperidad y los bienes materiales. La señora continuó contando la historia, pero con lágrimas en sus ojos. Ella dijo que un día poco antes del media día, la ciudad toda escuchó una grande explosión y luego salió la noticia que la nueva escuela había sido destruida por una explosión de gas. Cuando los padres llegaron a la escena, vieron los cuerpos de decenas de los estudiantes muertos en los escombros de la escuela. Una fuga de gas había llenado el sótano y de repente una chispa causó la explosión. El hijo de la señora había sido lanzado fuera de la escuela y estaba gravemente herido. Después de una semana en el hospital, el médico dijo que no había más que ellos podían hacer, y el niño fue llevado para su casa donde falleció pocos días después. La señora continuó y dijo que el pastor de la Iglesia Bautista llegó para el culto de oración la noche antes de la explosión, y solamente tres personas estaban presentes, el pastor con su esposa y el guardián. El próximo domingo, todas las iglesias se llenaron, pero para muchos de los padres el único consuelo era una foto o juguete de sus hijos muertos. La señora dijo que cuando ella miraba aquella foto al lado de su cama, ella se recordaba de su hijo que fue llevado por Dios al cielo.
De la misma manera cuando participamos en la Cena del Señor, debemos recordar el precio que nuestro Salvador pagó por nuestros pecados.