Su Propio Nido de Amor
Cuando decidimos unir nuestra vida a otra persona, en nuestra condición de pareja debemos encontrar nuestro propio espacio. Esa es la razón por la que la Biblia recomienda “ser uno solo” en todo. Cada matrimonio, en lo posible, debe tener su propio lugar donde vivir...
Cuando contraemos matrimonio es esencial que llevemos a la práctica el principio que aprendemos en la Biblia: “Esto explica por qué el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se convierten en uno solo.” (Génesis 2:24. NTV)
En otras palabras, si revisamos el propósito original de Dios encontramos que Él dispuso que viviéramos en nuestro propio hogar. No hacerlo así desencadena problemas. Podemos mencionar, entre otros: parcialidad por parte de los suegros; influencia que puede ser positiva o negativa; perder la privacidad y en cierta medida, hasta la intimidad como esposos.
Adicionalmente los dos terminan resignándose a la situación y no hacen esfuerzos por conseguir su propia casa, los enseres domésticos e incluso, ahorrar para un futuro. Y esta condición sumada a las limitaciones afectivo-sentimentales, se convierte en un tremendo detonante que desencadena conflictos al interior de la familia.
Cuando la convivencia se torna conflictiva, se producen roces, inicialmente con la pareja y con el tiempo, con los suegros.
Es por esa razón por la cual Pablo insiste: “Como dicen las Escrituras: «El hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se convierten en uno solo».” (Efesios 5:31. NTV)
Dos reconocidos autores centroamericanos que tratan temas de familia, abordan el asunto de la siguiente manera: “Dejar a la familia de los padres en el texto bíblico ofrece la idea de cortar, de separar, de partir. Habla de la imperativa necesidad de cortar los lazos de dependencias, de una separación emocional, económica y tal vez física de los padres. El enfoque aquí case sobre el hombre, pero la aplicación recae en los dos cónyuges… la experiencia enseña que hay problemas, y muchos de ellos muy serios cuando la nueva pareja trata de armar su matrimonio en la misma casa de sus suegros. A los pobres suegros les ha caído una serie de dichos y expresiones no muy agradables, pero desdichamente tienen mucha razón. En otras palabras, la pareja debe encontrar su propio nido.” (Gillermo D. Taylor y Sergio E. Mijangos. “La familia auténticamente cristiana”. Editorial Portavoz. 1983. EE.UU. Pg. 27)
Desde el noviazgo deben quedar claras las cosas. Cada uno debe compartir sus expectativas con su futura pareja y dejar sentadas las bases de cómo va a funcionar el hogar. Uno de los fundamentos es tener su propia casa, así sea de alquiler.
Tengan su propio espacio como pareja
Tener su propio espacio trae beneficios, como es aprender a resolver los problemas de pareja; adquirir sus propios bienes sin depender de los que tienen los padres del esposo o de la esposa; disciplinar conforme a normas bíblicas a los hijos; definir sus propias estrategias de economía familiar, entre otros aspectos. Es un paso fundamental si queremos edificar una Familia Sólida.
Cuando las Escrituras hablan de estar bajo un solo espacio y ser una sola carne, hace referencia a unidad íntima, espiritual y sentimental. Cuando se va en contravía de las pautas bíblicas, sin duda surgirán dificultades.
Por tanto es necesario dejar de depender de los padres o de los suegros; aprender a resolver en pareja los conflictos y no ceder a la tentación de regresar a la casa paterna cuando hay desavenencias, y por último, asegurar que podamos criar a los hijos conforme a las pautas definidas con el cónyuge, las cuales deberán tomar fundamentos bíblicos para que la relación esté bien cimentada. Los suegros no tendrán pretexto para inmiscuirse en la disciplina, por ejemplo.
Al revisar las pautas contenidas en el libro de la familia que es la Biblia, hallamos que si hay algo aconsejable es justamente darse a la tarea de conseguir una casa para los dos.
Si hay resistencia por parte del cónyuge, mostrarle los beneficios que encierra el tomar esta decisión. Y por último, asumir el reto de progresar juntos así sea poco a poco, pero con pasos firmes con ayuda de Dios.
Y hablando de Dios no podría dejar pasar esta oportunidad sin antes recomendarles que reciban a Jesús como Señor y Salvador. Es la mejor decisión que podamos tomar. Con ayuda de nuestro amado Maestro emprendemos el proceso de crecimiento personal y espiritual que tanto hemos anhelado. ¡Hoy es el día para recibir a Jesucristo!