Los Ganadores No Nacen, Se Hacen...
Oscar Agudelo llegó a Cali sin nada en los bolsillos, toda su ropa guardada en una caja de cartón y muchas ilusiones en la mente y el corazón. Venía de Santafé de Bogotá, donde todo salía mal. Sentía que todo estaba en su contra. Y a partir de ese anhelo, después de enfrentar las penurias de habitar una ciudad creciente, donde cada quien vive inmerso en sus propias dificultades, logró emprender su propio negocio.
Tuvo la tenacidad suficiente para no renunciar a pesar de que, al comenzar, no vendía absolutamente nada. Hoy es el propietario del almacén más grande de trajes de novia que hay en el centro de la capital.
No solo tiene asegurada solidez económica, sino que genera empleo y es un apoyo invaluable de la iglesia cristiana a la que asiste, en donde se le conoce como un decidido gestor de nuevas congregaciones.
Igual ocurrió con alguien que abrió un negocio de mariscos frente a la iglesia de la que era co-pastor. Desde bien temprano, los domingos, sacaba las mesas y sillas y dos anuncios gigantes, en madera y lámina, donde anunciaba los platos del día. “Es improbable que prospere en este sector”, pensaron muchos.
Pero siguió adelante. No se desanimó. Y tiempo después comenzó a crecer su clientela. Y confieso que en varias ocasiones, después del servicio religioso, me vi en la fila de quienes esperaban ser atendidos.
Dos ejemplos de personas que triunfan por encima de las dificultades.
El extraño género de los triunfadores
Los hombres que salen adelante por encima de la adversidad, siempre representan un misterio. Todos a su alrededor quieren saber ¿Cómo lo lograron? En algunos despiertan admiración, en otros, envidia. Pero a unos y otros, se convierten en modelos a seguir.
Pensando en el asunto, recordé a uno de los reyes más destacados de Israel: Uzías. Durante su período administrativo, la nación experimentó una de las fases de mayor prosperidad, tanto económica y administrativa, como espiritual y militar. En la vida de este monarca, cuya historia podemos leer en el capítulo 26 del segundo libro de Crónicas, de la Biblia, encontramos tres elementos que son fundamentales entre quienes desean triunfar en la vida: autenticidad, convicción y perseverancia.