Publicado en Historias / Experiencias / — Carlos / 2013-11-14 13:40:46 / 4493

¡Ya Es Hora de Que Dios Trate Contigo!

La frase la repitió muchas veces en sus oraciones: “Señor, trata con mi vida. Yo el barro, tú el alfarero”. En el silencio de la noche esa expresión sonaba preciosa, poética, íntima. Y al día siguiente la rutina: el trabajo, las ocupaciones en la iglesia, la preparación de mensajes, leer la Biblia y tantas cosas más...

“Es un buen líder. Me enseñó las primeras lecciones de discipulado cristiano”. Pero este, que era uno de los tantos comentarios que hicieron sobre su desempeño ministerial, tuvo su confrontación cuando Raúl comenzó a tener problemas...

En el trabajo, desánimo ante las críticas y burlas de los demás; al interior del hogar, un desgano por llegar a casa; en lo personal, la sensación de que estaba muchas cosas que cambiar, de que hacía falto algo más...y en la iglesia, una merma considerable de las invitaciones a predicar.

Pronto era de otra persona de quien decían: “Es un buen líder...”. Y en Raúl, la preocupación porque ya no era el centro de las miradas y de los comentarios elogiosos. “¿Por qué a mí, Señor?, “¿Por qué a mí...?”. ¡Dios estaba tratando con su orgullo, pero él no quería admitirlo!

Es en síntesis el contrasentido que en ocasiones identifica a los cristianos: de un lado, pedirle a Dios que transforme nuestras vidas; pero de otra parte, la renuncia a permitir que el Señor obre, puliendo aquí y allá, hasta que haga de nosotros una persona conforme su voluntad.

Hay por lo menos cuatro áreas en las que Dios trata con nuestras vidas. Biblia en mano, le invito para que examinemos esos “puntos clave”.

1. Dios trata con nuestro carácter

Cuando le decimos “Dios, trata conmigo”, olvidamos que hay cosas de nuestra personalidad que Él debe pulir. Y lo hace. A su manera, en su tiempo y con el método que El dispone. ¿Recuerda a Moisés? Al comienzo quiso defender al pueblo hebreo a su manera, en Egipto (Lea Éxodo 2:11-14). Dice la Escritura que, al descubrirse que había asesinado a un egipcio en su afán libertario y justiciero “Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo: Ciertamente esto ha sido descubierto. Oyendo Faraón acerca de este hecho, procuró matar a Moisés; pero Moisés huyó de delante de Faraón, y habitó en la tierra de Madián” (versículos 14b. Y 15).

Transcurrieron cuarenta años en el desierto para que Dios ajustara el carácter de Moisés, antes de enviarlo a cumplir una misión sumamente delicada. El trato del Todopoderoso fue el que permitió que “...aquél varón, Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había en la tierra” (Números 12.3).

Parte 1 Parte 2

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