Lección 9: LA OBRA DE CRISTO PRESENTE y FUTURA
(3: Continuación)
Tema 2: LA OBRA DE JESUS EN EL PRESENTE
a. Intercesor.
“... viviendo siempre para interceder por ellos” Hebreos 7:25b.
En ocasión de acudir para solicitar una entrevista personal con una persona que ocupa un cargo eminente, recurrimos a algún funcionario que pueda acceder fácilmente a él. Esta es simplemente una exigencia de orden burocrático, pero nos facilita la comunicación que de otro modo no sería posible. Además, sabemos que un intermediario conoce mejor que nosotros la manera de actuar y de pensar de aquel a quien deseamos expresar nuestra solicitud. Entendemos que esto consiste en una forma de intercesión: encomendar a uno cercano a nosotros nuestra petición para que nos represente ante quien, a su vez, está cerca de él, pero no es accesible a nosotros.
De acuerdo con el sentido que tiene en la Biblia este ministerio, podemos asociar este término con los sinónimos: orar, pedir, rogar y suplicar.
En lo concerniente a la intercesión que efectúa Jesús por nosotros ante el Padre, podemos decir que él como humano puede entender como nadie en qué consiste nuestro pedido. Y como Hijo de Dios nadie como él para conocer los designios del Padre.
En Romanos 8:32 leemos que Dios no puede negarnos nada de lo que le pidamos, pues todo lo que necesitamos está avalado en la entrega de su Hijo. Y, si el mismo objeto de su regalo implora a nuestro favor, ¿cómo pensar que podrá negarnos algo?.
Por último meditemos en esta declaración del apóstol Pablo: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. Cristo es el único heredero de todo lo que el Padre posee y apelando a su nombre todo está disponible para nosotros (Juan 14:13-14).
b. Libertador.
“... Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”. Juan 8:36.
Si alguien nos preguntase quién es el héroe de nuestra patria a quien debemos la conquista de nuestra independencia, rápidamente aflorará en nuestra mente el nombre del mismo.
Quienes consiguieron la libertad en favor de un país son denominados por lógica libertadores.
En las Escrituras tenemos ejemplos de hombres que actuaron como caudillos en la lid en pro de la conquista del territorio habitado por opresores de sus hermanos. Podemos mencionar a Moisés y también a Josué. Estos valientes estuvieron dispuestos aun a dar sus vidas por causa de la nación.
Pero detengámonos a considerar al mayor de todos los conquistadores: Cristo. Por su abnegada misión salimos de la esclavitud y gozamos ahora de la verdadera libertad. Lea los capítulos 5 y 6 de Gálatas, en los que encontramos las pautas que describen la libertad de los yugos que esclavizan tanto en el aspecto espiritual como humano.
A través de Cristo morimos a todo lo que puede someternos. ¡Qué descanso!, libres de los prejuicios, del poder del pecado, de toda obra que procede de los designios de la carne. ¡Bendita libertad la de los hijos de Dios!. Ahora sólo somos esclavos de Cristo por amor.
c. Enviador del Espíritu Santo.
Poco tiempo antes de morir, el Señor dando a entender que ya no estaría en forma física con sus discípulos, les alentó diciéndoles que les enviaría otro Consolador que estaría para siempre con ellos (Juan 14:16). Ni bien él estuvo en la gloria junto al Padre, cumplió con su promesa y derramó el Espíritu Santo sobre quienes lo esperaban.
A partir de aquel primer envío del Espíritu Santo, cuando un creyente se lo pide y lo busca fervientemente en oración, Jesús se lo da. El Padre accede a nuestro pedido en virtud de la intermediación del Hijo quien nos envía este don en conformidad con su voluntad.
d. Sanador.
“...Y por su llaga fuimos nosotros curados”. Isaías 53:5b. Este pasaje alude a la virtud sanadora que opera en nuestros cuerpos si aplicamos nuestra fe en el sacrificio que efectuó Cristo al cargar sobre su cuerpo todas las enfermedades y dolencias que afligen desde hace siglos a la humanidad.
Satanás trató por todos los medios de destruir el cuerpo humano. Logró varios de sus objetivos introduciendo toda clase de males en los organismos de los hombres que Dios creó con tanta perfección y armonía en sus funciones.
La Biblia menciona distintas índoles de enfermedades tanto en el plano espiritual, mental y físico, dándonos ejemplos de qué manera afectaron a sus víctimas.
Actualmente, de la manera en que han avanzado los descubrimientos científicos en el área de la medicina, en procura de encontrar el antídoto para combatir tantas enfermedades y pestilencias, también han aumentado éstas.
Cuando Jesús ministraba el evangelio, como hemos considerado, demostró interés en la atención integral del ser humano. No sólo sació la sed espiritual y aplacó el hambre material, sino que también restauró la salud de los cuerpos abatidos por el diablo.
Hoy en día, el Señor desea el mismo bienestar para todos, sólo espera que nos acerquemos a él con fe en que su llaga fue abierta para devolvernos la sanidad (1 Pedro 2:24b).
Las marcas de los clavos en las manos y en los pies de Jesús son testimonio latente de que él extirpó la causa tanto de la muerte espiritual como física. Es decir, las enfermedades que en forma paulatina o acelerada conducen a la destrucción de la vida humana.
Cristo puede sanarnos, no hay dudas. Aunque a veces este flagelo es permitido por Dios en forma temporal en los cuerpos de sus hijos, el mismo cumple con un propósito que nos aportará más crecimiento espiritual. Si así nos sucediese, reclamémosle a Jesús nuestra restauración total. Y cuando se cumpla el tiempo estipulado por el Padre como fin de esa prueba, el poder ilimitado de Jesús hará real su obra sanadora conquistada en la cruz. ¡Gloria a Jesús, él nos sana!
PREGUNTAS Y EJERCICIOS
9.4 - Responda.
1. ¿Por qué Jesús es el intercesor apropiado para el ser humano?
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2. Mencione dos casos en los cuales Jesús actuó como libertador.
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3. ¿Dios ha actuado como sanador en su cuerpo? Relate alguna experiencia.
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