Lección 7: LA SABIDURIA DE JESUS
(4: Continuación)
Tema 3: LAS RESPUESTAS DE JESUS
La sabiduría de Jesús sorprendía a cuantos esperaban escuchar de él una respuesta a sus preguntas. Estas no siempre eran impulsadas por los mismos móviles, es decir, las intenciones variaban; a veces eran sinceras, pero en otras ocasiones eran fraudulentas.
A los efectos de evaluar mejor la calidad de la sabiduría sobrenatural que operaba en Cristo, nos referiremos a aquellas situaciones en que fue interceptado, por quienes le aborrecían, con preguntas capciosas.
Los fariseos, saduceos y escribas albergando intenciones asesinas contra Jesús, buscaban pretextos para censurarle. De ese modo formaban lazos con sus palabras con el propósito de que él cayera en ellos y así se auto condenara. Pero, ¡qué sorpresa para ellos! Ignoraban que la sabiduría de Dios reposaba en Cristo a través de la unción del Espíritu Santo sobre su vida. Él tenía la facultad de penetrar aun a través de las fibras más íntimas de sus intenciones.
Aquí citaremos ciertas ocasiones narradas en los evangelios, en que los argumentos maliciosos de algunos interlocutores del Señor fueron derribados ante su amplio dominio de la situación.
a. Mateo 21:23-27: “¿Con qué autoridad haces estas cosas?” (v. 23b)
En esta oportunidad los interesados (aparentemente) en conocer el parecer del Señor fueron los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo. Fingían admiración en su expresión.
Cristo rápidamente discernió sus pensamientos. Esperaban una de dos respuestas: o que atribuyese a Dios su autoridad o que presumiese poseerla por sí mismo. Cualquiera de estas opiniones cumplirían con el objetivo deseado por ellos: que él se condenara por medio de sus mismas parábolas.
Desde la óptica humana diríamos: ¡qué astucia la del Señor!, ¡cómo les respondió! Pero nosotros sabemos que fue la sabiduría de lo alto la responsable directa de esta respuesta. Estos hombres tan capaces a los ojos del pueblo, le tendieron una trampa a Jesús, pero ¡cayeron ellos mismos atrapados! Lea los vs. 24, 27 y encontrará la contestación del Señor, a manera de interrogante.
b. Mateo 22:15-22: “¿Es lícito dar tributo a César, o no?” (v. 17)
Esta vez, los fariseos se confabularon entre sí para tratar de captar de Jesús un criterio que atrajese sobre él un concepto negativo en calidad de ciudadano. O de lo contrario, que demostrase tal lealtad hacia el gobierno humano, que aparentara descuidar su devoción por las obligaciones para con su Padre celestial.
Jesús, percibiendo la hipocresía que alimentaba los instintos de aquellos hombres, pidió que le exhibiesen la pieza de metal que representaba el tributo exigido por el gobernador César.
Ante el requerimiento del Señor de la identificación de la imagen e inscripción impresas en la moneda, ellos dijeron: “De César” (V. 21a) ¿Podría haber otra respuesta más oportuna? Jesús demostrando total ubicación en cuanto a los deberes cívicos y responsabilidades espirituales, les respondió: “Dad, pues, a César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. (V. 21)
Esa misma dimensión de sabiduría ha sido prometida por Cristo a sus seguidores, en circunstancias en que necesiten dar una respuesta certera ante sus perseguidores por causa de él (Lucas 21:14,15).
Note qué preciosas las palabras de Pablo respecto de la sabiduría de Dios, la que se manifestó en Jesús: “¡Oh, profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” (Romanos 11:33).
PREGUNTAS Y EJERCICIOS
7.5 - Responda.
1. ¿Qué tipo de preguntas le hicieron a Jesús?
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2. ¿Quiénes le hacían preguntas con malas intenciones?
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3. ¿Qué propósito tenían quienes le hacían preguntas mal intencionadas?
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4. ¿Qué respuesta les dio el Señor cuando le preguntaron ¿con qué autoridad haces estas cosas?”
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5. ¿Qué intenciones tenían los fariseos al preguntarle “¿es lícito dar tributo a César, o no?”
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