Publicado en Cursos / — Carlos / 2014-02-25 11:39:59 / 5551

Lección 4: LAS REFERENCIAS SOBRE JESUS EN EL NUEVO TESTAMENTO (2)

(6: Continuación)

Tema 5: LAS ETAPAS DE LA REDENCION A TRAVES DE JESUS

En este tema hablaremos sobre las distintas facetas comprendidas en la redención del hombre provista por Dios a través de Cristo. A fin de ampliar su comprensión del significado de la obra de Cristo en favor de la humanidad, leamos la definición que nos confiere el diccionario de estos dos términos: redimir y redención.

Redimir: (del latín redimiere). Rescatar al cautivo: redimir esclavos. Sinónimo: liberar // Rescatar, volver a comprar lo que antes se vendió o empeñó // Poner término a alguna adversidad.
Redención: (del latin redemtio) Rescate // Dícese, sobre todo, del rescate del género humano por nuestro Señor Jesucristo // Figurativo: Remedio.

El Hijo de Dios fue enviado por el Padre al mundo para ser ofrecido por nuestra redención cuando llegó “el cumplimiento del tiempo”. Es decir, Dios tenía en mente la estipulación del tiempo en que sería concretado su plan.

¿Cuándo se originó este glorioso plan en los propósitos de Dios? La respuesta a esta pregunta estará contenida en el primer punto a que nos convoca este tema:

a. Plan anticipado de Dios en la eternidad.

En 1 Corintios Pablo hace alusión al plan de Dios en Cristo y lo menciona en estos términos: “...la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria” (1 Corintios 2:7).
Dios había planeado la creación del hombre ya en la eternidad. Pero, antes de formarlo, Dios ya le amaba entrañablemente y estaba dispuesto a entregarle un regalo que éste no merecía, y que para él costó muy caro: su propio Hijo. En su infinito amor no sólo lo salvaría de la condenación eterna, sino que le proveería de los medios para vivir en santidad, agradando voluntariamente a Dios (2 Timoteo 1:9). De esta manera Dios le brindó al hombre la posibilidad de alcanzar la gloria de Cristo (2 Tesalonisenses 2:13,14).

Dios nos dio a Cristo como la expresión de su sabiduría, pues a través de su aparición, nos fue revelado el misterio de su propósito divino trazado a nuestro favor y que incluye nuestra redención, justificación y redención (1 Corintios 1:30).

b. Encarnación de Cristo.

Este ha sido gran parte del enigma de los siglos, según el criterio de Pablo, el misterio de la piedad: “Dios manifestado en carne...” (1 Timoteo 3:16a). Preste atención a esta declaración de Pablo: “...Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne y de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne...” (Romanos 8:3b).

c. Muerte de Cristo.

El amor de Dios a través de Cristo, fue un amor más allá de la muerte. El cargó sobre sí la culpabilidad de los pecados cometidos por la humanidad entera.
Como expresó Pablo: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21). El apóstol además, hace un cuestionamiento: ”Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:7,8). ¡Eso sí que es amor!. Sabiendo hasta qué punto llegaría su sacrificio, lo aceptó con amor.

Si Dios ofreció por nosotros lo mejor de sí mismo, su único Hijo, razona Pablo, ¿Cómo podemos pensar que nos negará alguna cosa? Lea Romanos 8:32.

Al pensar en los autores materiales de la muerte de Jesús, el apóstol siente pena por ellos al considerar su ignorancia respecto de Dios y sus sabios propósitos eternos.

Pablo estaba convencido de que si aquellos príncipes responsables de la decisión final en contra del Hijo de Dios, hubiesen sido concientes de que éste era el mismo Cristo, no lo habrían crucificado (1 Corintios 2:7,8). Habían matado vilmente al mismo Señor de la gloria, sin saberlo.
En otro pasaje el apóstol, refiriéndose a los causantes de este crimen tan injusto, dijo que estos hombres siguieron procediendo con necedad, persiguiendo a quienes predicaban el evangelio a los gentiles. (1Tesalonisenses 2:15,16).

Pablo sabía del propósito divino en permitir esta ceguera espiritual en la nación escogida por Dios, hasta el punto de matar a su propio Mesías y rechazar la salvación de Dios por su intermedio. Al develar este misterio dice a los hermanos de Roma: “... ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles...” (Romanos 11:25).

Resultados de la muerte de Cristo.

1. Reconciliación con Dios (Romanos 5:10, 11).
2. Dios pasó por alto nuestros pecados mediante la propiciación de Cristo a través de su sangre (Romanos 3:25).
3. Mediante su cuerpo crucificado por nosotros, morimos al dominio que ejercían los preceptos de la ley sobre nuestras vidas. Como resultado de su muerte la ley divina está escrita en nuestros corazones (Romanos 7:4; Hebreos 8:10; 10:16).
4. Gracias a la muerte del Señor somos rescatados de la corrupción que causó el pecado en el mundo (Tito 2:14).
5. A través de Cristo nos fue revelada la misericordia de Dios y a través de ella es que recibimos la salvación divina. Lea además en 2 Timoteo 2:10.
6. Por medio de la sangre de Jesús, los gentiles pasamos a integrar el verdadero pueblo de Dios. Estábamos tan lejos de participar de los derechos y privilegios de la nación escogida, Israel, pero gracias a Jesús, hemos podido acercarnos a Dios en calidad de “pueblo escogido” (Efesios 2:13).
7. En la obra perfecta de Cristo encontramos verdadero descanso en nuestros corazones y pensamientos. Estamos en paz con Dios y tenemos “la paz de Dios” (Filipenses 4:7).
8. Poder llegar a ser perfectos, irreprensibles, a fin de estar en condiciones de presentarnos un día ante la presencia de Cristo cuando venga por segunda vez en todo su esplendor (Colosenses 1:21).

¿Qué significa la muerte de Cristo aplicándola a nuestra vida cristiana?.

1. La crucifixión de los deseos del mundo. Es decir, al creer que Cristo murió en lugar de nosotros, debemos experimentar también en nuestra propia vida que los deseos pecaminosos han sido clavados en la cruz (Romanos 6:6). Pablo no sentía vergüenza a causa de la ignominiosa cruz de Cristo, sino que ésta significaba el motivo de su gran victoria: el espíritu del mundo ya no podía vencerle con sus tentaciones sutiles (Gálatas 6:14).

La sepultura de la vida anterior en el pecado. Mediante el acto simbólico del bautismo, testificamos ante el mundo que en Cristo hemos muerto a la vida pasada. La concupiscencia de nuestra naturaleza humana no ejerce más dominio sobre nuestra voluntad. En las aguas bautismales, sepultamos simbólicamente, el poder del pecado en la obra de Cristo (Romanos 6:3,4a). En Romanos 8:3 Pablo enfatiza: “Si Cristo está en nosotros, el cuerpo está muerto a causa del pecado...” Es decir, que nuestra vieja tendencia a pecar no puede controlarnos ya más.

2. La liberación de la influencia de las demandas y preceptos impuestos por los hombres (Colosenses 2:20). Cristo obtuvo para nosotros, en su muerte, la verdadera libertad. Ahora somos esclavos suyos pero no por imposición, sino voluntariamente, de corazón (Gálatas 5:1, 1 Corintios 7:22).

¿Cómo conmemorar la muerte del Señor?

Mediante una ceremonia en que se consagran dos emblemas simbólicos: el pan y el jugo de la vid. El pan representa el cuerpo de Cristo, y el vino, su sangre derramada en la cruz. La copa con el jugo de uva y el pan partido en el acto de la Cena del Señor, nos hablan de la comunión que hoy disfrutamos los salvados (1 Corintios 10:16).
No tenemos palabras, oh Dios, para expresar nuestra gratitud por la ofrenda de tu Hijo Jesucristo.

Resurrección de entre los muertos.

Pablo arguyó: “Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicacción, vana es también vuestra fe” (1 Corintios 15:14). Un grupo de la iglesia de Corinto, en el tiempo en que Pablo les escribió, bajo la influencia de doctrinas erróneas, negaban que fuese posible la resurrección de los muertos. El apóstol formula este cuestionamiento: si es imposible que los muertos resuciten, entonces pues, Cristo está muerto, no retornó a la vida. v. 16. Si así fuese, ¿para qué predicar su evangelio? Sería todo un engaño, y además, ¿qué fundamento sostendría nuestra fe?.

Aunque no lo expresó, se deduce a través de sus palabras: si esa hipótesis fuera real, se derrumbaría todo mi ministerio. Todo lo que hice por causa del evangelio, sería inútil. La clave que presenté a tanta gente para que reciba la salvación por la fe en Cristo: “...que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9), también sería una farsa.

En el versículo 17 de 1 Corintios 15, les induce a pensar más: “Y si Cristo no resucitó... aún estáis en vuestros pecados”. Y esta es la duda que Satanás ha procurado sembrar en los corazones humanos. Sabe cuánto daño causaría en la Iglesia de Cristo si logra que muchos le crean esta mentira.

Gracias a Dios por las pruebas convincentes que avalan la realidad de su resurrección, certificadas a nivel científico y también espiritual.

Triunfos acreditados a Cristo por la resurrección.

1. Fue declarado Hijo de Dios con poder (Romanos 1:4).

2. Fue proclamado Señor (Romanos 14:9). Todos los seres creados un día próximo reconocerán el señorío de Cristo, y se postrarán de rodillas tributando toda la honra ante el nombre por excelencia (Filipenses 2:9-11).
Pronto, muy pronto, el juicio de Dios caerá sobre Satanás y sus secuaces y el reinado de Cristo será pleno, tanto sobre la creación como sobre todos los seres vivientes (Apocalipsis 20:10).
Notemos el contenido textual de la declaración de Pablo: “Porque Cristo para esto murió y resucitó, y VOLVIO A VIVIR, para ser SEÑOR así de los muertos como de los que viven”. ¡Ay de los que el Señor tenga que reconvenir!: “No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21).
Ya la profesión de fe inicial para ser salvo, involucra esta confesión: “...que Jesús es el Señor...” (Romanos 10:9a). Los creyentes que estemos dispuestos a hacer su voluntad aun al precio de nuestro renunciamiento, que implica sufrir, como premio reinaremos también con él por la eternidad (2 Timoteo 2:12).

3. Fue trasladado a la gloria. En virtud de haber resurgido con poder de la muerte, Dios a través del Espíritu, trasladó a su Hijo a la misma gloria y le concedió el lugar de máximo honor: sentarse en el trono a su diestra (Efesios 1:19,20). Pablo testifica en Romanos 8:34: “...Cristo es el que murió. Más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios...” En la oración de Jesús en favor de sus discípulos, en vísperas de ser crucificado, pidió a Dios entre otras cosas: “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese” (Juan 17:5).
El mismo poder que operó en el cuerpo físico de Cristo devolviéndole la vida, también actúa en nuestros organismos reintegrándoles energías y vitalidad, ausentes debido al agotamiento físico, mental, etc. Los que esperan en Jehová, adujo el profeta Isaías (40:31), tendrán nuevas fuerzas. Y esto sólo por el poder del Espíritu Santo obrando nuestra vivificación. Antes de emprender el camino a la cruz, el Señor anticipó: “...yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).

Pronto, cuando Cristo regrese en su manifestación gloriosa, los redimidos por su sangre, seremos totalmente libertados de los grillos que atan nuestro cuerpo al destino mortal (1 Corintios 15:51-53). Al mismo tiempo de recibir a Cristo en la nubes a quien esperamos fervientemente, nuestros cuerpos serán transformados por el poder sin límites del Señor Jesucristo. Así demostrará su completo dominio sobre todo lo creado, incluyendo la naturaleza humana sometida a un sinnúmero de privaciones. En lugar de esta vasija de barro que contiene a nuestro espíritu, el poder vivificante operará por medio de Cristo dándonos un cuerpo igual al cuerpo glorioso que el Espíritu Santo le concedió al resucitarle (Filipenses 3:21). ¡Lejos estará de nosotros el desgaste físico, señal de corrupción; las enfermedades, características de la naturaleza mortal; los límites que nos imponen el tiempo y el espacio! Seremos como Cristo en toda su gloria. Pablo nos alienta, con esta esperanza gloriosa para que podamos soportar los sufrimientos por causa de él (Romanos 8:17). En este estado de gloria, no tendremos ningún obstáculo, nada empañará nuestro perfecto gozo.

En el mismo capítulo 15 de 1 Corintios, versículo 26, Pablo afirma con plena seguridad: “Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte”.Este enemigo será abatido en último término al ser vencido el pecado: “...el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado...” (V. 56) Entretanto vivamos en este mundo cuyo `príncipe’ es el promotor del pecado e infunde poder para que el hombre sea subyugado por él, existirá en consecuencia, la muerte.

Pero, ¡alabado sea Dios!, cuando Cristo venga nos quitará de este medio de maldad y todo efecto del pecado huirá para siempre de nosotros, aun la tan temida MUERTE.

PREGUNTAS Y EJERCICIOS

4.13 - Responda

1. Mencione sinónimos de la palabra “redimir”.

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2. ¿Qué significa redención en sentido figurativo?

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3. Mencione el enigma de los siglos, el misterio de la piedad.

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4.14 - Responda con una V para verdadero y una F para falso.

.......... 1. Redimir significa rescatar al cautivo.

.......... 2. Dios había planeado la creación del hombre ya en la eternidad.

.......... 3. Somos esclavos de Cristo, posición que nos fue impuesta en la cruz.

.......... 4. Por medio de la sangre de Jesús, los gentiles pasamos a integrar el verdadero pueblo de Dios.

.......... 5. El amor de Dios a través de Cristo fue un amor más allá de la muerte.

4.15 - Responda

a. Mencione los triunfos acreditados a Cristo por la resurrección.

1. ...........................................................................................................................................................

2. ...........................................................................................................................................................

3. .........................................................................................................................................................

b. ¿Cómo sería nuestra prediación si Cristo no hubiese resucitado?

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4.16 - Responda con una V para verdadero y una F para falso.

.......... 1. Pablo les dice a los corintios que si Cristo no hubiese resucitado sería vana la fe de ellos.

.......... 2. Todos los corintios aceptaban la resurrección de Cristo.

.......... 3. Pablo les dice a los corintios que aunque Cristo no hubiese resucitado de igual modo sus pecados tendrían perdón.

.......... 4. Los que esperan en Jehová tendrían nuevas fuerzas, dijo el profeta Isaías.

.......... 5. Jesús se trasladó a una gloria inferior a la del Padre cuando ascendió al cielo.

Parte 1 Parte 2 Parte 3 Parte 4 Parte 5 Parte 6 Parte 7

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Tabla de Contenido:

CRISTOLOGIA: La Vida de Jesucristo: Prólogo

Lección 1: EL MISTERIO DIOS-HOMBRE

Lección 2: LAS REFERENCIAS SOBRE JESUS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

Lección 3: LAS REFERENCIAS SOBRE JESUS EN EL NUEVO TESTAMENTO

Lección 4: LAS REFERENCIAS SOBRE JESUS EN EL NUEVO TESTAMENTO (2)

Lección 5: LAS REFERENCIAS SOBRE JESUS EN EL NUEVO TESTAMENTO (3)

Lección 6: LAS ETAPAS DE LA VIDA DE JESUS

Lección 7: LA SABIDURIA DE JESUS

Lección 8: LOS NOMBRES, TITULOS y DESIGNACIONES PARA JESUS

Lección 9: LA OBRA DE CRISTO PRESENTE y FUTURA

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