Publicado en Cursos / Consejería / — Carlos / 2013-11-28 09:28:26 / 13689

CAPITULO 1: EL CONSEJO DE DIOS

(4: Continuación)

5 - ACONSEJANDO EN EL ESPIRITU

La tarea de aconsejar es la obra del Espíritu Santo. Cuando impartimos el consejo de Dios, debemos tener la confianza de que el Espíritu Santo está presente. Lo descubriremos al depender de Él en cada consejo, El nos ayudará a entender y a seleccionar las Escrituras precisas según la necesidad del que recibe el consejo. Nunca debemos preocuparnos ni apresurarnos a decir nada por nuestra propia cuenta, es preferible esperar en oración, hasta que el Espíritu Santo nos dé la sabiduría y descubra la verdad sobre el problema que nos toque aconsejar. Dice Juan 14:23,16:13,14: “Respondió Jesús y le dijo: El que me ama mi palabra guardará;…cuando venga el Espíritu de Verdad, el os guiará a toda verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que están por venir…tomará de lo mío, y os lo hará saber”.

Es necesario además, tener la mente llena de la Palabra de Dios. Esto lo lograremos leyendo y releyendo la Biblia, y tomando tiempos de reflexión sobre los pasajes que leemos. Entonces cuando tengamos que usar nuestro órgano de pensamiento, nuestra mente estará impregnada con la Palabra de Dios, y así naturalmente podremos pensar con la mente de Cristo, y cuando aconsejemos lo haremos en perfecta concordancia con la Palabra de Dios. Dice 2 Timoteo 3:16,17: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre (o mujer) de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.

Dios nos dio una boca y dos oídos, probablemente Él ha querido que pasemos el doble de tiempo escuchando en lugar de hablando. La mayor parte del tiempo el consejero debe usarlo para oír a la persona que acude en busca de ayuda, y el oír requiere una completa atención y esfuerzo mental para retener toda la información recibida. En el caso del consejero cristiano, con un oído debería estar oyendo al aconsejado, y con el otro estar atento a la voz del Espíritu Santo de Dios.

El consejero debe ser paciente para escuchar, y no interrumpir a la persona cuando esta exponiendo su problema. A veces la persona necesita detenerse en su relato, quizás para recordar algo, no debe aprovechar ese tiempo para apresurarse a hablar, proceda con calma; mostrando un genuino interés en lo que la persona esta diciendo y no lo que usted pueda decir. Nunca debe dar un consejo si la persona no ha terminado su relato. Si no ha entendido algo, pida explicaciones, aprenda a obtener más información por medio de preguntas. Recuerde que usted no está para lograr reconocimiento, sino que está para dar un consejo según la Palabra de Dios. Dice Juan 14:26: “…el Espíritu Santo…él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”.

Algunas veces el que busca consejo, acude buscando un aval a decisiones ya tomadas, entonces en lugar de buscar el consejo de Dios, está buscando aprobación o simpatía por sus propias decisiones, en lugar de ser aconsejado. En este caso el consejero debe ser honesto en su consejo, hablando la verdad con amor. Si descubre que el aconsejado tiene culpa o responsabilidad directa con el problema presentado, hay que decírselo; aun no sea fácil hacerlo. Estamos al servicio de Dios y no de los seres humanos. Dice Hechos 5:29: “Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”.

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Tabla de Contenido:

CURSO BÍBLICO PARA EL CONSEJERO CRISTIANO

CAPITULO 1: EL CONSEJO DE DIOS

CAPITULO 2: LA RAIZ DE LOS PROBLEMAS

CAPITULO 3: LAS PRUEBAS y LAS DIFICULTADES

CAPITULO 4: PECADO y ESCALVITUD

CAPITULO 5: SALVACIÓN y RESTAURACIÓN

CAPITULO 6: EL MINISTERIO DEL ESPIRITU SANTO

CAPITULO 7: SANIDAD DIVINA

CAPITULO 8: LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD ESPIRITUAL

CAPITULO 9: LIBERACIÓN ESPIRITUAL

CAPITULO 10: EL MATRIMONIO

CAPITULO 11: EL HOGAR CRISTIANO

CAPITULO 12: LA FAMILIA CRISTIANA

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