Publicado en Cursos / Consejería / — Carlos / 2015-07-16 13:42:35 / 7978

CAPITULO 10: EL MATRIMONIO

1 - EL MATRIMONIO CRISTIANO

Las relaciones matrimoniales siguen siendo uno de los grandes problemas en nuestras familias, al punto que las estadísticas indican que de dos matrimonios uno fracasa. Es un área muy difícil y compleja para ministrar y dar consejo; partiendo de la base de que no todos los eruditos cristianos evangélicos están de acuerdo acerca de lo que la palabra de Dios enseña sobre este asunto. Especialmente cuando un matrimonio cristiano está enfrentando la posibilidad de un divorcio. O si algún creyente divorciado quiere contraer matrimonio en segundas nupcias. Es importante aclarar que el punto de vista que vamos a estudiar, puede no estar de acuerdo con otras corrientes de opinión cristianas que han abordado el tema. Aunque todos los estudios presentados están fundamentados sobre la Biblia y no sobre las experiencias.

Aunque sí, coincidimos y estamos de acuerdo con la Escritura, en que el matrimonio no solo es la voluntad de Dios, sino que es agradable ante sus ojos, y que ningún humano debe alterar su permanencia.

Los temas donde la Biblia guarda silencio o no es clara para nuestro entendimiento, debemos orar y estudiar lo que el Espíritu Santo nos esté diciendo respecto al tema, así podremos tener una mayor comprensión de cómo Dios mira la relación matrimonial.

Como consejeros todo el ministerio y consejo que demos a las personas que tienen problemas matrimoniales, debe basarse en la reconciliación y la restauración de la pareja; siempre debemos buscar que los cónyuges le den a Dios la oportunidad. Además no debemos escuchar ni dar consejo cuando el cónyuge está solo o sola, pues dado que el matrimonio es un pacto entre dos, no debemos escuchar solo una parte de la historia, ni mucho menos aconsejar porque será un consejo parcial y equívoco. Dice Proverbios 18:17: "Justo parece el primero que aboga por su causa; pero viene su adversario, y le descubre”.

Debemos hacer comprender a los cónyuges de que Dios ha establecido que el matrimonio es una relación con pacto. Dice Malaquías 2: 14: “Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto”. Y Eclesiastés 5:4, 5 recuerda que “Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas”.

El otro punto fundamental es que los cónyuges sepan que el matrimonio es sagrado y bueno a los ojos de Dios. Dice Génesis 2: 18, 21 - 24. “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda idónea para él. Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, un hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.

Dice la palabra que se bebe “dejar a los padres, para unirse al cónyuge”, lo cual significa que se efectuará un cambio de dependencia para cada uno. Y que dicho cambio involucra primeramente establecer una relación nueva y adulta con ambos. Para lo cual cada uno deberá estar sumamente interesado en las ideas, opiniones y prácticas del cónyuge, más que en las suyas propias. Dejará la dependencia de los padres para relaciones de afecto, aprobación, asistencia y consejo. Pues esto deberá ser desarrollado por la pareja. Será importante eliminar malas actitudes o resentimientos hacia los padres para prevenir, más adelante, ataduras emocionales. Ninguno debe intentar cambiar las actitudes al cónyuge, y mucho menos porque a sus padres no le agraden. Hacer de la relación conyugal, la relación humana prioritaria.

Cuando la Biblia dice “unirse al otro” a través del matrimonio significa ante todo la promesa de ser fiel el uno al otro hasta la muerte. Entendiendo que el matrimonio es una elección deliberada. Verlo como que es un asunto de obediencia, y no de conveniencia. Estar dispuestos y determinados a trabajar en la relación, basando la relación matrimonial en el compromiso, no en los sentimientos. Estar convencidos de que el matrimonio es un pacto irrevocable o un contrato que obliga de por vida, sin cláusula de anulación. Mantener la fidelidad a pesar de lo que suceda a cualquiera de los dos cónyuges. Hacer el uno al otro el mismo tipo de compromiso, así como en nuestra relación con Cristo, el uno al otro. Estar unidos el uno al otro en enfermedad y salud, pobreza y riqueza, placer y dolor, gozo y tristeza, buenos y malos tiempos, acuerdos y desacuerdos. Encarar los problemas mutuamente, discutirlos conjuntamente; buscar la ayuda de Dios en ellos y resolverlos mutuamente porque no debe haber otra manera dentro el matrimonio. Uno está comprometido con la otra persona para toda su vida.

La Biblia dice que “serán una sola carne” a través del matrimonio. Lo que significa ante todo tener unión física sexual, dentro de los límites del matrimonio y realizarla como santa, buena y agradable. Practicar una entrega total, dar y compartir con el otro hasta que la muerte los separe. Alcanzar la mayor intimidad para estructurar una indestructible unidad. Compartirlo todo: cuerpo, posesiones, percepciones, ideas, habilidades, problemas, sufrimientos, triunfos, fracasos, etc. Pues el matrimonio es una sociedad al 50% y 50%. Estar tan interesado acerca de las necesidades del otro, como lo hace con las propias. No permitir que las diferencias de gustos, opiniones, elecciones, estorben la unidad, sino que la fortalezcan con la aceptación de vivir en armonía respetando siempre la opinión del otro.

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Tabla de Contenido:

CURSO BÍBLICO PARA EL CONSEJERO CRISTIANO

CAPITULO 1: EL CONSEJO DE DIOS

CAPITULO 2: LA RAIZ DE LOS PROBLEMAS

CAPITULO 3: LAS PRUEBAS y LAS DIFICULTADES

CAPITULO 4: PECADO y ESCALVITUD

CAPITULO 5: SALVACIÓN y RESTAURACIÓN

CAPITULO 6: EL MINISTERIO DEL ESPIRITU SANTO

CAPITULO 7: SANIDAD DIVINA

CAPITULO 8: LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD ESPIRITUAL

CAPITULO 9: LIBERACIÓN ESPIRITUAL

CAPITULO 10: EL MATRIMONIO

CAPITULO 11: EL HOGAR CRISTIANO

CAPITULO 12: LA FAMILIA CRISTIANA

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