Publicado en Cursos / Consejería / — Carlos / 2015-07-16 13:42:35 / 8009

CAPITULO 10: EL MATRIMONIO

(7: Continuación)

7 - DIVORCIO Y SEGUNDAS NUPCIAS

Algunas de las causas y argumentos que esgrimen los cónyuges cristianos que quieren separase o divorciarse son las siguientes:

- Unos dicen que quieren ser librados de las amarras matrimoniales porque se sienten oprimidos en la relación, y que no hay otra salida que recuperar la “libertad”.

- Otros creen que no sienten más amor por su cónyuge, y que ha llegado el momento de renunciar a seguir conviviendo con el otro.

- Algunos dicen que se ha despertado en ellos una atracción por otro y que desean estar con el otro en lugar de su cónyuge.

- Hay quienes manifiestan que su cónyuge ha enfriado su relación de modo que ya no tiene más estímulo ni satisfacción de ningún tipo para seguir junto a él o ella.

En cada uno de estos casos la primera pregunta que surge es:

¿Cómo vamos a aconsejar?, O ¿Qué les diremos?

Ante todo debemos ir a la fuente: la Santa Biblia. Siempre recordando que como consejeros de Dios, no debemos mirar los valores de nuestra sociedad porque desde allí solo podremos ofrecer soluciones humanas, provenientes de la carne y los sentimientos, pero nunca de Dios. Comenzaremos buscando la opinión de Dios sobre el asunto que debemos aconsejar. Como hemos dicho al comienzo de este capítulo, no hay acuerdo establecido entre los maestro y estudiosos de la Escrituras, respecto a lo que la Biblia enseña referido al divorcio y segundas nupcias. Cuando tratamos un tema bíblico sobre el que hay desacuerdos, debemos ser muy cuidadosos. Si bien nuestra intención es dar respuestas claras y precisas, este tema es difícil para que lo logremos de una manera simple, porque sencillamente la Biblia no nos da todas las repuestas que necesitamos, por lo menos en los problemas específicos que se presentan en la sociedad actual sobre las rupturas matrimoniales. Sin embargo la Biblia habla con claridad del matrimonio, y de aspectos del divorcio y las segundas nupcias, las cuales nos pueden ayudar a inferir cual sea la voluntad de Dios en ciertos asuntos poco claros para nosotros.

Como hemos dicho el divorcio no está dentro del plan perfecto de Dios ni en Su perfecta voluntad. Lo está solo en su voluntad permisiva. Sí en cambio, está claro en las Escrituras que la muerte de un cónyuge disuelve el vínculo matrimonial y deja al cristiano viudo o viuda, libre para volverse a casar. También hallamos en la Biblia, como hemos mencionado, referencias de que Dios permite el divorcio bajo ciertas circunstancias. Deuteronomio 24: 1 - 4 dice: “Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio... Y salida de su casa, podrá ir y casarse con otro hombre. Pero si la aborreciere este último, y le escribiere carta de divorcio,... o si hubiere muerto el postrer hombre que la tomó por mujer, no podrá su primer marido, que la despidió, volverla a tomar para que sea su mujer,... porque es abominación delante de Jehová”.

Estos textos son claros en algunos aspectos, pero en otros no lo son, por ejemplo, no sabemos cuál es la clase de indecencia aquí implicada, aunque sabemos que no es adulterio, porque el Antiguo Testamento condenaba con la muerte este pecado, y además este texto solo implica el pecado en la mujer, no dice nada del hombre, y si está excluido no lo explica ¿por qué? Aunque esto lo podemos aclarar en las enseñanzas de Jesús, cuando Él se interpuso entre la adúltera y los que la iban a apedrear, y les dijo a los hombres que el que estuviera sin pecado lanzara la primer piedra contra la adúltera. Y en Marcos 10:11 Jesús dijo: “Cualquier hombre que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera contra ella”. Aquí encontramos algo importante, a causa de que todavía sigue “viva” nuestra naturaleza pecaminosa, esto hace que tengamos una inclinación a usar mal los textos que no están claros en la Biblia, a favor de la tendencia pecaminosa de nuestro viejo hombre. Pero si estudiamos cuidadosamente este pasaje, vemos que allí no hay ningún mandato, y que Jesús corrigió la falsa interpretación cuando los fariseos le preguntaron si era lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa. Jesús les contestó diciendo que Moisés lo permitió a causa de la dureza de los corazones, pero agregó: “más al principio no fue así” (Mateo 19:18).

Aunque continúe la falta de claridad en algunos casos específicos para aconsejar y ayudar a solucionar los problemas matrimoniales, no tenemos ninguna duda respecto a la eficacia de aplicar el perdón a cualquier tipo de conflicto de relación humana. Lamentablemente algunos cristianos ponen a ciertos “pecados matrimoniales” en una clase especial que parecería que no pueden ser perdonados. Hay casos de legalismo religioso, en que los líderes espirituales han aconsejado y obligado a separase a matrimonios casados en segundas nupcias con hijos nacidos de dicha unión. Cuando el rey David cometió los pecados de adulterio y de ser el autor intelectual de un homicidio, según la ley debía haber sido condenado a muerte y ejecutado por sus pecados. Pero cuando David confesó sus pecados, y mostró su arrepentimiento, les pidió misericordia a Dios, y Dios lo perdonó, aunque debió sufrir la consecuencia de los pecados cometidos en sus propios hijos. Cuando Jesús ministró el perdón a la adúltera le dijo: “Ni yo te condeno, vete y no peques más”. A modo de clarificar el tema podemos decir que primeramente el divorcio no es una parte del plan perfecto de Dios, y que a causa del pecado que opera en el mundo, afectó todas las relaciones humanas, y es por ello que Dios permite el divorcio y las segundas nupcias. El otro aspecto fundamental es que Dios ya hizo provisión por todos nuestros pecados, pasados, presentes y futuros, y la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. Aunque tampoco debemos olvidar, que Dios no garantiza desligarnos de las consecuencias de los pecados cometidos.

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Tabla de Contenido:

CURSO BÍBLICO PARA EL CONSEJERO CRISTIANO

CAPITULO 1: EL CONSEJO DE DIOS

CAPITULO 2: LA RAIZ DE LOS PROBLEMAS

CAPITULO 3: LAS PRUEBAS y LAS DIFICULTADES

CAPITULO 4: PECADO y ESCALVITUD

CAPITULO 5: SALVACIÓN y RESTAURACIÓN

CAPITULO 6: EL MINISTERIO DEL ESPIRITU SANTO

CAPITULO 7: SANIDAD DIVINA

CAPITULO 8: LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD ESPIRITUAL

CAPITULO 9: LIBERACIÓN ESPIRITUAL

CAPITULO 10: EL MATRIMONIO

CAPITULO 11: EL HOGAR CRISTIANO

CAPITULO 12: LA FAMILIA CRISTIANA

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