Publicado en Cursos / Consejería / — Carlos / 2013-11-28 09:28:40 / 8320

CAPITULO 2: LA RAIZ DE LOS PROBLEMAS

(6: Continuación)

6 - LA ESPERANZA

Un consejero cristiano, sobre todo, tiene que ser una persona de esperanza. Su tarea principal será de dar una nota de optimismo bíblico, frente al peso del problema del aconsejado, y ese optimismo estará basado en las seguras garantías que ofrecen las promesas de Dios en las Escrituras. Tiene que estar firmemente persuadido de la fidelidad de Dios en el cumplimiento de sus promesas. El entusiasmo es verdaderamente contagioso cuando está basado en la Palabra de Dios. En al carta de Pablo a los Romanos 15:13 dice: “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo”. Este pasaje nos habla del ánimo y la constancia que trae la esperanza. Muchas personas llegan buscando el consejo de Dios para aliviar sus vidas abatidas y en estado de desesperación, por ello gran parte de la tarea de aconsejar comprenderá en instar a alcanzar la esperanza bíblica para ayudar a los aconsejados a cambiar sus estados de desesperanza.

LA ESPERANZA DURANTE EL PROCESO DEL  CAMBIO

El apóstol Pablo al escribir su primer carta a los Tesalonisenses, alaba la decisión de los creyentes que abandonaron los ídolos para servir a Dios, y que recibieron la Palabra de Dios en medio de grandes dificultades y problemas. Por ello les dice: “Damos gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones, acordándonos sin cesar delante de Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo”. Ellos estaban padeciendo, pero los mantenía la constancia basada en la esperanza. Cuando un aconsejado comienza a restaurar su vida, necesita la constancia para enfrentar la dificultad de los primeros fracasos a causa de las pautas de conductas que está cambiando, allí el aconsejado necesita sobre todas las cosas una sólida esperanza. La esperanza será la fuerza que le ayudará a continuar si desmayar a lo largo del proceso del cambio.

¿QUIÉN NECESITA ESPERANZA? : TODAS LAS PERSONAS NECESITAN ESPERANZA

Toda persona con problemas necesita esperanza, el pecado  o la dificultad que está atravesando produce en ella efectos de abatimiento, dudas  y desánimo. La conjunción de estos problemas terminan en la desesperanza. Cualquier creyente también en algún momento de adversidad puede ser alcanzado por el desánimo. La Biblia ofrece una doble esperanza:

* LA ESPERANZA FUTURA: Llamada también la esperanza bendita , que incluye, el cumplimiento de las profecías para los “últimos tiempos” bíblicos.  Donde se anuncia la segunda venida de Cristo, la resurrección de los muertos, la eliminación del pecado, y el cese de todo sufrimiento. Esta es la gran esperanza de todo cristiano.

LA ESPERANZA DE LA BIENAVENTURANZA ACTUAL: La buena noticia para el aconsejado, es que el alivio a su dolor y la angustia de su problema que parecían interminables, no solo tendrá el alivio buscado, sino que traerá también la solución a su problema, “aquí y ahora”. La promesa de Dios para sus hijos en esta vida, es una seguridad de lograr una vida de paz, de gozo, con la bendita presencia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Dice la carta de Pablo a los Colosenses 1: 5,6,10-14: “…a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio, que ha llegado hasta vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad, … para que andéis como es digno del Señor, …llevando fruto en toda buena obra, …fortalecidos con todo poder, …con gozo…el cual (el Padre Dios) nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, de quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados”.

ALGUNOS DE LOS PROBLEMAS QUE REQUIEREN ESPERANZAS:

Las personas que padecen de problemas agudos y prolongados necesitan esperanza. La mujer que tocó el manto de Jesús en medio de la multitud, dice la Palabra de Dios en el evangelio según San Lucas 8:43, que ella “padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada”. Ella mantuvo firme la esperanza en Dios, hasta que Jesús la sanó. Las personas como esta mujer, cuyos problemas tienen varios años, y van en busca del consejo de Dios, ante todo necesitan esperanza. Porque ellos han hecho varios intentos para hallar alivio a sus problemas, pero han fracasado, esto hace que vayan perdiendo la esperanza de que alguien pueda resolverlos. Estas personas necesitan tener la seguridad de que hay esperanza en Cristo, y esta esperanza está dentro del poder de su Palabra, ministrada por su Espíritu, como dice la carta a los Romanos 15:4: “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza”.

Las personas que viven atemorizadas, que tienen miedo de todo, necesitan esperanza. Porque el temor paraliza a las personas, es una fuerza que se opone y aleja el amor, pues el amor da confianza, firmeza, seguridad al que ama y al que es amado. Dice la Biblia en la primer carta de Juan el Apóstol 4:18: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”.

Las personas que han tenido varios fracasos en la vida necesitan esperanza. La mayoría de las personas con fracasos, son personas que han permitido que el enojo y el resentimiento impregnen sus corazones. Es necesario que el consejero confronte al aconsejado para que abandone el enojo y el resentimiento, culpando a otros de sus propios fracasos; en este caso lo más importante es llevar al aconsejado a que se arrepienta de sus actitudes, antes de ministrarle esperanza. Hay que impulsarle a que cambie sus actitudes negativas y ponga sobre ellas la perseverancia y la paciencia, para continuar a la meta de la solución sin desmayar, a pesar de las demoras o dificultades que lleve el proceso de cambio. Durante todo el transcurso de las sesiones, el aconsejado necesitará una esperanza genuina de que en Cristo será mas que vencedor.

Las personas deprimidas necesitan esperanza. El problema de la depresión, entre otros es que la persona tiende a abandonar sus tareas y deberes regulares, y esto debilita su responsabilidad como ser humano, y por supuesto queda desprovisto de toda esperanza. El consejero ante todo debe mostrarle la posibilidad de una nueva forma de vida en Cristo, e impulsarlo a abandonar toda actitud de compadecerse a sí mismo, y que se arrepienta de todo acto contrario a la voluntad de Dios, para que el deprimido pueda desarrollar acciones positivas para alcanzar esperanza. Pues en estos casos lo que trae la esperanza al aconsejado será la acción, y no las palabras. Las personas que han sufrido pérdidas irreparables necesitan esperanza.

Son variados los tipos de pérdidas con experiencias destructivas, que traen desesperanzas a quienes las sufren:

  1. Pérdida de un ser querido por muerte.
  2. Pérdida de un cónyuge, por adulterio o divorcio.
  3. Pérdida de un enamorado por engaño, o abandono.
  4. Pérdida del hogar por mudanza obligada, o por destrucción.
  5. Pérdida de empleo.
  6. Pérdida de posesiones personales por bancarrota.
  7. Pérdida de buen nombre y prestigio.

Las personas que no han tenido una experiencia personal con Cristo necesitan esperanza.

Todo no creyente vive en desesperanza, porque no ha experimentado la esperanza bendita que viene de Creer el Evangelio. Dice la carta a los Romanos 8:24: “Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, a qué esperarlo?”.

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Tabla de Contenido:

CURSO BÍBLICO PARA EL CONSEJERO CRISTIANO

CAPITULO 1: EL CONSEJO DE DIOS

CAPITULO 2: LA RAIZ DE LOS PROBLEMAS

CAPITULO 3: LAS PRUEBAS y LAS DIFICULTADES

CAPITULO 4: PECADO y ESCALVITUD

CAPITULO 5: SALVACIÓN y RESTAURACIÓN

CAPITULO 6: EL MINISTERIO DEL ESPIRITU SANTO

CAPITULO 7: SANIDAD DIVINA

CAPITULO 8: LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD ESPIRITUAL

CAPITULO 9: LIBERACIÓN ESPIRITUAL

CAPITULO 10: EL MATRIMONIO

CAPITULO 11: EL HOGAR CRISTIANO

CAPITULO 12: LA FAMILIA CRISTIANA

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