Publicado en Cursos / Consejería / — Carlos / 2013-12-14 17:15:36 / 10648

CAPITULO 6: EL MINISTERIO DEL ESPIRITU SANTO

(5: Continuación)

5 - EL FRUTO DEL   ESPIRITU SANTO

El Apóstol Pablo dice en Efesios capítulo 1: “Yo estoy orando por ustedes, cristianos; que vuestros ojos se abran para que puedan comprender la esperanza de vuestro llamamiento”. Los creyentes no hemos sido llamados para estar bajo esclavitud, ni para ser afectados por satánicas opresiones, ni derrotados espiritual o materialmente, ni tampoco confundidos. Dios nos ha llamado para ser herederos de Dios y coherederos de su Hijo Jesucristo.

Lo primero que Dios necesita es que abramos los ojos del entendimiento, para que conozcamos lo que Dios quiere damos. Porque los que conocen a Dios son capacitados para ser 1íderes espirituales de la iglesia del Señor.

El Apóstol Pablo no quiere que solamente conozcamos a Dios, sino que conozcamos toda la gracia que nos es dada por herencia; y para ser dignos herederos de su gracia debemos conocer todo lo que podemos recibir del Señor en esta vida. Por eso el Apóstol Pablo dice: “Quiero que sepan la grandeza de su PODER que es extendido a ustedes” (paráfrasis de Efesios 1:19).

¿Cuál es la medida del poder de Dios? Reside en el poder sobrenatural que resucitó a Jesús de los muertos, lo levantó y lo elevó a las regiones celestiales, y lo puso como Señor sobre autoridades, principados, potestades, que están moviéndose en los lugares celestiales de todo el universo. Esa es la medida del poder de Dios para usted y para cada uno de nosotros. Esta es la herencia de los hijos de Dios; para que traigamos su reino y autoridad en el nombre del Señor. En 1 Corintios 12, dice: “No quiero que ignoréis acerca de los dones espirituales”. La raíz de la palabra griega dones es "CHARIS" , que significa: favor inmerecido. Esto es: no hemos sido nosotros quienes logramos ganar el favor de Dios, pues la palabra de Dios dice que por gracia somos salvos y esto, por la fe, no por obras para que nadie se gloríe.

El bautismo en el Espíritu Santo viene a través de la GRACIA y no de las obras. La misma obra del Espíritu Santo al darnos poder, éste poder proviene también de la GRACIA y no de las OBRAS ; esto no es en recompensa por ser buenos, es la recompensa de Dios para aquellos que Él ama. Él le amó a usted cuando era pecador y Él le ama ahora que es un santo en Cristo Jesús; usted no ha ganado el amor de Dios, sólo debe disfrutar el amor de Dios, debe adorarle y ensalzarle por ese amor, porque ninguno de nosotros puede ganar ni obtener el amor de Dios por sí mismo. Por ello el Apóstol Pablo dice: “No quiero que ustedes sean ignorantes acerca de los dones que Dios otorga por gracia”. Pero, para que estos dones puedan operar en nuestra vida, primeramente debe llegar el bautismo del Espíritu Santo a nuestras vidas.

Este Espíritu reproduce en nosotros un fruto con nueve virtudes. Están unidos por tres grupos siguiendo las virtudes teologales de: FE, ESPERANZA Y AMOR. El Apóstol Pablo dice que esto permanece en nosotros. Ciertamente no necesitaremos FE y ESPERANZA cuando estemos en el Espíritu morando con el Padre en gloria, pero son estas virtudes las que hoy nos pueden hacer semejantes a Cristo, participando de su misma naturaleza. El capítulo 13 de la primera carta a Corintios presenta una descripción perfecta de la naturaleza del Señor Jesucristo, Él es paciente, bondadoso, tierno, amoroso. Tengamos en cuenta que cualquier fruto toma tiempo para desarrollarse, la vida del tronco del árbol se extiende por las ramas y de ellas salen los brotes, de ellos una flor, la flor se abrirá y comenzará a dar fruto.

A veces oramos a Dios pidiendo que nos dé amor para amar más a los perdidos, y Él nos dice: “Hijo, te he dado esperanza”, Y nosotros insistimos y le decimos: “Señor, no quiero esperanza quiero amor”; Dios dice que la prueba de nuestra fe obra paciencia, y la paciencia da perseverancia, la palabra griega "HUPOMENO" expresa la perseverancia, y significa: “morar bajo presión o bajo condiciones penosas, el que se queda en el lugar y no huye, el que sufre soportando el dolor con valentía y confianza”. De la perseverancia nace la esperanza, y la Biblia dice que la esperanza no avergüenza, porque el amor de Dios es derramado en nuestros corazones. Entonces, para que madure el fruto del Espíritu en nuestras vidas, deberemos pasar por pruebas y tribulaciones, para tener la fuerza de perseverar y tener paciencia en medio de las dificultades. Y mientras somos probados bajo circunstancias adversas, vamos perdiendo conciencia de nosotros mismos, y se comienza a producir el fruto del amor, para ser capaces de amar a nuestro hermano y a nuestro prójimo como debemos hacerlo. Y cuando esto comienza a manifestarse en una persona, comenzamos a exhalar la fragancia de la presencia de Cristo en nuestras vidas, y las personas detectarán que usted y yo hemos estado con Jesús.

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Tabla de Contenido:

CURSO BÍBLICO PARA EL CONSEJERO CRISTIANO

CAPITULO 1: EL CONSEJO DE DIOS

CAPITULO 2: LA RAIZ DE LOS PROBLEMAS

CAPITULO 3: LAS PRUEBAS y LAS DIFICULTADES

CAPITULO 4: PECADO y ESCALVITUD

CAPITULO 5: SALVACIÓN y RESTAURACIÓN

CAPITULO 6: EL MINISTERIO DEL ESPIRITU SANTO

CAPITULO 7: SANIDAD DIVINA

CAPITULO 8: LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD ESPIRITUAL

CAPITULO 9: LIBERACIÓN ESPIRITUAL

CAPITULO 10: EL MATRIMONIO

CAPITULO 11: EL HOGAR CRISTIANO

CAPITULO 12: LA FAMILIA CRISTIANA

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