Publicado en Cursos / Consejería / — Carlos / 2013-12-14 17:15:36 / 10645

CAPITULO 6: EL MINISTERIO DEL ESPIRITU SANTO

(8: Continuación)

Don de Lenguas

La palabra de Dios dice que “el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios, pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios”. “El que habla lenguas extrañas a sí mismo se edifica”. El Apóstol Pablo especifica que las lenguas son por señal para los incrédulos (ejemplo, Hechos, 2:6-12 y 1 Corintios 14.1- 22), y no para los creyentes. Y exhorta a que nadie impida el hablar en lenguas, pero que todo se haga decentemente y en orden (1 Corintios 14:39-40).

Interpretación de Lenguas

“Así que -dice el Apóstol Pablo en 1 Corintios 14:5:- quisiera que todos vosotros hablaréis en lenguas, pero más que profetizaréis, porque mayor es el que las interprete para que la iglesia reciba edificación”... “Así también vosotros, pues que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia. Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla” (1 Corintios 14:12-13).

El Espíritu Santo es soberano y puede usar cualquier medio para comunicarse con la iglesia, y muchas veces ha llevado mensajes espirituales a las congregaciones o asambleas por medio de las lenguas y su interpretación. Pero la dirección normal de hablar en lenguas es, evidentemente, del hombre hacia Dios, más bien que cumplir el papel de profecía revelada.

Don de Fe

Fe es un don del Espíritu que edifica y sobre-edifica; cuanto más es ejercitado este don, más se edifica el creyente en la Fe. El don de Fe es la capacitación instantánea que proviene de Dios para habilitar al creyente en la acción de hechos sobrenaturales. La Fe está basada en lo que Dios ya ha hecho. Cuando Jesús les dijo a sus discípulos: "Tened fe en Dios" , y les explicó acentuando que si no tuvieren dudas en su corazón -no en la mente- y creyeren que será hecho lo que dicen, lo que digan les será hecho, como decirle a un monte: "Quítate y échate al mar,... y se moverá”.

El don de fe no es pedir a Dios que Él se ocupe del monte; un monte representa un obstáculo o una gran dificultad. Y sólo haciendo uso de una Fe perfecta se puede dirigir uno al monte para que se mueva. Esta fe es el resultado de un conocimiento pleno de la voluntad de Dios, pues estamos mandando hacer aquello que Dios ya ha mandado, diciendo lo que Dios también ya ha decidido. El don de Fe actúa en el conocimiento perfecto de la voluntad de Dios.

Don de Sanidades

La sanidad es parte integrante de la expiación. Isaías 53:5, dice: "Mas El herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados".

Ningún cristiano que cree en la palabra de Dios puede negar la eficacia del sufrimiento de Cristo por nuestros pecados. Entonces debemos creer que la sanidad que Jesús  compró en la cruz es también alcanzable y eficaz en el día de hoy. Mediante su muerte expiatoria, nuestro Señor proveyó sanidad para nuestros cuerpos como también sanidad para nuestras almas. Todos sabemos que la enfermedad se instaló como resultado y consecuencia del pecado en la caída del primer hombre y es precursora de la muerte. Jesús vino para abolir la ma1dición (Gálatas 3:13) y restaurar la curación del cuerpo. Este es uno  los grandes beneficios que Dios extiende a su pueblo, por ello Él es quien ha provisto a la iglesia de los dones de sanidades.

El ministerio de Jesús estuvo dedicado en gran parte a la curación de los enfermos; Jesús sanó para que Dios sea glorificado (Juan, 9:3). Curó para deshacer las obras del diablo (Lucas, 13:16, Hechos, 10:38). Sanó porque tuvo compasión por el sufrimiento (Marcos, 1:41).

En el Nuevo Testamento, la sanidad divina acompañó la obra evangelística por medio de los apóstoles (Hechos, 3: 11,4:4).

Jesús anunció que las señales y milagros de sanidad acompañarían la predicación del evangelio (Marcos, 16: 15-18).

Los dones de sanidades se pueden manifestar de dos maneras: sanando al enfermo milagrosamente por medio de la oración de Fe, o permitiendo que el enfermo sea asistido por los médicos, y que la sanidad milagrosa se produzca mediante la intervención médica. En muchos casos puede ocurrir que el paciente no sane, debido a circunstancias que no conocemos y que Dios no nos revela, por lo tanto no debemos formular declaraciones que luego no puedan ser respaldadas o confirmadas por la voluntad de Dios.

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Tabla de Contenido:

CURSO BÍBLICO PARA EL CONSEJERO CRISTIANO

CAPITULO 1: EL CONSEJO DE DIOS

CAPITULO 2: LA RAIZ DE LOS PROBLEMAS

CAPITULO 3: LAS PRUEBAS y LAS DIFICULTADES

CAPITULO 4: PECADO y ESCALVITUD

CAPITULO 5: SALVACIÓN y RESTAURACIÓN

CAPITULO 6: EL MINISTERIO DEL ESPIRITU SANTO

CAPITULO 7: SANIDAD DIVINA

CAPITULO 8: LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD ESPIRITUAL

CAPITULO 9: LIBERACIÓN ESPIRITUAL

CAPITULO 10: EL MATRIMONIO

CAPITULO 11: EL HOGAR CRISTIANO

CAPITULO 12: LA FAMILIA CRISTIANA

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