Publicado en Cursos / Consejería / — Carlos / 2014-01-02 15:09:33 / 8627

CAPITULO 8: LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD ESPIRITUAL

(5: Continuación)

El alcohólico y también el drogadicto están bajo el control de un estimulante mental, que afecta todas sus funciones mentales, emocionales y corporales, y la persona alcoholizada o drogada abre las puertas a espíritus inmundos que levantarán fortalezas de adicción en su alma. Generalmente el alcohólico es alguien que perdió su propósito en la vida, y también su dominio propio. Como sucede con los problemas predominantes de la vida tienen su origen en el pecado.

Gálatas 5: 19-21, manifiesta una extensa lista de las obras de la carne que son contrarias y se oponen al Espíritu de Dios, incluyendo: “borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas”.

El fin de los alcohólicos incluye no solo su ruina personal sino su ruina económica, que les convertirá en pordioseros, tal como lo advierte Proverbios 23:20,21: “No estéis con los bebedores de vino, ni con los comedores de carne; porque el comilón y el bebedor empobrecerán, y el sueño hará vestir vestidos rotos”.

LA DROGADICCIÓN

La Biblia no guarda silencio sobre ningún problema social, o mucho menos sobre aquello que pueda dañar o matar la vida humana. La Biblia habla de los adictos a las drogas, y los llama “hechiceros”, u “obradores de artes mágicas”. La palabra “hechizo”, y “artes mágicas” fueron traducidas del original griego de la palabra PHARMAKEIA , que proviene de PHARMAKON y que significa: DROGA . Está comprobado que los hechiceros y adivinos usan drogas para acceder a un estado alterado de sus conciencias, donde en realidad quedan a merced de los espíritus de brujería, hechicería, adivinación, quienes les imparten el conocimiento y el poder sobrenatural para hacer sus sortilegios o encantos.

La mayoría de las personas que experimentan con drogas buscan una evasión de la realidad existencial, y la droga hace que lo logren al alterar sus estados consientes. Y es allí en ese estado de total descontrol, donde los demonios les hacen vivir experiencias encantadoras y delirantes que los lleva a la esclavizante adicción.

MINISTRANDO AL ALCOHOLICO Y AL DROGADICTO

Tanto las bebidas alcohólicas como las drogas producen adicción. Es imposible ayudar a un adicto si este no busca o desea recibir ayuda. Debe haber una toma de conciencia del que está atrapado y que reconoce que no puede salir por sí solo; y vislumbra que lo que está en juego es su propia vida en la tierra, y por consiguiente la de su alma en la eternidad. En esa condición se puede asegurar al adicto que Dios puede, y quiere sanarlo y liberarlo de su estado de esclavitud.

El primer paso es lograr que el adicto reconozca su pecado sin confesar, para que se arrepienta a Dios de todo corazón.

Luego hay que llevarlo a que admita su adicción. Este paso no es fácil porque el arrepentido todavía lucha con su orgullo, y dice: “Yo controlo lo que bebo, porque tengo cultura alcohólica”, o “Yo me drogo controladamente”. Esto es una absoluta mentira que debe ser desenmascarada.

Debemos advertir al adicto que no será curado en tres o cuatro semanas, y que será un largo proceso, donde debe haber límites rigurosos de contención. Que incluirá el abandono del núcleo de sus amistades con las que compartía la adicción, y de todos sus contactos con los proveedores de la adicción. Si el aconsejado vive cerca de la comunidad o vecindario donde se alcoholiza o droga, será imprescindible no solo alejarse de ella, sino también el mudarse a otro lugar. Cambiar el trayecto que lo acerque a los lugares comunes de la adicción. Buscar estar acompañado en todo momento, especialmente en los tiempos libres por personas que conozcan su problema.

Así como hemos aprendido el proceso de quitar el pecado y poner la santidad, aquí se requiere el reemplazar las malas amistades por nuevas amistades de cristianos comprometidos. Buscar el compañerismo cristiano es uno de los principales factores que le ayudarán a terminar con las tentaciones para volver a la adicción.

Debemos ayudar al aconsejado a que aumente su fe en que Dios nunca le abandonará, y llevarlo a la convicción de que su cuerpo ha sido transformado en templo del Espíritu Santo de Dios, y por lo tanto será restaurado a esa condición.

Debemos afirmarlo en la lucha contra todo tipo de temor, temores al pasado, temores a volver a caer, temores hacia la sociedad, temor a ser rechazado. Advirtiéndole que el único que acusa es el diablo, y que él es un enemigo vencido. Y que Dios está guardando su mente con perfecta paz.

ADICCIÓN O ESCLAVITUD SEXUAL

La lujuria una vez que es “despertada” en una persona, despierta una voracidad tal que jamás puede satisfacerse, no tiene un punto culminante de satisfacción. Porque cada perversión sexual pedirá una nueva experiencia de perversión. El pecado sexual es así, nunca puede satisfacerse, siempre promete más si se participa más. Así obra Satanás para esclavizar las almas, siempre está seduciendo para que tomemos algo más, hasta que el punto en que el alma agobiada por el peso del pecado quiera salir por sí misma, pero allí se dará cuenta que está esclavizada, y que necesitará ser ayudada para ser liberada de la esclavitud. 1 Corintios 6:16, 18 dice: “¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice, los dos serán una sola carne....Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica contra su cuerpo peca”. Estos lazos del alma son increíblemente poderosos, por eso el pecador vuelve una y otra vez, convirtiéndose en un pecador reincidente.

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Tabla de Contenido:

CURSO BÍBLICO PARA EL CONSEJERO CRISTIANO

CAPITULO 1: EL CONSEJO DE DIOS

CAPITULO 2: LA RAIZ DE LOS PROBLEMAS

CAPITULO 3: LAS PRUEBAS y LAS DIFICULTADES

CAPITULO 4: PECADO y ESCALVITUD

CAPITULO 5: SALVACIÓN y RESTAURACIÓN

CAPITULO 6: EL MINISTERIO DEL ESPIRITU SANTO

CAPITULO 7: SANIDAD DIVINA

CAPITULO 8: LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD ESPIRITUAL

CAPITULO 9: LIBERACIÓN ESPIRITUAL

CAPITULO 10: EL MATRIMONIO

CAPITULO 11: EL HOGAR CRISTIANO

CAPITULO 12: LA FAMILIA CRISTIANA

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