Publicado en Cursos / Consejería / — Carlos / 2014-01-02 15:09:33 / 8635

CAPITULO 8: LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD ESPIRITUAL

(9: Continuación)

MINISTRANDO AL ABUSADOR

El creyente que se declara abusador, debe reconocer el abuso de niños como un pecado y estar decidido a confesarlo y a arrepentirse de él.

Para una completa sanidad de la culpabilidad de la persona, es necesario pedir el perdón de Dios, y si es posible también el de la víctima. Colosenses 3: 12, 13 dice: “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros”.

Se debe impulsar al abusador a que busque que Dios renueve su mente, y que sea lleno con el Espíritu Santo.

Si hay un comportamiento demoníaco hay que echar fuera el demonio de perversión sexual.

Si el abusador no quiere someterse, o no responde a una disciplina correctora de terapia espiritual, hay que impulsarlo a que reciba ayuda profesional idónea, puede ser psicológica o psiquiátrica, o aún neurológica en el caso que tenga una afección orgánica, para que sea sanado.

COMO MINISTRAR A LA VICTIMA DEL ABUSO

Debemos Reconocer que la víctima ha sido deshonrada y por lo tanto sufrirá rechazo, culpa, baja auto-estima, pobre imagen de sí misma, ira, amargura, resentimiento, temor, y falta de perdón. La víctima necesita comprensión, oración, apoyo de su familia y amigos, consejo bíblico y la seguridad de que esta experiencia de su vida puede ser superada y transformada por medio de Cristo.

Aunque es normal tener amargura y resentimiento, la víctima debe reconocer que su actitud es pecado, y que a través de un proceso de confesión y arrepentimiento, puede ser libre. Podemos usar el texto de 1 Juan 1: 9. "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.

Es fundamental que la víctima perdone al culpable. Tal como lo anuncia Mateo 6:14, 15 "Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial".

Debemos lograr que la víctima exprese su amor a Dios, y también al culpable, para que pueda amarse a sí mismo. Mateo 22:37, 38, 39 dice: "Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo".

Es conveniente en estos casos, si la víctima está muy resentida, y ganada por el odio, guiarla a un pastor experimentado en esta área, o a un profesional idóneo, para que sea aconsejada y ministrada, si adicionalmente necesita otro tipo de ayuda.

ABUSOS DE ESPOSAS

No todo abuso es físico; algunos de los más dañinos son emocionales. Millones de mujeres sufren cada día la angustia del abuso. En un alto porcentaje de todos los matrimonios, la fuerza física es usada al menos una vez.

¿Por qué un hombre golpearía a la mujer a la que él ha prometido solemnemente amarla y cuidarla? ¿Por qué un hombre que se declara cristiano se rendiría a semejante comportamiento violento?

Si un niño crece en un hogar donde su padre maltrata a su mamá u otro miembro de la familia, él tendrá la tendencia de abusar de otros cuando él crezca. Éxodo 34:6,7 dice: “Jehová, Jehová, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al mal- vado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación”.

Los esposos abusivos son hombres que sufren y todavía no han aprendido a tratar con las tensiones de la vida. Pueden derivarse de problemas físicos, del exceso de alcohol, o abuso de drogas, pero nunca serán una excusa para justificar la ira descontrolada de un hombre. En vez de admitir que existe un problema, un hombre abusivo convencerá a su esposa que ella es culpable por sus explosiones de ira, por esto, siente que él tiene derecho de castigarla. Él continuará su abuso tanto como se le permita acusar a su esposa. Muchas veces un esposo que abusa, sufre de inseguridades y es extremadamente dependiente de su esposa.

Un esposo abusivo debe aceptar la responsabilidad de sus propias acciones y volverse a Dios pidiendo fortaleza diaria para lograr vencer su naturaleza abusiva. Desdichadamente, este ciclo de violencia nunca terminará a menos que una o ambas partes decidan hacer algo y perseveren en su decisión.

Cuando se ministra a una pareja en estas condiciones, generalmente se recomienda una separación de algunos meses, mientras ambas personas reciben consejería personal intensiva, seguida de muchos meses de consejería matrimonial.

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Tabla de Contenido:

CURSO BÍBLICO PARA EL CONSEJERO CRISTIANO

CAPITULO 1: EL CONSEJO DE DIOS

CAPITULO 2: LA RAIZ DE LOS PROBLEMAS

CAPITULO 3: LAS PRUEBAS y LAS DIFICULTADES

CAPITULO 4: PECADO y ESCALVITUD

CAPITULO 5: SALVACIÓN y RESTAURACIÓN

CAPITULO 6: EL MINISTERIO DEL ESPIRITU SANTO

CAPITULO 7: SANIDAD DIVINA

CAPITULO 8: LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD ESPIRITUAL

CAPITULO 9: LIBERACIÓN ESPIRITUAL

CAPITULO 10: EL MATRIMONIO

CAPITULO 11: EL HOGAR CRISTIANO

CAPITULO 12: LA FAMILIA CRISTIANA

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