Publicado en Cursos / Consejería / — Carlos / 2014-02-01 12:04:19 / 9306

CAPITULO 9: LIBERACIÓN ESPIRITUAL

(5: Continuación)

Llegó allí Saúl, disfrazado, pues trataba de ocultar su identidad, y le pidió a la adivina que le diera un vaticinio del futuro e hiciera venir de los muertos al espíritu del profeta Samuel. Pero antes de que la mujer hiciera algo, fue conmovida y lanzó un grito de horror.

Dice la Biblia que la adivina de pronto “clamó en alta voz” , porque vio a Samuel, a quien obviamente no esperaba ver. Lo que ocurrió fue que Dios decidió intervenir en esa sesión de espiritismo para darle a Saúl su último mensaje a través del profeta que decía: “Como tú no obedeciste a la voz del Señor tu Dios (...) mañana estaréis conmigo, tú y tus hijos; y Dios entregará también al ejército de Israel en mano de los Filisteos” (1 Samuel 28: 18-19). Si analizamos en detalle este pasaje, podemos descubrir que no hay ninguna base para afirmar algún tipo de doctrina, o actividad espiritista o de invocación de espíritus de personas muertas, sino que muestra la absoluta soberanía y supremacía de Dios que interviene cómo y cuándo Él quiere hacerlo. La adivina que decía practicar la comunicación con los muertos, jamás había tenido la experiencia de ver a un muerto en cuerpo presente como ambos vieron aparecer al profeta Samuel. Ese fue el motivo por la que quedó aterrorizada, y Saúl fue paralizado de miedo, no solo al ver al profeta que había solicitado que sea traído a su presencia desde ultratumba, sino cuando escuchó que el Dios vivo lo rechazó.

Desde la antigüedad las culturas panteístas practicaron la comunicación con los que creían eran espíritus de ultratumba. Los espiritistas creen que logran comunicarse con las almas de los muertos.

El ser humano siempre fue atraído por el consuelo de poder comunicarse con sus seres fallecidos más queridos. Pero, además de ser el engaño del diablo para esclavizar las almas por medio de los médium que permiten que los demonios simulen ser las almas de personas fallecidas, La Biblia condena toda práctica de espiritismo.

Desde los tiempos de Moisés Dios advertía a su pueblo: “No aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones (...) ni quien practique adivinación (...) ni quien consulta a los muertos” (Deuteronomio 18:9,11). En la versión de La Biblia al Día dice: “ni ningún tipo de espiritismo”. En el espiritismo Satanás busca personas para emplearlas como instrumentos o “médium” para engañar y seducir a todo curioso buscador del conocimiento sobre la vida después de la muerte.

Los espiritistas subestiman a los cristianos pues dicen que solo tienen fe en la vida después de la muerte, pero que ellos son los que tienen la verdadera evidencia. Creen que realmente hacen contacto con las almas de las personas que murieron, y que son poseedores de los secretos ocultos de una “tercera revelación” que está más allá de Cristo, y que la reciben por medio de la Inteligencia Infinita, a quien adoran como el Divino o Supremo Poder.

La gran falsificación de Satanás en el espiritismo es la duplicación falsa de dones sobrenaturales como el don de profecía, hablar e interpretar lenguas, dones de sanidades, palabra de ciencia, etc. Adoptaron los nombres de los patriarcas del cristianismo y tratan de reproducir los dones espirituales, aunque es fácil descubrir las raíces del ocultismo insertadas en la distorsión de sus prácticas.

Si bien en la actualidad están agrupados en la Asamblea General Internacional de Espiritistas, existen muchos grupos distintos con gran variedad de creencias; es más, se adaptan a las distintas culturas y prácticas religiosas. Por eso en occidente podemos encontrar algunas corrientes que se consideran espiritistas “cristianos”, y utilizan imágenes con la figura que ellos dicen es de Jesús.

4 - LA HECHICERIA

En contraste con la doctrina bíblica de la gracia, esta práctica ocultista invoca espíritus de las tinieblas y a través de procesos y fórmulas secretas de la magia ceremonial contactan los demonios para conseguir su ayuda en alguna empresa humana. En la hechicería todo funciona según fórmulas esotéricas establecidas desde la antigüedad. Con el conocimiento de las leyes espirituales del ocultismo, el brujo, shamán, hechicero, gurú, o curandero, se transforma en el mediador entre el consultante y los espíritus invocados. En cada operación el hechicero realiza un “pacto espiritual” en el cual el brujo vende poder a cambio de la cesión del alma o de alguna área del candidato. Es por esto que la Biblia prohíbe su práctica, no solo prohíbe hacer pactos con demonios, sino también la negación a realizar ningún contacto con el mundo de los espíritus. Siempre esta práctica llevará a la persona misma o a algún familiar cercano a un desastre. Si la persona acude al hechicero buscando sanidad, y es sanado, el mal no desaparecerá sino que será transferido a otra área del mismo cuerpo o a algún familiar. Lo mismo si se trata de buscar solución a problemas o liberación espiritual de algún mal. En realidad los espíritus malignos nunca desean hacer el bien a nadie, siempre buscan engañar para esclavizar las personas.

El Nuevo Testamento nos advierte que habrá un avivamiento de la hechicería en los últimos tiempos, aunque vendrá disfrazada con otros ropajes. Y que muchos rehusarán arrepentirse de ella según vemos en Apocalipsis 9:21: “y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos”.

En Apocalipsis 18:23, “hechicerías” fue traducido del griego MAGEIA , y en Apocalipsis 9:21 , “sus hechicerías” fue traducido del griego PHARMAKEIA que significa DROGA y de la que deriva la palabra farmacia o droguería. Algunos hechiceros utilizan drogas, o se colocan en trance como los yoghis para entrar en estados de alteración mental, para permitir el control de los demonios, quienes actúan con poderes mágicos y sobrenaturales. Estos hechiceros dotados de poderes psíquicos logran la duplicación de milagros como dice Mateo 24:24, que producen “grandes señales y prodigios, para sí engañar, de ser posible, aún a los escogidos”.

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Tabla de Contenido:

CURSO BÍBLICO PARA EL CONSEJERO CRISTIANO

CAPITULO 1: EL CONSEJO DE DIOS

CAPITULO 2: LA RAIZ DE LOS PROBLEMAS

CAPITULO 3: LAS PRUEBAS y LAS DIFICULTADES

CAPITULO 4: PECADO y ESCALVITUD

CAPITULO 5: SALVACIÓN y RESTAURACIÓN

CAPITULO 6: EL MINISTERIO DEL ESPIRITU SANTO

CAPITULO 7: SANIDAD DIVINA

CAPITULO 8: LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD ESPIRITUAL

CAPITULO 9: LIBERACIÓN ESPIRITUAL

CAPITULO 10: EL MATRIMONIO

CAPITULO 11: EL HOGAR CRISTIANO

CAPITULO 12: LA FAMILIA CRISTIANA

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