Publicado en Cursos / Consejería / — Carlos / 2014-02-01 12:04:19 / 9309

CAPITULO 9: LIBERACIÓN ESPIRITUAL

(9: Continuación)

Otros cultos y sectas religiosas que son camino de error y perdición para el ser humano, con raíces espirituales ocultistas y esotéricas:

Rosacruces
Cientología ( Scientology)
Meditación Trascendental
Gran Fraternidad Universal
Fenómeno OVNI
Yoga
Bahai
Asociación de Auto-Realización
El Cuarto Camino
Espiritismo, y/o Espiritualismo
Sai Baba
Astrología
Sociedad Teosófica
Control Mental
Meditación Trascendental
Movimiento de la Nueva Era
Masonería

7 - EL MINISTERIO DE LIBERACIÓN

Dice 1 Juan 3:8 que Jesús vino “para deshacer las obras del diablo”. En Lucas 4:18 Jesús declara su ministerio diciendo: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos”. Después de hacer lo que proclamó. Nos ha llamado a cada uno de nosotros, como sus discípulos a hacer lo mismo. Tal como lo expresó en Juan 14:12 diciendo: “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre”.

Esta delegación de autoridad no ha sido revocada en ningún momento, por lo tanto debemos ejercerla en obediencia a lo que el Señor nos demanda. En Marcos 16:17 el Señor nos demanda el ejercicio del ministerio de la Liberación, diciendo: “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios;...”

Cuando Jesús entró a una sinagoga, dice que encontró “allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad” , ( Lucas 13: 11). Primeramente, Jesús liberó a la mujer de ese espíritu y después puso las manos sobre ella para su sanidad. Este pasaje y otros versículos indican con claridad que muchas enfermedades pueden tener origen demoníaco.

En Hechos 8:6-8 vemos ministrar liberación a los primeros discípulos de Jesús: “Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados”.

Como consejeros debemos aprender cómo y cuándo los demonios pueden oprimir, o entrar en las personas, veamos algunos casos:

Los demonios pueden obrar por las palabras que pronunciamos. Por ejemplo: “Nunca lo lograré”, “Soy un inútil”, etc. Proverbios 6:2 dice: “Te has enlazado con las palabras de tu boca, y has quedado preso en los dichos de tus labios”. Los demonios son asignados por medio de las palabras negativas que confesemos.

El uso de amuletos de la suerte, talismanes, mascotas, fetiches, permiten la opresión demoníaca. Dice Deuteronomio 7:24-25: “Él entregará sus reyes en tu mano, y tú destruirás el nombre de ellos de debajo del cielo; nadie te hará frente hasta que los destruyas. Las esculturas de sus dioses quemarás en el fuego; no codiciarás plata ni oro de ellas para tomarlo para ti, para que no tropieces en ello, pues es abominación a Jehová tu Dios”. El diablo tiene el derecho legal de tomar lugar en aquellos que usan sus emblemas como amuletos, ya sea que los cuelguen detrás de la puerta de sus casas o lo lleven en su propio cuerpo. Los seguidores de Cristo estamos protegidos por la Sangre del Cordero y la palabra de nuestro testimonio. Sin embargo, aún una cruz puede ser un amuleto maldecido si lo llevamos, pensando que nos dará una protección o nos traerá suerte.

El pecado oculto abre la puerta a la operación de demonios. Porque hay un espíritu inmundo ligado con toda clase de pecado voluntario. Por ejemplo: Desobedecer los mandamientos de Dios es pecado y se debe confesar como tal con arrepentimiento. Hay muchas cosas que hacemos y que lamentablemente no las consideramos pecado. La ira es un ejemplo. Sabemos que el enojo es una emoción, pero, también puede convertirse en pecado. ¿Cómo? Cuando al enojo le agregamos odio. La palabra de Dios nos advierte: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo”. Si mantenemos el odio sin confesarla como pecado y aún nos justificamos, estamos abriendo la puerta para que un espíritu de odio comience a oprimir mi vida, presionando mis emociones con ira descontrolada.

Un demonio puede entrar en una criatura que está el vientre de su madre, antes del nacimiento. Por ejemplo: a través del rechazo como cuando un padre o madre dice al hijo: “Desearía no haber quedado embarazada...”, “Yo no quiero otro hijo”, etc., o el niño cuya madre no quiso quedar embarazada por causa de fornicación, adulterio, u otras razones. Está comprobado que los bebés son sensibles a las circunstancias en su período de gestación como lo muestra positivamente Lucas 1:39-44. El bebé de este caso era Juan el Bautista y no fue rechazado, sino que saltó de gozo en el vientre de Elizabet cuando oyó la salutación de María.

La falta de perdón y el resentimiento abre la puerta para que los demonios controlen los sentimientos. Dice Mateo 18:34-35: “Entonces su señor; enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas”. Si bien Dios siempre está en control de nuestras vidas y circunstancias; sin embargo El no podrá seguir en control si voluntariamente pecamos y abrimos la puerta a los verdugos, que son los demonios. Perdonar es olvidar y volver a amar. Nuestro Padre Celestial siempre perdona y no vuelve a acordarse de nuestros pecados porque nos ama. Nosotros debemos hacer lo mismo, estando siempre rendidos a Él.

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Tabla de Contenido:

CURSO BÍBLICO PARA EL CONSEJERO CRISTIANO

CAPITULO 1: EL CONSEJO DE DIOS

CAPITULO 2: LA RAIZ DE LOS PROBLEMAS

CAPITULO 3: LAS PRUEBAS y LAS DIFICULTADES

CAPITULO 4: PECADO y ESCALVITUD

CAPITULO 5: SALVACIÓN y RESTAURACIÓN

CAPITULO 6: EL MINISTERIO DEL ESPIRITU SANTO

CAPITULO 7: SANIDAD DIVINA

CAPITULO 8: LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD ESPIRITUAL

CAPITULO 9: LIBERACIÓN ESPIRITUAL

CAPITULO 10: EL MATRIMONIO

CAPITULO 11: EL HOGAR CRISTIANO

CAPITULO 12: LA FAMILIA CRISTIANA

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