Publicado en Cursos / Consejería / — Carlos / 2014-02-03 21:11:41 / 8612

CAPITULO 12: LA FAMILIA CRISTIANA

(6: Continuación)

Dice Éxodo 20: 3, 5, 6: “No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te inclinarás a ellas ni las honrarás, porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres (1) sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia (2) a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos”.

Con claridad la Escritura advierte acerca de la maldición (1) que puede alcanzar a los desobedientes a los mandatos de Dios, y la segura bendición (2) para quienes obedecen sus mandamientos. Por esto los padres pueden ser una bendición o una maldición para sus hijos; ellos deben orar para encontrar la dirección de Dios, y así poder bendecir específica y proféticamente a sus hijos.

La santidad personal de los padres tiene mucho que ver con la crianza y cuidado de los hijos, proveyendo bendición para ellos. Cada padre y madre necesitan darse cuenta que mientras sigan los principios de disciplina y de autoridad de parte de Dios, los espíritus, las mentes, de sus hijos serán nutridos con estos principios.

La santidad que Dios requiere no significa vivir inflexiblemente ajustados a la legalidad. Santidad es la vida de amor que se vive cada momento del día, especialmente dentro de la familia. La religiosidad legalista nunca puede reemplazar la santidad; santidad es amor personal expresado y brindado en el hogar.

Así que, todo lo que los padres son en sus conductas y expresan en su carácter llega al alma y al espíritu de los hijos. Recordemos que dondequiera que los padres fallen en expresar la naturaleza del Señor, estarán obstaculizando Su bendición.

Cada padre y madre debe reconocer que Dios es quien da los hijos. Es imprescindible que los padres avancen en el conocimiento de quien es Dios, así conociéndolo, lo amarán con la mayor plenitud, llenos del Espíritu. De modo que la vida de Jesús en cada padre y madre, pueda afectar completamente, en el espíritu, alma y cuerpo de cada uno de sus hijos.

6 - LA PROVISIÓN DE DIOS PARA PROTEGER LA FAMILIA

Nunca antes se ha sabido de un ataque espiritual semejante contra la familia cristiana. Satanás ha intentado de muchas maneras destruir la iglesia cristiana, pero hasta hoy han sido infructuosos sus propósitos.

La iglesia no es más fuerte que la fortaleza de las familias que la componen. Por esto Satanás tiene un plan de batalla contra los padres y los esposos. Satanás sabe que si logra desviar a los padres y esposos del cumplimiento de sus roles, esto impedirá que Dios bendiga con su amor a la familia, y debilite el impacto espiritual y social de la Iglesia. En realidad Satanás busca que los cónyuges dejen de estar bajo el control del Espíritu Santo, para poder tomar él mismo el control de la familia para destruirla. La influencia de los padres sobre los hijos en el área espiritual es mucho mayor que en cualquier otra área. Si los padres, o particularmente el hombre, practican cierto pecado de vez en cuando, los hijos serán influidos para que tarde o temprano caigan en la esclavitud de dicho pecado, o sea que la magnitud del pecado aumentará en los hijos de pecadores. Esto sucede porque Dios dispuso que el padre sea el protector del hogar, que sea un verdadero escudo de su esposa e hijos, de las influencias destructivas del mundo y de Satanás. Lo que un padre traiga o permita que entre en el hogar, tendrá efectos positivos si son benéficos, y negativos si son maléficos. Por eso el enemigo siempre ataca a los padres que son los pilares de la familia. Una vez que Satanás logra “atar” al padre espiritualmente, el resto de la familia comenzará a tambalear. El consejero debe saber que cuando es consultado por la indisciplina de un hijo, será importante hablar primeramente con los padres, para averiguar si ellos no han abierto alguna puerta para dar lugar al diablo. Esto no significa que cada hijo que esté en problemas sea a causa de algún pecado de los padres, puede haber muchas otras causas por la que los hijos caigan en pecados que los afecten espiritual y emocionalmente. Por ello el padre y la madre deben de estar siempre alertas contra las asechanzas y tentaciones de Satanás, para que él no tenga éxito en sus actuales esfuerzos por destruir la iglesia a través de las familias. Como hemos dicho los padres deben ser ejemplo para que los hijos los imiten. Para derrotar los esfuerzos del diablo, es necesario que los padres y esposos asuman su papel sacerdotal en el hogar y tomen la autoridad que Dios ha puesto en ellos a través de Su palabra, a fin de deshacer las obras de Satanás.

Cómo atar a Satanás:

Satanás está suelto y puede atacar a cualquier miembro de la familia. Está particularmente deseoso de entrar al hogar de cualquier cristiano para capturar tanto hijos como hijas. Todo padre, en cualquier sitio, debe permanecer en estado de alerta, haciendo oraciones preventivas contra los ataques del diablo a los miembros de la familia, y específicamente cuando hay alguna manifestación sobre el hogar, utilizando por ejemplo la oración de Mateo 18: 18 que dice: “...que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo”. Recordando también Mateo 12:29, que dice: “Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa”.

Cómo destruir las fortalezas de Satanás:

Aun cuando Satanás tiene una derrota inexorable sobre su existencia, todavía sigue siendo el dios de este mundo, y él se niega a ceder en la lucha por el dominio de la raza humana. Tenazmente retiene su terreno ocupado, manteniendo su diabólica empuñadura sobre alguna “fortaleza” espiritual edificada en algún padre debilitado por el pecado, o quizás una madre, o en los hijos o hijas de un hogar. Cuando se ha dado lugar al diablo, lo primero que se debe hacer, es recuperar el terreno que se le ha cedido al enemigo. Para ello el arrepentimiento del pecador será el primer paso; confesando a Dios lo que ha hecho mal, y renunciando al hábito pecaminoso que lo esclavizó. Entonces recién podrá estar firme para resistir al diablo. Desde esa posición se debe derribar la fortaleza de mentira que el enemigo ha construido, por medio de la verdad de Dios, Jesús dijo que es Su verdad la que nos hace libres del engañador. Cuando la fortaleza ha sido demolida quedará el “hueco” de los cimientos, debe inmediatamente rellenarse el hueco, edificando allí una fortaleza de verdad, para que cuando el enemigo vuelva con la mentira por la que cayó en pecado, quede impedido de entrar porque la fortaleza de verdad lo hará desistir.

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Tabla de Contenido:

CURSO BÍBLICO PARA EL CONSEJERO CRISTIANO

CAPITULO 1: EL CONSEJO DE DIOS

CAPITULO 2: LA RAIZ DE LOS PROBLEMAS

CAPITULO 3: LAS PRUEBAS y LAS DIFICULTADES

CAPITULO 4: PECADO y ESCALVITUD

CAPITULO 5: SALVACIÓN y RESTAURACIÓN

CAPITULO 6: EL MINISTERIO DEL ESPIRITU SANTO

CAPITULO 7: SANIDAD DIVINA

CAPITULO 8: LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD ESPIRITUAL

CAPITULO 9: LIBERACIÓN ESPIRITUAL

CAPITULO 10: EL MATRIMONIO

CAPITULO 11: EL HOGAR CRISTIANO

CAPITULO 12: LA FAMILIA CRISTIANA

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