CAPITULO 3: LAS PRUEBAS y LAS DIFICULTADES

Por: Mario Bertolini

(2: Continuación)

NUESTRO EJEMPLO DE RENUNCIA A TODO DERECHO

Jesús renunció a todos sus derechos de gloria y se despojó de su poder para hacerse hombre igual a todos nosotros. Dejó de lado su forma de Dios y se hizo siervo de todos. Siendo hombre se humilló a sí mismo y fue obediente hasta la muerte.

Pero como resultado de haber cedido todos sus derechos, Dios Padre lo exaltó hasta lo más alto, y le dio un nombre sobre todos los nombres del universo, haciéndolo Señor y dueño de todo. Dice Filipenses 2:5-11: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios el Padre”.

Jesús es nuestro ejemplo para que comprendamos que El cedió todos sus derechos y lo hizo siendo humano igual a nosotros, por lo tanto cada uno de nosotros estamos capacitados para poder renunciar a nuestros propios derechos, y obedecer al Señor Jesucristo y a todos sus mandamientos.

COMO MINISTRAR A UN CREYENTE CON ESTE PROBLEMA

1. Identificar cual es el derecho que no está cediendo al Señor.
2. Ayudar a que el creyente pueda ceder los derechos retenidos a Dios.
3. Es conveniente hacer una oración pidiendo perdón al Señor por haber retenido ese derecho, y si hay pecado confesarlo como tal. Luego ceder ese derecho a Dios, y renunciar a volver a usarlo para sí mismo.
4. Agradecer a Dios por el resultado obtenido.

2 - ¿POR QUÉ LOS TIEMPOS DE PRUEBAS?

Ante todo debemos aclarar que convertirnos en cristianos no nos libera automáticamente de sufrir dificultades y problemas. Aunque ante cada problema Dios nos provee la respuesta a cada uno de ellos.

TIPOS DE PRUEBAS QUE PUEDE ENFRENTAR UN CREYENTE

1. Pruebas generales y comunes a todos los creyentes. La Biblia dice que el mundo se opone a Dios, y que los creyentes, pueden padecer persecución, peligro, tribulaciones, desprecio, abandono, solo por declarar la fe en el Señor Jesucristo. Romanos 8:35,36, Mateo 5:11:12.
2. Pruebas causadas para frenar nuestros instintos y emociones. Cuando estamos sirviendo al Señor, podemos sufrir la tentación de exaltarnos a nosotros mismos, y Dios puede permitir alguna prueba para corregirnos. 2 Corintios 12:7.
3. Pruebas para disciplinar nuestras vidas. Dice la Biblia que Dios nos disciplina como un padre corrige el error de sus hijos para encaminarlos siempre para bien. Hebreos 12:5-6.

FUENTES DE LAS PRUEBAS

Las pruebas pueden provenir desde otras personas, desde circunstancias que afectan nuestro diario vivir, y pueden originarse en nosotros mismos. Dios quiere formar un nuevo carácter en nuestras vidas, por ello la Biblia nos da una respuesta espiritual a cada una de las pruebas:

1. Dios permite que estemos atribulados, pero no angustiados.
2. Dios permite que estemos en apuros, pero no desesperados.
3. Dios permite que seamos perseguidos, pero no desamparados en la persecución.
4. Dios permite que podamos ser derribados, pero no destruidos.
5. Dios permite que la muerte nos toque, pero Él nos da la vida eterna.

Dios quiere cada una de las pruebas cotidianas que enfrentamos, generen una nueva cualidad espiritual en nuestra vida.

1. Ante la aflicción, debemos usar el gozo del Señor.
2. Ante la confusión, debemos responder con paz y confianza en el Señor.
3. Ante las urgentes necesidades de otros, debemos responder con generosidad.
4. Ante la tentación, debemos responder con dominio propio.
5. Ante el desánimo, debemos anteponer la paciencia.
6. Ante las agresiones, o mal trato de otros, debemos responder con amor genuino y pacificación.
7. Ante los inconvenientes inesperados, debemos responder con mansedumbre y templanza.