Publicado en Cursos / Consejería / — Carlos / 2013-11-28 09:28:53 / 8290

CAPITULO 3: LAS PRUEBAS y LAS DIFICULTADES

(5: Continuación)

4 - CORRIGIENDO NUESTRAS ACTITUDES HUMANAS

De nuestras actitudes aflora nuestro comportamiento. Las circunstancias que nos tocan vivir cotidianamente provocan reacciones en nosotros que derivan en actitudes, y estas, pueden agradar o desagradar al Señor según la elección que hagamos. Marcos 7:15, Santiago 3:10.

Debemos recordar diariamente que Dios tiene el control de todo lo que nos suceda, y que sobre todo tiene un plan para que se cumpla en cada uno de nosotros. Muchas de las circunstancias que debemos enfrentar están permitidas por Dios para perfeccionarnos. Romanos 8:28, Mateo 5:11,12.

Uno de los principales problemas en nuestro carácter es el doble ánimo, muchas veces tratamos de vivir el cristianismo a nuestra manera, ponemos un pie en la iglesia y el otro en el mundo. Dios quiere librarnos del doble ánimo, y usa la adversidad para que cambiemos nuestras actitudes, reproduciendo en nosotros el carácter de Cristo que nos librará de una doble manera de vivir. Santiago 1:7,8, Colosenses 3:2, Mateo 5.15.

Dios quiere que nuestro testimonio muestre al mundo que Cristo gobierna nuestras vidas, pero nuestro testimonio puede ser efectivo o destructivo de acuerdo a las actitudes que mostremos hacia las circunstancias que debemos enfrentar.

Cada circunstancia de adversidad queda sometida a nuestro libre albedrío, o a nuestra libertad de elección. La decisión que tomemos determinará cuál haya sido nuestra actitud. Hay dos actitudes que como creyentes podemos tomar: una es espiritual, y la otra es emocional.

ACTITUD ESPIRITUAL

Si la reacción que tenemos ante la adversidad es en absoluta confianza y dependencia de Cristo, esto producirá actitudes cristianas, que mostrarán acciones cristianas, y darán como fruto un testimonio cristiano.

ACTITUD EMOCIONAL

Si la actitud con que reaccionamos ante la adversidad es emocional, o sensitiva, dará como resultado una acción carnal, y el testimonio también lo será. Es el resultado de una falta de convicción en el Señor y el poder de su gracia, y una fuerte dependencia en sus emociones y sentimientos. Cuando regresaron de reconocer la Tierra Prometida, los diez espías dieron su reporte emocional, y trajeron temor a todo el pueblo; en cambio Josué y Caleb dieron su reporte espiritual, no miraron las circunstancias sino a Dios que les daría la victoria. Números 13:25-33.

Recordemos que si alguna vez fallamos en nuestras actitudes, Dios no nos condena, su gracia infinita está disponible para que podamos restaurarnos. Si hemos tenido una actitud carnal, o emocional frente a alguna circunstancia, debemos confesarlo a Dios como un pecado, pues hemos permitido que el doble ánimo gobierne nuestra vida y así dudar de la fidelidad del Señor. 1 Juan 1:9.

Todas nuestras actitudes pueden y deben ser cambiadas de acuerdo al modelo de Dios, el apóstol Pablo dejó de lado todo compromiso con sus emociones, y declaró: “Todo lo puedo en Cristo qu4e me fortalece” Filipenses 4.13.

En la carta a los Colosenses 3:24,24, la Palabra nos enseña sobre la actitud que debemos tener los creyentes frente al trabajo. Lo que juzga Dios es nuestro comportamiento, porque nuestro comportamiento da como resultado lo que somos y también lo que hacemos.

5 - CAMBIANDO NUESTROS HABITOS

La Palabra de Dios es clara respecto a que hay algo imperativo que hacer para alcanzar un nuevo carácter y hábitos cristianos, y que es nuestra total responsabilidad. Dice Efesios 4:22-24: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”. Hay dos cosas que debemos hacer: “despojarnos o quitarnos”, y “vestirnos o ponernos”. Para despojarnos un hábito pecaminoso, debemos ejercer nuestra voluntad para detener la acción del mal hábito en nuestra vida. Por ejemplo: si alguien quiere quitarse el hábito de fumar, ante todo deberá dejar de comprar cigarrillos, o dejar de pedirle a alguien que lo convide. Si alguien quiere despojarse de un hábito de impureza sexual, deberá dejar de ver pornografía en los cinematógrafos, o de alquilar videos indecentes, o dejar de comprar revistas impuras, y así luego poder abandonar cualquier participación en actos de inmoralidad sexual.

Para vestirnos con los nuevos hábitos cristianos, debemos participar activamente en un programa de lectura bíblica diaria, debemos poner un horario de oración y cumplirlo diariamente, involucrarnos como miembros de una iglesia cristiana evangélica y no faltar a ninguna de sus reuniones, ofrecernos como obreros voluntarios para servir al Señor en su obra. Buscar ayuda espiritual por medio de Pastores y Lideres en el consejo y el seguimiento para una completa restauración.

Por supuesto aquí será necesario el uso del domino propio, como dice Proverbios 15:1: “La blanda respuesta calma la ira; más la palabra áspera hace subir el furor”. Hay dos puntos en los que se puede detener una acción hacia el pecado, uno es el de resistir, y el otro el de rechazar, y en ambos puntos el ejercicio del dominio propio es fundamental.

El ser humano a diferencia de los animales tiene conciencia, lo cual le permite aplazar una respuesta emocional o instintiva, y puede así elegir un curso distinto de acción. Todos los seres humanos tenemos la imagen de Dios, lo cual nos hace criaturas responsables. Jesús fue tentado en el desierto por el diablo a desobedecer al Padre en la misión para la que fue enviado. En cada tentación consideró el pensamiento de cometer la desobediencia, pero su voluntad santificada rechazó cada propuesta, declarando una razón bíblica para el rechazo. Jesús primero resistió la tentación, y logró así no ser vencido, para luego tener la fuerza de voluntad suficiente para argumentar el rechazo. Por eso Santiago 4:7 dice: “resistid al diablo y huirá de vosotros”. El resistir la tentación, negando la acción de satisfacer los deseos carnales, es el primer paso firme hacia el rechazo, y la consolidación de la victoria contra el pecado. Cuando la resistencia es quebrada, y la voluntad es seducida, no quedan fuerzas para rechazar la tentación, y el pecado es concebido.

Como dice Proverbios 15:1: “... la palabra áspera hace subir el furor”. cuando alguien es injuriado, la respuesta es enojo, el enojo se torna en agresión verbal, la agresión en agravio, y finalmente llega la ira, y la ira pone fuera de control a cualquier persona; este es el viejo hábito que debemos cambiar. En cambio “la respuesta blanda calma la ira” , la repuesta blanda es una respuesta pacificadora, este es el nuevo hábito que debemos usar.

Recordemos que para ponernos los nuevos hábitos de Dios, debemos antes desechar todos los viejos hábitos de nosotros mismos. Dice Santiago 1:21: “Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas”.

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Tabla de Contenido:

CURSO BÍBLICO PARA EL CONSEJERO CRISTIANO

CAPITULO 1: EL CONSEJO DE DIOS

CAPITULO 2: LA RAIZ DE LOS PROBLEMAS

CAPITULO 3: LAS PRUEBAS y LAS DIFICULTADES

CAPITULO 4: PECADO y ESCALVITUD

CAPITULO 5: SALVACIÓN y RESTAURACIÓN

CAPITULO 6: EL MINISTERIO DEL ESPIRITU SANTO

CAPITULO 7: SANIDAD DIVINA

CAPITULO 8: LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD ESPIRITUAL

CAPITULO 9: LIBERACIÓN ESPIRITUAL

CAPITULO 10: EL MATRIMONIO

CAPITULO 11: EL HOGAR CRISTIANO

CAPITULO 12: LA FAMILIA CRISTIANA

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