Publicado en Cursos / Consejería / — Carlos / 2013-11-28 09:55:49 / 7224

CAPITULO 4: PECADO y ESCALVITUD

(2: Continuación)

2 - CLAVES PARA VENCER EL TEMOR

El consejero debe persuadir al aconsejado que el amor, es una fuerza que Dios nos da y quiere que usemos para echar fuera todo tipo de temores. Un ejemplo que nos ayuda a comprender la fuerza del amor, es el de una madre que puede atemorizarse ente la presencia de un ratón, pero la misma madre sin embargo tendrá todo el valor del mundo para enfrentar a una fiera salvaje que pudiera estar amenazando la vida de su hijo que ama; porque la fuerza del amor es siempre superior y vence todo temor.

El consejero debe llevar al aconsejado a que reemplace todo temor con el amor incondicional de Dios, y animarlo a que se apropie de las promesas de la Palabra de Dios. El Salmo 34:4 dice. “Busqué al Señor, y Él me oyó, y me libró de todos los temores”.

Finalmente hay que ayudar al aconsejado a recuperar el temor reverente de Dios, porque es el que remueve todos los temores y produce abundancia de amor. Dice Hebreos 5:7: “Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente”.

3 - EL PECADO

Todos los consejeros cristianos somos llamados a trabajar en franca oposición al sistema del mundo, contra los demonios y los deseos de la carne. Esto implica no solo una lucha contra sangre y carne, sino también contra fuerzas sobrenaturales de las tinieblas. En este caso el aconsejar debe ser entendido y llevado a cabo como una batalla espiritual, el enemigo debe ser derrotado en todas sus variadas manifestaciones.

Todo consejero debe conocer los fundamentos del pecado, ante todo cuando el consejero está frente a alguien que cayó en un hábito pecaminoso, o está ante alguien que lleva una vida orientada hacia los deseos egoístas, o vive bajo el control de sus  sentimientos y emociones. Este estilo de vida  es un obstáculo a la vida de piedad, pues está orientada a la búsqueda de recibir y sacar el mejor provecho de cada situación, o de que alguien le provea de alguna utilidad, porque está totalmente cerrado a dar, o a ofrecerse de ayuda a otros. Satanás afirma los deseos egoístas del pecador haciendo que dirija su mirada a sí mismo y al mundo, para justificar su complacencia al placer temporal, o  trayendo autocompasión a sus temores, preocupaciones y ansiedades, de manera que el pecador no pueda reconocer su situación pecaminosa. Satanás instiga a los pecadores a vivir bajo el dominio de sus propios sentimientos y emociones, alejándolos del estilo de vida cristiana en obediencia y sumisión a Dios. Allí está la manifestación del pecado, cuyas raíces se establecieron en el Edén, donde Adán y Eva decidieron no obedecer a Dios, y satisfacer sus propios deseos, instigados por el diablo,  cayendo bajo el dominio del egoísmo y a merced de lo que le dictan sus sentimientos y emociones.

4 - EL PECADO Y LA ESCLAVITUD ESPIRITUAL

Pecado es todo lo que se interpone entre Dios y nosotros, e impide nuestra comunión con Él. Todo pecado no confesado y retenido voluntariamente, origina una interrupción del fluir del Espíritu Santo, y un obstáculo para recibir la salvación en los inconversos, o para recibir sanidad y liberación en los creyentes, y privado de todas las demás  bendiciones y dones de Dios.

ALGUNAS DE LAS ÁREAS FRECUENTES DEL PECADO SON:

FALTA DE PERDÓN- Hay un principio de Dios que es directivo y vital, pero que está condicionado a que recibiremos perdón a nuestros pecados, en la medida en que perdonemos a los otros las ofensas. Algunas personas dicen que le es imposible perdonar a quienes les hirieron, o arruinaron con total injusticia. Algunos dicen: “no es falta de perdón o resentimiento, pero lo que me hicieron no lo puedo olvidar”.

Pero el perdón que otorga Dios, y que nos demanda que lo ofrezcamos a  quienes nos ofenden,  no se basa en sentimientos, sino en una decisión de nuestra voluntad. Debe haber perdón continuo en nuestro corazón, el amor de Dios nos da la voluntad de soportar el dolor de cualquier herida.

LA IRA, EL ORGULLO Y EL EGOÍSMO- Son pecados que generan otros pecados, tales como la amargura, el resentimiento, el odio, el rencor, la altivez, los celos, la envidia, etc.

IMPUREZA MORAL - Es el resultado de dar rienda suelta a la lujuria y a la concupiscencia. Estos pecados no solo abren las puertas de la maldición, si no que voluntariamente se ponen en las manos de poderes demoníacos para ser esclavizados espiritualmente. 

CRITICA Y JUZGAMIENTO- Es un pecado de rebeldía contra la persona contra quien se emite el juicio,  e indirectamente contra Dios. María la hermana de Moisés, estaba sirviendo a Dios junto a su otro hermano Aarón, y en la ausencia de Moisés criticó y enjuició la santidad de él con Aarón, ante lo cual él asintió calladamente. Como resultado del enojo de Dios, y por la maldición del pecado, María enfermó de lepra, y Aarón debió humillarse ante Moisés y pedirle que intercediera ante Dios para que la sanara.

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Tabla de Contenido:

CURSO BÍBLICO PARA EL CONSEJERO CRISTIANO

CAPITULO 1: EL CONSEJO DE DIOS

CAPITULO 2: LA RAIZ DE LOS PROBLEMAS

CAPITULO 3: LAS PRUEBAS y LAS DIFICULTADES

CAPITULO 4: PECADO y ESCALVITUD

CAPITULO 5: SALVACIÓN y RESTAURACIÓN

CAPITULO 6: EL MINISTERIO DEL ESPIRITU SANTO

CAPITULO 7: SANIDAD DIVINA

CAPITULO 8: LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD ESPIRITUAL

CAPITULO 9: LIBERACIÓN ESPIRITUAL

CAPITULO 10: EL MATRIMONIO

CAPITULO 11: EL HOGAR CRISTIANO

CAPITULO 12: LA FAMILIA CRISTIANA

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