Publicado en Cursos / Consejería / — Carlos / 2013-11-28 09:55:49 / 7223

CAPITULO 4: PECADO y ESCALVITUD

(7: Continuación)

7 - LA CONFESIÓN DE FE

Cuando una persona es dominada por el pesimismo, o la amargura, expresa: dudas, debilidad, torpeza, inhabilidad, estará contaminando su espíritu y su fe quedará aprisionada en una atmósfera de pesimismo. Para detener ese estado de derrota y pobreza espiritual, debe usarse el mismo camino de la confesión, pero en lugar de confesar derrota, debe hacer una confesión positiva de fe en las promesas de victoria de la Palabra de Dios.

Como creyentes podemos ser tomados por sorpresa por cualquier adversidad que amenace llevarnos  a algún tipo de derrota. El Señor nos ha provisto de fe suficiente para desafiar cualquier amenaza de adversidad, ante todo debemos orar y hacer la misma confesión de fe que hizo Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).

Cada día podemos enfrentarnos a distintos problemas, la confesión de fe diaria nos ayudará no solo a enfrentarlos, sino a pasar airosamente sobre ellos. Por ejemplo confesar nuestra fe diciendo: “Más poderoso es el que está en mí que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4).

Cuando los Filisteos desafiaron a Israel por medio del gigante Goliat, dice que “todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían gran temor. Y cada uno de los de Israel decía: ¿No habéis visto aquel hombre que ha salido?...” (1 Samuel 17:24,25). Todos los soldados del ejército de Israel y el mismo rey Saúl, confesaron falta de fe en Dios, pues cayeron bajo una gran turbación y miedo. Cuando David llegó al lugar y vio al gigante dijo: “¿Quién es este filisteo incircuciso, para que provoque a los escuadrones del Dios  viviente?” (1 Samuel 17:26). Dada la valentía de su declaración, David fue llevado ante Saúl como candidato para enfrentar al gigante, él rey  le dijo que era muy joven para pelear con Goliat, pero David le respondió que era pastor de ovejas y que él había matado muchos animales salvajes para defenderlas. Y además le dijo David al rey: “Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos (...) El Señor, me ha librado de las garras del león y de las garras  del oso, Él también me librará de la mano de este filisteo” (1 Samuel 17:36, 37). Esta confesión de fe en Dios convenció al rey, y le abrió el camino a la victoria. De alguna manera fue como si los israelitas hubiesen dicho: “Goliat es tan grande, que será imposible vencerlo”, esa fue una confesión emocional de derrota. En cambio David tuvo una actitud distinta, es como si hubiese dicho: “Goliat es tan grande, que será imposible errarle con la honda, en le nombre del Señor”, esa fue una confesión espiritual de victoria.

De la misma forma hoy los creyentes debemos permanentemente ejercitarnos en el nuevo lenguaje de la fe, y estar listos para confesar la misma declaración de fe de David frente a cualquier adversidad que nos toque enfrentar. Por ejemplo: si un creyente recibe un diagnóstico de cáncer, nunca debe decir “este cáncer me va a llevar  a la tumba”. Si no que debe confesar fe en Dios diciendo: “Mi Señor Jesús venció el cáncer y se lo llevó con Él en el Calvario. Jesús cargó sobre Él todas mis dolencias y enfermedades, confieso a Jesucristo como el Señor mi sanador” (Isaías 53:4-6), esta confesión de fe sin duda abrirá las puertas para que Dios haga el milagro.

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Tabla de Contenido:

CURSO BÍBLICO PARA EL CONSEJERO CRISTIANO

CAPITULO 1: EL CONSEJO DE DIOS

CAPITULO 2: LA RAIZ DE LOS PROBLEMAS

CAPITULO 3: LAS PRUEBAS y LAS DIFICULTADES

CAPITULO 4: PECADO y ESCALVITUD

CAPITULO 5: SALVACIÓN y RESTAURACIÓN

CAPITULO 6: EL MINISTERIO DEL ESPIRITU SANTO

CAPITULO 7: SANIDAD DIVINA

CAPITULO 8: LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD ESPIRITUAL

CAPITULO 9: LIBERACIÓN ESPIRITUAL

CAPITULO 10: EL MATRIMONIO

CAPITULO 11: EL HOGAR CRISTIANO

CAPITULO 12: LA FAMILIA CRISTIANA

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