Publicado en Cursos / Consejería / — Carlos / 2013-11-28 09:55:49 / 7222

CAPITULO 4: PECADO y ESCALVITUD

(5: Continuación)

El diablo robó del corazón humano el amor a Dios, y lo reemplazó por el amor a sí mismo, y al pecado.

Robó la santidad de Dios de los corazones humanos, y trajo profanación.

Robó la amistad de las criaturas con su creador, poniendo enemistad con Dios.

Robó la obediencia a seguir la voluntad de Dios, y trajo la desobediencia a los mandamientos de Dios.

Robó la sanidad de Dios y trajo la enfermedad.

Robó la vida eterna con Dios y trajo la muerte y la perdición eterna.

Robó la prosperidad divina y la reemplazó con la avaricia, la miseria y la pobreza.

Hoy el Señor nos demanda a todos los creyentes a poner en libertad a todos los cautivos del diablo, atando al “hombre fuerte” para despojarlo de todos los “bienes” que robó y está reteniendo.

El pecado es el instrumento más poderoso del diablo, porque el que peca es del diablo. Y si Satanás tiene algún poder sobre nosotros, nunca podremos desatar a otros de la esclavitud del diablo. Santiago aclara que la oración eficaz del justo es la única arma que tiene poder contra el maligno, pero el justo, es alguien que además de haber sido justificado por Dios en la salvación, es un creyente que busca y anda en perfecta santidad de conducta. ¡Desde una posición de santidad práctica la oración del justo puede y mucho!

Veamos algunos ejemplos que nos da la Biblia: De Elías dice la Escritura que era “justo”, él oró a Dios para atar la lluvia del cielo, y no llovió por tres años, y otra vez oró y desató la lluvia para que la tierra produjera fruto (Santiago 5:16-18).

Moisés fue otro justo que usó la oración de atar y desatar con eficacia. Cuando el pueblo de Dios llegó a Horeb, estaban todos sedientos en medio de un desierto de arena y piedras, pero cuando Moisés oró las rocas soltaron aguas en abundancia y saciaron la sed de todos. En otro pasaje los Amalecitas atacaron al pueblo de Dios, y Moisés subido a la cumbre de un monte, alzó los brazos al cielo y ató el avance del enemigo, y desató el poder de la victoria a favor de los israelitas.

En el libro de los Hechos, encontramos que la oración eficaz de los creyentes desató a Pedro de la cárcel.

En la oración de atar y desatar, las acciones del cielo siguen las acciones de la tierra, Cristo oye las oraciones de la tierra y actúa por mandato de la tierra. No es una petición, sino una orden para que una atadura se haga sobre la tierra, o una orden para que se desate algo sobre la tierra. Porque es una oración de autoridad, significa literalmente desde el punto de vista de Dios, que podemos en oración mandarle a Él.

Cuando Cristo ascendió a los cielos, abrió un nuevo camino para que también nosotros podamos ascender desde la tierra al cielo. Sabemos que nuestro enemigo espiritual vive en los aires, pero Cristo está ascendido en el cielo, antes de su ascensión los aires estaban bloqueado por Satanás, pero ahora están abiertos, porque Cristo está sobre todo principado y autoridad, y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra. Él ha puesto a Satanás y todas las cosas bajo sus pies. Puesto que nuestra lucha es contra las huestes espirituales de maldad, todos los creyentes estamos involucrados en una guerra espiritual.

Esta oración siempre será efectiva cuando sepamos que lo que reclamamos es la perfecta voluntad de Dios, y que es lo que Él desea hacer. Es una oración que manda el mover del brazo de Dios para atar o desatar cualquier situación. Cuando Pedro se encontró frente al cuerpo muerto de Tabita, le dijo al cuerpo “atado” por la muerte: “Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro se incorporó” (Hechos 9:40). Aquí vemos como el poder de la resurrección de Cristo obró sobre la joven “desatándola” de la muerte, obedeciendo el mandato de Pedro. El apóstol no oró a Dios diciendo. “Oh Señor, por favor, resucita a Tabita de la muerte”, él hizo una oración de mandato directo diciendo: “¡Tabita, levántate!”, Y así fue hecho por Dios.

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Tabla de Contenido:

CURSO BÍBLICO PARA EL CONSEJERO CRISTIANO

CAPITULO 1: EL CONSEJO DE DIOS

CAPITULO 2: LA RAIZ DE LOS PROBLEMAS

CAPITULO 3: LAS PRUEBAS y LAS DIFICULTADES

CAPITULO 4: PECADO y ESCALVITUD

CAPITULO 5: SALVACIÓN y RESTAURACIÓN

CAPITULO 6: EL MINISTERIO DEL ESPIRITU SANTO

CAPITULO 7: SANIDAD DIVINA

CAPITULO 8: LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD ESPIRITUAL

CAPITULO 9: LIBERACIÓN ESPIRITUAL

CAPITULO 10: EL MATRIMONIO

CAPITULO 11: EL HOGAR CRISTIANO

CAPITULO 12: LA FAMILIA CRISTIANA

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