CAPITULO 4: PECADO y ESCALVITUD
(4: Continuación)
3 - BLOQUEO ESPIRITUAL:
La última consecuencia del pecador que retiene los pecados por tiempo indefinido y sin confesar, es que se produce progresivamente una cauterización de la conciencia del pecador. Esto trae una separación de Dios debido a la rebeldía de quien se niega a corregir el pecado de su vida. El alma queda atrapada buscando la satisfacción del placer del pecado, pues ha traspasado los límites morales de las leyes de Dios, y se produce un bloqueo espiritual que le impide volver a Dios, tal como lo expresa Romanos 6:23: “Porque la paga del pecado es muerte”.
5 - PRINCIPIOS DE ATAR Y DESATAR
Dice Mateo 18:18: “De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en él cielo; y todo lo que desatéis en la tierra será desatado en el cielo”.
Esta acción se ha aplicado principalmente para atar e imposibilitar las obras del diablo y sus demonios sobre las almas humanas. Pero esta Palabra tiene un mayor alcance, y debemos prestar mucha atención porque nuestra relación con el Señor y otras relaciones, pueden ser atadas por acciones pecaminosas, o actitudes no cristianas, fuera del gobierno de Dios. Veamos algunas de las acciones que producen atadura espiritual: falta de perdón, resentimiento, amargura, crítica, chismes, impureza moral, egoísmo, mal trato, criterio erróneo, falta de sentido común, etc.
Por ejemplo: la falta de perdón a una persona ata a la misma persona y a quien no ha perdonado. Y si un creyente no perdona a un inconverso, se entromete entre él y la obra del Espíritu Santo, que busca al inconverso para convencerlo de pecado y salvarlo, y por supuesto se ata a sí mismo espiritualmente.
Debemos siempre tener en mente las palabras de Jesús respecto a ¿cuántas veces tenemos que perdonar? ¿Hasta siete?, y la respuesta es: “No te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete” (Mateo 18:21,22).
También orar equivocadamente puede atar la perfecta voluntad de Dios. Cuando vehemente insistimos, o nos encaprichamos en pedirle algo a Dios, pueden ocurrir dos cosas: que no recibamos respuesta, o que recibamos la respuesta de la voluntad permisiva de Dios, para que aprendamos una próxima vez la diferencia entre su perfecta voluntad y la nuestra. En Isaías 38:1-21, vemos un pasaje en el cual había llegado la hora de morir al rey Ezequías, pero éste lloró y le imploró amargamente a Dios que le permitiera vivir. Y Dios le otorgó 15 años más de vida, Esto fue la facultad permisiva de Dios, pero en ese tiempo tuvo otro hijo que lo sucedió, y quien fue un rey malvado que trajo maldición a su pueblo.
Toda desobediencia a la Palabra de Dios ata su perfecta voluntad. Pero cuando el desobediente se arrepiente y recibe el perdón de Dios, Él no solo nos perdona sino que desata de la atadura espiritual, y trae el cumplimiento de su perfecta voluntad que estaba retenida. Por ello nunca debemos pedirle a Dios lo mejor de nuestra opinión, sino lo mejor de Él, solo el cumplimiento de su voluntad será lo mejor para nosotros.
Es importante para el consejero o el creyente, saber que cuando se va a proceder a orar para atar una maldad, debe identificarse la naturaleza espiritual de ella.
El consejero tiene que distinguir entre el mal general proveniente de Satanás como “el espíritu que obra en los hijos de desobediencia”; con el otro que es el espíritu del mal, o del demonio que está habitando y poseyendo la voluntad de algún área del pecador.
En el primer caso es el príncipe de la potestad del aire que influye y obra sobre los seres humanos a través de los pensamientos egoístas, y estimulando los deseos perversos de la carne.
En el otro caso son uno o varios espíritus malignos controlando un área, o la misma vida de una persona.
Jesús vino a deshacer las obras del diablo, y esto lo consumó en la cruz, llevando a la muerte los deseos de la carne y de la mente humana, y de la vanagloria y del amor al mundo; este fue el golpe mortal a la vieja creación. Por eso hoy podemos orar desatando los “bienes” robados y retenidos por el diablo.
¿Cuáles son estos “bienes” robados y reemplazados por el espíritu del mal?
