Publicado en Cursos / Consejería / — Carlos / 2013-12-14 17:29:25 / 7209

CAPITULO 7: SANIDAD DIVINA

(5: Continuación)

Otro obstáculo está en nuestra ansiedad cuando enfermamos y recurrimos a la ayuda médica, antes de consultar con Dios. Ante todo debemos reconocer que es la voluntad de Dios que seamos sanos, por lo tanto es nuestra responsabilidad determinar a través de la oración qué método Él va a usar para sanarnos, si obrará sobrenaturalmente o por medio de médicos o la combinación de ambos, para seguir su guía sin ningún tipo de presunciones. Ya sea que Dios use los servicios de un médico o no, debemos recordar que toda sanidad está en las manos de Dios. 2 Crónicas 16:12, 13 dice: "En el año treinta y nueve de su reinado, Asa enfermó mas en gravemente de los pies, y en su enfermedad no buscó a Jehová, sino a los médicos. Y durmió Asa con sus padres, y murió en el año cuarenta y uno de su reinado”.

La  falta de conocimiento de la voluntad de Dios respecto a la enfermedad, o por no estar de acuerdo a la palabra de Dios y aplicarla a nuestros tiempos es otro obstáculo para ser sanado.  Tal como lo dice: Oseas 4:6a. "Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento". También dice Hechos 28:26, 27. "Ve a este pueblo, y diles: De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis; porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyeron pesadamente, y sus ojos han cerrado, para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan de corazón, y se conviertan, y yo los sane”.

Finalmente debemos aconsejar a los enfermos a confiar en que Dios es nuestro verdadero sanador.

Es conveniente aconsejar al enfermo a afirmarse en las promesas de Dios. Impulsarlos a ser persistente en oración, manteniendo siempre una actitud positiva, centrando la confianza solo en Dios. Tal como Pablo nos exhorta en 1 Tesalonicenses 5:17,18 diciendo: "Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”.

Dios no solo es todo-poderoso, sino que para Él no hay imposibles. El Señor puede tomar una aflicción que el enemigo desea usar para derrotarnos, y convertirla para gloria de Sí mismo. Tenemos una palabra que nos alienta constantemente en 1 Juan 4:4 que dice: "Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que esta en vosotros, que el que está en el mundo".

Debemos ayudar a los enfermos a creer que Dios hará lo imposible, sin mirar las circunstancias, aunque se demore la sanidad o no; lo prioritario es que mantengan firme su fe en que el Señor es y será siempre nuestro sanador.

6 - SANIDAD INTERIOR

Una vez que el creyente está reconciliado con Dios por medio de la salvación de su alma y limpiada por la sangre del sacrificio del Señor Jesucristo, está en posición de poder recibir el consuelo y la sanidad de Dios para todas las heridas y aflicciones del “yo” interior.  El Salmo 147:3 dice que el Señor sana a los quebrantados de corazón y pone vendas sobre las heridas, David clamó a Dios en el Salmo 109:22 diciendo: “Porque yo estoy afligido y necesitado, y mi corazón está herido dentro de mí”. En esta oración todos podemos identificarnos con el salmista clamando a Dios cuando reconocemos que hay una herida en el corazón. Casi todos en algún momento de la vida, podemos haber experimentado rechazos y ofensas que otros nos han hecho, haya sido con intención o sin ella.

A veces una experiencia dolorosa se hace muy difícil de sobrellevar, y a medida que pasan los años se va escondiendo en lo profundo del alma, de tal forma que la memoria queda bloqueada sobre el daño recibido. Porque se hace tan difícil de enfrentar, que se la suprime y aunque ya no hay conciencia de que la herida existe, ella permanece escondida produciendo daños exteriores, pues el subconsciente sigue trabajando. Quizás la persona lo exterioriza porque ante alguna dificultad, se pone siempre a la defensiva; o es temerosa de todo;  o es tan sensible a lo que le digan o a lo que ocurra a su alrededor, que se encierra en sí misma; o se irrita descontroladamente; o se enferma con mucha frecuencia. Leemos en Proverbios 15:4 que una lengua apacible es un árbol de vida, y que la perversidad de la lengua quebrantará el espíritu. ¿Cuántas veces hemos expresado palabras con ira, que causan dolor profundo al otro? O viceversa. La lengua apacible de quienes ministran sanidad debe hablar con palabras de verdad, de reconciliación y de consuelo para aquellos que hayan sido heridos profundamente. Dice Proverbios 18:14: “El ánimo del hombre soportará su enfermedad; mas ¿quien soportará el ánimo angustiado”? Las tensiones y las heridas interiores pueden entristecer tan profundamente el corazón de una persona que su espíritu se apaga (Proverbios 15:13), y entonces le hará falta aquella chispa y la motivación que hacen a la vida digna de vivirse.

Inclusive antes de nacer, desde el mismo vientre de su madre, una criatura puede experimentar falta de amor y de aceptación, específicamente si es un niño no deseado por los padres. O en el caso de que sus padres hayan intentado abortar la criatura.

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Tabla de Contenido:

CURSO BÍBLICO PARA EL CONSEJERO CRISTIANO

CAPITULO 1: EL CONSEJO DE DIOS

CAPITULO 2: LA RAIZ DE LOS PROBLEMAS

CAPITULO 3: LAS PRUEBAS y LAS DIFICULTADES

CAPITULO 4: PECADO y ESCALVITUD

CAPITULO 5: SALVACIÓN y RESTAURACIÓN

CAPITULO 6: EL MINISTERIO DEL ESPIRITU SANTO

CAPITULO 7: SANIDAD DIVINA

CAPITULO 8: LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD ESPIRITUAL

CAPITULO 9: LIBERACIÓN ESPIRITUAL

CAPITULO 10: EL MATRIMONIO

CAPITULO 11: EL HOGAR CRISTIANO

CAPITULO 12: LA FAMILIA CRISTIANA

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