Publicado en Cursos / Consejería / — Carlos / 2014-02-03 17:27:07 / 8324

CAPITULO 11: EL HOGAR CRISTIANO

(4: Continuación)

¿Qué ocurre cuando el marido cristiano no busca conformar su carácter al de Jesús? Ocurre que en lugar de ejercer la jefatura de la familia y del hogar, estará ejerciendo una “dictadura machista”. Esto ocurre cuando el creyente usa el concepto de cabeza para justificar actitudes y conductas autoritarias, y precisamente esta actitud es lo opuesto al amor divino. Debemos aclarar que un marido creyente y autoritario, no tendrá el respeto de su esposa e hijos, porque el respeto se gana siendo respetuoso con el otro, el marido que falta el respeto, dando gritos, o tratando de intimidar o imponer sus caprichos, o dando golpes, no será respetado en el corazón de los que sufren las agresiones. Si bien Dios da la posición de cabeza al marido, la autoridad solamente será ganada y ejercida sobre la base del respeto mutuo.

Ser cabeza no significa que será el dueño de hacer todas las decisiones en la familia, esto no es lo que dice la Biblia. Aunque el concepto de ser cabeza implica autoridad, esto no significa que la esposa esta anulada para hacer decisiones, ni que debe ser dejada de lado para ser consultada por el esposo a la hora de hacerlas.

¿Cómo un marido cristiano puede amar a su esposa tal como Cristo amó a la iglesia?

Tiene que ver con actitudes y conductas semejantes al carácter de Jesús. Él se mostró siempre generoso, humilde y sacrificado en su trato con todos, nunca trató de manifestar el poder que en sí mismo tenía, mostró y ejerció su autoridad por medio de su ejemplar carácter. Por tanto, el esposo cristiano no debe aferrarse a su posición de autoridad para usarla en sus manipulaciones en obtener lo que desea. Dice la Biblia: “No seáis ásperos con ellas” (Colosenses 3:19). Ni tampoco debe desalentar a sus hijos, Colosenses 3:21 dice: “Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten”. Todo lo que haga el esposo es para proteger a su esposa, y ayudar a su familia al crecimiento personal de cada uno. Si bien Dios ha dado una posición de autoridad al esposo, debe ejercerla como siervo de Dios, no debe enseñorearse con su esposa, usando su “yo” de varón como excusa para ser rudo y exigente. Finalmente el esposo debe tener una actitud de sacrificio ante su esposa, dejando de lado su propia y egoísta satisfacción. Dice Efesios 5: 28-30: “Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos”.

4 - ACTIVANDO LOS ROLES ENTRE LOS ESPOSOS

La estimación mutua y la correcta comprensión de los roles que Dios ha asignado a cada uno, son las condiciones primarias de la armonía conyugal. Estimar a su cónyuge es apreciarlo más que como una persona querida, es verle como alguien que ha sido colocado por el mismo Dios junto a nosotros para compartir nuestra vida en matrimonio. Pues el ser designado esposo o esposa por Dios es entrar a una posición de la más alta dignidad y confianza en su reino.

La estimación hacia el otro, es un elemento esencial del amor, pero si la estimación está ausente, el amor deja de ser amor, porque estará incompleto. La estimación mutua protege el matrimonio para que no caiga en los altibajos de la discordia y las disputas. El fundamento está sobre la base de que el cónyuge ha sido colocado por Dios. Entonces podemos decir que no es el amor de los cónyuges lo que sostiene el matrimonio, sino que la unión matrimonial sostiene la llama del amor. Sin dejar de reconocer que el amor es el ingrediente esencial del matrimonio para su existencia prolongada hasta el fin, porque el amor es el que le da al matrimonio un estatus de firme estabilidad, y lo hace crecer hasta la madurez. El matrimonio separa el amor de la tiranía de las emociones y los sentimientos inmaduros, porque el amor nunca se desarrolla sobre la base de los sentimientos, sino por medio de la mutua estimación.

La esposa cristiana debe considerar a su cónyuge en la alta posición que Dios le ha otorgado con el nombre de su “esposo” (se le dice a una persona esposa o esposo, porque está sujetada o unida a otra por medio de un lazo, desposado con el lazo matrimonial). Del mismo modo el hombre le da su protección a su mujer, a quien Dios honró con el nombre de su “esposa”. Es el respeto por la dignidad y honor que Dios coloca sobre los cónyuges lo que edifica la clase de amor que describe 1 Corintios 13.

El amor es sufrido - Mansamente soporta el mal trato del otro, suavizando todo lo que fuese violento e hiriente.

Es benigno - Trata siempre de ayudar, busca la manera de hacer feliz al otro, es sensible a las debilidades del otro.

El amor no tiene envidia - La fuente del amor en el matrimonio es Cristo, por eso no caben ni los celos, ni las envidias entre los cónyuges.

El amor no es jactancioso - No es presumido, ni arrogante en la relación.

No se envanece - Uno de los peligros en el matrimonio es cuando uno de los cónyuges se cree más espiritual que el otro, o trata de imponer su voluntad, o cree que la manera de hacer las cosas es siempre mejor que el otro.

No es indecoroso - Tiene buenos modales, continúa siendo tan cortés como cuando estaba de novio. Si el otro tiene algún defecto trata de cubrirlo, y nunca ventilarlo en público para no avergonzarlo.

No busca lo suyo - No insiste en sus propios derechos, ni se esfuerza en salirse con la suya. Después de una discusión busca hacer las paces sin importarle quien tuvo la razón.

No se irrita - No provoca, no se exaspera, no se enciende en ira ante una adversidad.

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Tabla de Contenido:

CURSO BÍBLICO PARA EL CONSEJERO CRISTIANO

CAPITULO 1: EL CONSEJO DE DIOS

CAPITULO 2: LA RAIZ DE LOS PROBLEMAS

CAPITULO 3: LAS PRUEBAS y LAS DIFICULTADES

CAPITULO 4: PECADO y ESCALVITUD

CAPITULO 5: SALVACIÓN y RESTAURACIÓN

CAPITULO 6: EL MINISTERIO DEL ESPIRITU SANTO

CAPITULO 7: SANIDAD DIVINA

CAPITULO 8: LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD ESPIRITUAL

CAPITULO 9: LIBERACIÓN ESPIRITUAL

CAPITULO 10: EL MATRIMONIO

CAPITULO 11: EL HOGAR CRISTIANO

CAPITULO 12: LA FAMILIA CRISTIANA

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